Ejemplos con verdosas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las flores son pequeñas, blancas, rosas o verdosas y nacen en grandes panículas.
Tronco recto, hojas anchas y verdosas, y flores grandes en forma de trompeta con cinco o más pétalos.
Flores amarillo verdosas, de aparición anterior a las hojas, dispuestas en racismos primero erectos y luego colgantes.
Flores son verdosas o blanquecinas y brotan en las axilas de las hojas sin pedúnculos y agrupadas de cinco en cinco formando glomérulos.
En general son elípticos y brillantes de color blanco grisáceo, con puntos y manchitas pardas o amarillentas e incluso verdosas o plomizas.
Presenta color verde oliva y franjas transversales verdosas oscuras, brácteas péndulas, anaranjadas, flores rojas y amarillas, frutos bayas azules o blancas.
Su color de fondo tiene tonalidades doradas verdosas, con dorso del cuerpo y cabeza con motas oscuras y flancos con manchas alargadas en sentido transversal.
Hojas verdosas en el haz, y más claras en el envéz, donde las nervadurs están poco definidos.
Posee hojas redondas, verdosas brillante, unidas a peciolos verticales.
Flores muy pequeñas, verdosas en glomérulos reunidos en el ápice.
Hojas compuestas, bipinnadas, caducifolias, alternas, verdosas oscuras, grandes.
Las flores son verdosas o blanquecinas y brotan en las axilas de las hojas sin pedúnculos y agrupadas de cinco en cinco formando glomérulos.
La cabeza y la nuca son amarillo verdosas, que pueden parecer más amarillas en contraste con follaje verde.
De inflorescencias en ramas de varias flores amarillo verdosas a marrones con labio blanco a crema con centro color violeta.
Sobre los racimos están las primeras flores blancas pequeñas, y más tarde las semillas verdosas.
Comúnmente vendida como planta de interior, Tradescantia zebrina tiene atractivas hojas purpúreas verdosas, las más nuevas y superiores púrpuras, y las más viejas e inferiores verdes, y dos tiras plateadas, y las hojas más viejas mostrando un uniforme magenta profundo.
Las especies tienen tallos espinosos, grandes hojas palmeadas lobuladas con flores blancas o verdosas produciéndose en panículas terminales.
Las flores son pequeñas y verdosas, el fruto es una sámara con una semilla.
Eran cabezas morenas o verdosas con grandes ojos de dramática expresión, vírgenes cobrizas con el pelo brillante y aceitoso partido por una raya que iba ensanchando cada vez más la rudeza del peine.
Las gentes de la costa hablaban de un transporte que había sido torpedeado viniendo de Argel Y revueltos con los hombres se iban encontrando cadáveres de mujeres desfiguradas por la hinchazón, hasta el punto de que sólo por algunos detalles era posible adivinar su edad: madres que tenían arqueados sus brazos como si guardasen con un último esfuerzo el hijo desaparecido, muchachas cuyo pudor virginal había sido violado por el mar, mostrando sus piernas desnudas, tumefactas, verdosas, con profundos mordiscos de peces carniceros.
Compró Lucía de cuanto pudo hallar en el puesto, hasta un rosario de esas cuentas verdosas y turbias como un agua amarga, que no sin gran verdad analógica se llaman lágrimas de Job.
Hojas había muy diferentes entre sí: unas, obscuras, en descomposición, vueltas ya casi mantillo: otras secas, quebradizas, encogidas, otras amarillas, o aun algo verdosas, húmedas todavía, con los jugos del tronco que las sustentara.
Los dos muchachos, resbalando en las cornisas verdosas por las lluvias, seguían los bordes superiores del edificio.
Junto a la rampa de bajada estaban los animales de desecho: asnos sin orejas, de pelo sucio y asquerosas pústulas, caballos tristes, cuyo pellejo parecía agujerearse con lo anguloso de la descarnada osamenta, mulas cegatas, con cuello de cigüeña, toda la miseria del mercado, los náufragos del trabajo, que, con el cuero rayado a palos, el estómago contraído y las excoriaciones inflamadas por las moscas verdosas y panzudas, esperaban la llegada del contratista de las corridas de toros o del mendigo, que aún sabrían utilizarlos.
Cantaban las ranas con una monotonía desesperante, reflejábanse las temblorosas estrellas en el fondo de las charcas, en el inmediato estanque conmovíanse con estremecimientos voluptuosos las plantas verdosas que extendían sus palmitos a flor de agua, y a lo lejos, como un eco, sonaban los ladridos de los perros del arrabal.
Sobre la mesa aparecían las doradas naranjas de terso cutis, el de Alberique, con miga porosa, la corteza obscura y barnizada y el vértice nevado, y las bandejas de dulce seco, confitería indígena, sólida y empalagosa: peras verdosas con la dureza del azúcar petrificado, limoncillos de las monjas de Sagunto, trozos de melón, yemas envueltas en rizados moñetes de papel, todo destilando azúcar y atrayendo a los insectos que revoloteaban en torno de la luz.
Es decir, sí veía esas luces que enciende en nuestro cerebro la alteración de la sangre, esas estrellitas violadas, verdosas, carmesíes, color de azufre, que vibran sin alumbrar, que percibimos confundidas con el zumbar de los oídos y el ruido de péndulo gigante de las arterias, próximas a romperse.
Ahogábanle las altas tapias verdosas, los soportales angostos, los edificios de lóbrego zaguán y escalera sombría, que le parecían calabozos y mazmorras.
El borde de piedra del estanque estaba semiderruido, y las gruesas bolas de granito que lo guarnecían andaban rodando por la hierba, verdosas de musgo, esparcidas aquí y acullá como gigantescos proyectiles en algún desierto campo de batalla.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba