Ejemplos con hornos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No hay árboles que puedan servir para madera: solamente se halla en las quebradas alguna leña menuda para hornos y para guisar la comida.
El velero busca mar amplia y viento favorable para doblar el cabo de Hornos, punta avanzada del mundo, lugar de tempestades interminables y gigantescas.
El había doblado el cabo de Hornos en pleno invierno, después de una lucha contra los elementos que duró dos meses.
Las casas en llamas serán hornos mejores para vuestra hambre que hornos de pan.
Abajo, en las oficinas, estaban los hombres de la administración, con la pluma tras la oreja, llevando las complicadas cuentas de las entradas de mineral y de hulla, del acero elaborado, que se esparcía por toda España en forma de rieles, lingotes y máquinas, y de los jornales de un ejército de obreros ennegrecidos y tostados junto a los hornos.
Por este cuadriculado del suelo corría el hierro líquido al salir de los hornos, tomando la forma de lingotes.
Era pupilo de una vieja cuyo marido había muerto trabajando en los altos hornos, y su hospedaje servía para mantener a la viuda.
El obrero volvió a ocupar su sitio y toda la gente de los altos hornos agradeció al ingeniero esta victoria.
Mientras don Fernando estuviese al lado del millonario, no había que temer que entrase en los altos hornos el espíritu de purificación santurrona que reinaba en otras fábricas.
Cuando Sánchez Morueta le tomó bajo su protección acababa de fundar los altos hornos.
Sanabre entró en el despacho de los ingenieros como un simple agregado, trabajando a las órdenes de un inglés, que había construido los hornos y era un excelente director, hasta media tarde, pues pasada esta hora, el , bebido en abundancia durante el día, le impulsaba a las mayores extravagancias.
Muchacho, ¿te atreverías tú con todo eso? ¡Vaya si se atrevió! El millonario reconocía que desde que Sanabre estaba al frente de los altos hornos marchaba la explotación con más regularidad, siendo menos frecuentes los conflictos entre la administración y el ejército obrero.
¿De veras que no había visto nunca los altos hornos? Pues aquella tarde era de las mejores: había cuela de mineral.
Después venían los hornos para hacer el cok, que extraían del carbón, el alquitrán y el amoníaco.
Y señalaba los altos hornos, las robustas torres gemelas, unidas por el ascensor que subía hasta sus bocas las cargas de mineral y de combustible.
Un calor de volcán envolvió a los dos hombres al aproximarse a los altos hornos.
El despacho de los ingenieros en los altos hornos de Sánchez Morueta, ocupaba el segundo piso de un edificio de moderna construcción, con las paredes exteriores ennegrecidas por el humo de las chimeneas que se alzaban entre aquél y la ría.
Y se fijaba en su sobrina, la cual, a pesar de las insinuaciones de la madre, mostraba más inclinación por Sanabre, el ingeniero de los altos hornos, que por aquel pariente cuya petulancia y descaro parecían intimidarla.
Los convidados eran todos de la casa, empleados como el capitán Iriondo, el secretario Goicochea y Fernando Sanabre, el ingeniero director de los altos hornos, o parientes de la familia como el doctor Aresti y Fermín Urquiola.
En la ribera de enfrente, los altos hornos de Sánchez Morueta elevaban sus torreones de fundición, sus numerosas chimeneas coronadas por las nubes de humo multicolor.
Su primo había realizado todos sus deseos: una flota en el mar, altos hornos de fundición junto a la ría, casi todo el mineral de Vizcaya monopolizado por él, y el dinero acudiendo a sus manos, embriagándolo con la borrachera de la fortuna.
¿Qué sería de los altos hornos, de tanta fábrica y tanta vía férrea? Por esto hemos abandonado, quien más quien menos, nuestra antigua bandera.
Sobre la chimenea se alineaban en escala de tamaños, fragmentos pulidos de rieles y piezas de fundición, muestras flamantes del acero fabricado en los altos hornos de la casa.
Su debilidad eres tú tú y Fernandito, ese ingenierete tan simpático que tiene en los altos hornos.
El tren dejó atrás los torreones gemelos de los altos hornos de fundición los castillos feudales de Sánchez Morueta según decía el doctor, que pregonaban la gloria industrial de su poderoso primo,y después de atravesar un túnel, avanzó por la ribera cruzando los descargaderos de mineral.
Y de él también, los altos hornos que ardían día y noche junto al Nervión, fabricando el acero, y gran parte de los vapores atracados a los muelles de la ría cargando mineral o descargando hulla, y muchos más que paseaban la bandera de la matrícula de Bilbao por todos los mares, y la mayor parte de los nuevos palacios del ensanche y un sinnúmero de fábricas de explosivos, de alambres, de hojadelata, que funcionaban en apartados rincones de Vizcaya.
El espacio está poblado de hornos que arden millones, trillones y cuatrillones de siglos, esparciendo luz y calor.
Después, don Alfonso VII nos da ocho pueblos al otro lado del Guadalquivir, varios hornos, dos castillos, las salinas de Belinchón y el diezmo de toda la moneda que se labrase en Toledo, para el vestuario de los prebendados.
Mudé propósito, fuime con él, servíle en las jornadas que hizo, halléme en la muerte de los condes de Eguemón y de Hornos, alcancé a ser alférez de un famoso capitán de Guadalajara, llamado Diego de Urbina, y, a cabo de algún tiempo que llegué a Flandes, se tuvo nuevas de la liga que la Santidad del Papa Pío Quinto, de felice recordación, había hecho con Venecia y con España, contra el enemigo común, que es el Turco, el cual, en aquel mesmo tiempo, había ganado con su armada la famosa isla de Chipre, que estaba debajo del dominio del veneciano: y pérdida lamentable y desdichada.

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