Ejemplos con podridos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En general contienen azufre, flúor, hierro, bromo, boro, yodo, cromo, cobre, nitrógeno, sodio, fósforo, arsénico y silicio carbónico, según su composición en minerales encuentran en la categoría de aguas sulfuradas ya que en su composición predomina el azufre, lo que le da un olor a huevos podridos.
Jeff consigue salvar al juez de morir ahogado en los despojos de los cerdos podridos de la picadora.
Habitan lugares húmedos, como el interior del suelo, la hojarasca, humus, musgo, bajo piedras, troncos podridos, cuevas, etc.
También pueden cavarlos en troncos podridos o usar cavidades naturales en la piedra.
Algunas de las naves tenían los mástiles sueltos, las velas y cabos podridos y las quillas agujereadas, la carga venía mal estibada, la flota no tenía cartas de navegación adecuadas ni inteligencia de los puertos españoles, las provisiones eran escasas y tuvieron que ser racionadas pocos días después de zarpar.
Las bacterias del hierro no producen sulfuro de hidrógeno, el olor a huevos podridos pero crean un ambiente donde las bacterias del azufre pueden producirlo.
Las especies del género Cycnoches usualmente se encuentran desde Mexico, a través de América Central hacia el sur de Panamá donde crecen en bosques húmedos y en troncos caídos podridos.
Nueve meses después de su muerte abrieron el ataúd y comprobaron que el cuerpo estaba entero y los vestidos podridos.
En todo el mundo, las cosas consideradas más asquerosas son los cadáveres, las heridas abiertas, los deshechos corporales como las heces, la orina o el pus, el olor de los alimentos podridos y determinados animales como gusanos, rata o formas en desarrollo como las larvas.
El Alejandro, uno de los navíos podridos adquiridos a Rusia, se vio forzado a regresar a Cádiz, por estar podrido su casco y embarcando mucha agua, cuando se encontraba a la altura del Ecuador.
El Padre Cardiel, y los que fueron por tierra, subieron a una alta sierra, en cuya cumbre encontraron un monton de piedras, que desenvueltas, hallaron huesos de hombre allí enterrados, ya casi del todo podridos, y pedazos de ollas enterradas con el cuerpo.
¡Él vio sin duda en aquella noche radiosa, en aquella noche memorable, al terminar su oración, a su pobre patria llorosa, entre convites y villanías, de barragana y flor marchita por el mundo, y vio también, alucinado por el estruendo de los aplausos y los vítores, a caballo el ejército de la Libertad, echándose sobre los palacios podridos donde se cobijaban las almas de coleta y sotana, símbolos de la secular dominación de España.
¡Qué fácilmente los podías pescar, gitana, con el anzuelo de esa carita! Pues digo, si le caes en gracia a uno de aquellos morazos podridos de dinero, que se pirran por las españolas, ¡ay morena!, te cubres el riñón para toda la vida.
Y no fue su gobierno de cinco meses totalmente estéril, pues entre el miserable trajín de dar y quitar empleos, de favorecer a los cacicones, de perseguir al partido contrario y de mover, sólo por hacer ruido, los podridos telares de la Administración, fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida: la Guardia Civil.
Hallóse en tiempos tapizada de arriba abajo con ricos paños de damasco encarnado, que caían entonces en sucios guiñapos a lo largo de las paredes, llenas de manchas y desconchones, como el rostro de un virolento, a trechos, veíanse encerrados en ricos marcos, ya podridos, amarillentos pergaminos en que constaban las innumerables gracias y privilegios concedidos por los sumos pontífices a los fundadores de la capilla.
Pedro, y vio que se desmoronaba el edificio lógico fabricado con podridos materiales por D.
El corral, cercado antes con podridos cañizos, tenía ahora paredes de estacas y barro, pintadas de blanco, sobre cuyos bordes correteaban las rubias gallinas y se inflamaba el gallo, irguiendo su cabeza purpúrea.
Luego resultaba que la tal era de muros despedazados, de aleros podridos y de bastiones que se caían piedra a piedra.
¿Pues qué cree usted, que a mí me costaría trabajo cuidar enfermos y dármelas de muy católica? Pues si a mano viene me pondré el mejor día a cuidar y limpiar y revolver los enfermos más podridos, y me vestiré una saya, y recogeré niños que no tengan padres, que de eso y de mucho más soy yo capaz ¡Vaya con la ! Ea no venga acá vendiendo mérito ¡Y ángel me soy! Pues para que lo sepa, también yo, si me da la gana de ser ángel, lo seré, y más que usted, mucho más.
A todas éstas la metrópolis no tenía marina de guerra digna de este nombre, se reducía a unos pocos buques de vela viejos, pesados y casi podridos.
Para mí sola nació don Quijote, y yo para él, él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio, a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva, que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos.
En esto, alzó los ojos y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzón alzar no sé qué bulto que estaba caído en el suelo, por lo cual se dio priesa a llegar a ayudarle si fuese menester, y cuando llegó fue a tiempo que alzaba con la punta del lanzón un cojín y una maleta asida a él, medio podridos, o podridos del todo, y deshechos, mas, pesaba tanto, que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos, y mandóle su amo que viese lo que en la maleta venía.
El balcón caía sobre un huerto del mismo ancho que aquella fachada de la casa, y muy poco más de largo, con sus correspondientes inclinaciones hacia ella y hacia el río, una docena de frutales en esqueleto, un cuadro de repollos medio podridos, algunas matas de ruda, de mejorana y de romero, un rosal vicioso y en barbecho lo demás, un muro viejo para cercarlo todo, y por encima del muro, surgiendo las moles de un negro anfiteatro de fragosos montes, que allá se andaban en altura con el peñón de la derecha, que formaba parte de él.
Alma pequeña, su carácter estaba envenenado con la ponzoña de la acritud, y ya ningún acontecimiento en su vida, por venturoso que fuese, conseguiría que se refrescasen en las fuentes del bien sus marchitos y podridos sentimientos.
»Si así no lo hicieres, ¡maldito seas, con la maldición de Alah y con la mía! ¡Y pártate un rayo! ¡Y quiera Dios que cada una de mis monedas se vuelva en tus manos un escorpión, y cada perla un alacrán! ¡Y que mueran de lepra tus hijos, con los dedos podridos y deshechos, para que no tengan ni tan siquiera el placer de rascarse! ¡Y que todas las mujeres que ames y engordes se diviertan y refocilen con tus esclavos! ¡Y que tu hija la mayor se escape de tu casa con un judío! ¡Y que a ti te metan un palo por mala parte, y te saquen así a la vergüenza, teniéndote en alto hasta que, con el peso de tu cuerpo, el palo salga por encima de la coronilla y quedes patiabierto en el suelo, como indecente rana atravesada por un asador!.
Suicidios, tisis, quiebras, fugas, enterramientos en vida, pasaban como por una rueda de tormento por aquellos dientes podridos y separados, que tocaban a muerto con una indiferencia sacristanesca que daba espanto.
-¿Quién eres tú, que pretendes crédito entre los podridos?.
- Tan despreciables son para mí muertos como vivos, en el sepulcro como en el mundo, podridos como triunfantes, llenos de gusanos como rodeados de aduladores.
acartonados como momias, podridos los otros por la humedad yacían.

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