Ejemplos con yaces

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

—Contenta estarás, oh enemiga mortal de mi descanso, en tener con tanto sosiego delante de tus ojos la causa que hará que los mios vivan en perpetuo y doloroso llanto: llégate, llégate, cruel, un poco mas, y enrede tu yedra a ese inútil tronco que te busca: peina o ensortija aquesos cabellos de ese tu nuevo Ganimédes, que tibiamente te solicita: acaba ya de entregarte a los banderizos años dese mozo en quien contemplas, porque perdiendo yo la esperanza de alcanzarte, acabe con ella la vida que aborrezco: ¿piensas por ventura, soberbia y mal considerada doncella, que contigo sola se han de romper y faltar las leyes y fueros que en semejantes casos en el mundo se usan? ¿Piensas, quiero decir, que ese mozo altivo por su riqueza, arrogante por su gallardía, inesperto por su edad poca, confiado por su linaje, ha de querer, ni poder, ni saber guardar firmeza en sus amores, ni estimar lo inestimable, ni conocer lo que conocen los maduros y esperimentados años? No lo pienses, si lo piensas, porque no tiene otra cosa buena el mundo, sino hacer sus acciones siempre de una misma manera, porque no se engañe nadie sino por su propia ignorancia: en los pocos años está la inconstancia mucha, en los ricos la soberbia, la vanidad en los arrogantes, y en los hermosos el desden, y en los que todo esto tienen la necedad, que es madre de todo mal suceso: y tú, o mozo, que tan a salvo piensas llevar el premio mas debido a mis buenos deseos que a los ociosos tuyos, ¿por qué no te levantas dese estrado de flores donde yaces, y vienes a sacarme el alma que tanto la tuya aborrece? y no porque me ofendas en lo que haces, sino porque no sabes estimar el bien que la ventura te concede: y vese claro que le tienes en poco, en que no quieres moverte a defenderle por no ponerte a riesgo de descomponer la afeitada compostura de tu galan vestido: si esa tu reposada condicion tuviera Aquíles, bien seguro estuviera Ulíses de no salir con su empresa, aunque mas le mostrara resplandecientes armas y acerados alfanjes: véte, véte, y recréate entre las doncellas de tu madre, y allí ten cuidado de tus cabellos y de tus manos, mas dispuestas a devanar blando sirgo, que a empuñar la dura espada.
¡Y tú también, Martín! tú el hijo mimado de la dicha, el protagonista de las fiestas, el ensueño de las hermosas, ¡cuán solo y olvidado yaces! En tu sepulcro no hay otras flores que las que mi mano ha aglomerado durante un año, y que ahora cambio con este ramillete, cuyo aliento llevará a tu hondo sueño los perfumes de la vida.
Escucha, señor de Alanza, añadió interrumpiéndose, ¿no percibes el ruido de las armaduras y el grito de mil combatientes? ¿Y no te indica ese tumulto el desesperado asalto que están dando en el alcázar? ¡La pujanza de los ricos homes de Alcalá, aquella pujanza cimentada a fuerza de tropelías y de crímenes, está próxima a desplomarse bajo el peso de los enemigos que más despreciaron en vida! ¡Los aragoneses, don Rodrigo, los aragoneses pugnan para derribar los muros! ¿Y tú, orgulloso barón, yaces en ociosas tablas mientras do quiera retumba el estruendo del combate?.
! ¡Sal del féretro en que yaces!.
Que yaces pensativo del mar junto a la orilla.

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