Ejemplos con mandara

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin embargo, después de que este personaje mandara a los niños a ver una película, le confiesa al padre que cortó los frenos del auto de su esposa y se lo lleva para dar rienda suelta a sus bajos instintos.
También recomendó que ella mandara una copia de su libro al Padre Fleetwood al Consejo de la Cultura.
Los escuchaba componer y divagar muerto de sueño sin querer irse a la cama y sin que nadie lo mandara acostar.
William Gull, las mandara finiquitar de la tan espantosa manera que daría orígen a la macabra leyenda de Jack el Destripador.
Cuando empezó la Guerra de la Última Alianza, el rey Gil-Galad ordenó que todos los ejércitos élficos se dirigieran a Mordor para luchar y Oropher obedeció a regañadientes ya que no soportaba que otro rey mandara en su pueblo.
Recibió un aviso de que se tramaba una revolución en el sur de la provincia, pero ordenó al juez de paz de Dolores que le mandara presos a los conspiradores más destacados, la idea era saber más, pero el juez de paz adujo no saber de ningún conspirador.
Recalde rompió dos o tres platos, dió puñetazos en la mesa, pero no consiguió que se cenara a las siete, y cuando la Cashilda le convenció de que allí se hacía únicamente su voluntad, y que no había ningún capitán ni piloto que le mandara a ella, para remachar el clavo acabó diciendo a su marido:.
Antes que O'Donnell se lo mandara, Prim, al frente del y de , corrió a desalojar el valle de aquellos inquilinos molestos que aún no querían marcharse.
Ayudó a su hija en la aplicación de sinapismos, y viendo que a las quemaduras de la mostaza no respondía ni con vibraciones de dolor aquel madero que había sido cuerpo humano, propuso que, conforme al dicho del médico, se mandara al diablo la Medicina y se llamase a la Religión.
En aquella escuela de acento y de prosodia siguió el niño atando cabos, y un día, después de una larga conversación con don Joselito, en que el maldito enano tanteó todo lo que podía esperar su codicia de aquel ánimo generoso si conseguía iniciarle de una vez y guiarle más tarde por los laberintos del vicio, el niño ató el último cabo Desde entonces varió de carácter, había visto más de lo que esperaba ver, y una gran vergüenza clara ya y distinta, y un odio feroz, implacable y reconcentrado, nacieron a la vez en su corazón, impidiéndole aquella levantar los ojos delante del último lacayo, haciéndole este afilar en silencio el puñal de su rencor, para cuando él fuera hombre, para cuando él mandara en su casa.
Dicen todos los villaverdinos que el piadoso clérigo señaló una fuerte suma para que su albacea mandara decir mil misas.
Ahora me ha confesado don Crisanto que en el último ataque vio a tu madrina muy mala, tan mala que poco faltó para que la mandara disponer.
Vino doña Lupe muy temprano, y enterada que Maxi estaba bien, empezó a dar órdenes y más órdenes, y a incomodarse porque ciertas cosas no se habían hecho como ella mandara.
El silencio que en las tres piezas reinaba sólo se interrumpía con tal cual palabra estropajosa pronunciada por Maxi, y con el paso gatuno de la sirviente que atravesaba la sala para ir a recibir órdenes de la única persona que aquella noche mandara en la casa.
Lorenzo y al poco rato volvió con Muriel, que se inclinó con respeto ante el conde y permaneció en pie, esperando que se le mandara sentarse.
El fanático realista hubiera visto con terror, pero no con asombro, que el Deseado le mandara colgar de una almena o le hiciera apoyar la cabeza sobre el tajo feudal para recibir el hachazo del verdugo.
Y si acaso Dios permitiera que tu Rey te mandara alguna cosa contraria a la justicia, hazla, que Dios le castigará a él y te premiará a ti en la otra vida.
¡Qué había de defenderme! Al contrario, me pareció que se puso en contra mía y que atizó a Señorita para que me mandara al ingenio, sin hacer ninguna averiguación.
A las palabras del cadí obedecieron luego, y aun si otra cosa más dificultosa les mandara, hicieran lo mismo: tanto es el respecto que tienen a sus canas los de aquella dañada secta.
Fatigóse en vano Sancho, porque su amo iba tan puesto en llegar a los ensabanados y en librar a la señora enlutada, que no oyó palabra, y, aunque la oyera, no volviera, si el rey se lo mandara.

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