Ejemplos con pie

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal.
¡Qué barbaridad! Pues, ¿qué? ¿No se usan todavía en nuestra península almadreñas, zuecos, abarcas y las asquerosas alpargatas? ¡Qué poco dice esto en pro de la cultura de los españoles, y cuánto de su salvajismo! Para mí la alpargata es un insulto a la divinidad, una blasfemia, porque es negar y desconocer la obra más perfecta de Dios, o sea el pie humano.
El guante y el calzado, la mano y el pie.
Y me las puse, para ensayar si se adaptaban al pie.
Todos aquellos pueblos, dotados de una gran sabiduría infusa y revelada, que poco a poco se fué olvidando y desvaneciendo, rendían culto al pie y se excedían en fabricar con apropiado decoro el tabernáculo del pie, o sea el calzado.
Los antiguos, como más próximos al origen de la creación, distinguían con mayor acierto la jerarquía, utilidad y belleza de los miembros, a todos los miembros anteponían en dignidad el pie, después de éste seguía la cabeza, luego, algo que no quiero nombrar, en cuarto grado, la mano siniestra, la del escudo, en quinto, la diestra que empuña el arma, y así sucesivamente.
Si el pie fuera menos humano y noble que la mano, los hombres tendrían cuatro manos y los monos tendrían cuatro pies, y no que tienen cuatro manos.
Belarmino, con el tecnicismo de su inventiva, había dicho, traducido al pie de la letra: Fuera de la zapatería, e inscripto en el círculo de mi ortodoxia, que así puede llamarse círculo como cuadrado, puesto que la ortodoxia es la conciliación de los contrarios, soy fanático, y aún más, incendiario violento, pero fuera de mi centro propio y dentro de la zapatería, soy indiferente.
¿Y quién aquí, salvo contadas excepciones, sabe apreciar el calzado como una obra de arte? ¿Quién aquí concede al calzado la enorme importancia que tiene? Se imaginan que el calzado sólo sirve para cubrir el pie, resguardarlo de la humedad, por temor a los reumas, y evitar que se lastime sobre el mal piso, todo lo que piden al calzado es que no críe callo.
Te hundirás, sin que te sirvan de nada tu pie ario y tu pie semita.
Entonces, Pedro Barquín, colono de la duquesa, hombre tosco y de aspecto soez, se colocó detrás del viejo magistrado, e introduciéndole el pie por la entrepierna, lo levantó en vilo y lo lanzó a regular distancia.
Sobre la urna se leía: Osteología del pie.
Al fondo, en una urna, guardábase el esqueleto auténtico de un pie humano.
El voto de pobreza nos obliga a vestir y calzar sin artificioy adelantando el pie sacó del faldamento un zapato por el estilo de los del dómine Cabra, una tumba de filisteo.
Un pie juanetudo denota un espíritu grosero.
Uno figuraba un pie desnudo, de alto puente y empeine corvo, con su inscripción: Pie ario, noble.
El otro, un pie asentado todo a lo largo, la planta sobre la tierra, con su inscripción: Pie planípedo, plantígrado o semítico, plebeyo.
Por no ver mujeres con almadreñas preferiría vivir entre chinos, porque al menos los chinos conceden al pie de las mujeres más importancia que a ninguna otra parte del cuerpo.
Le decía a usted, don AnselmoApolonio respondió sin mostrarse herido por la ausencia mental y material de su amigo, que los chinos conceden al pie la importancia debida.

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