Ejemplos con libidinoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tan obsdesionada está con el libidinoso Ataru, que además se enroló en el instituto de Tomobiki como una alumna más en el mismo salon que Ataru, con tal de impedir su soltería.
Como la notoriedad de Sarmiento ya era conocida, éste se las ingeniará para acceder al círculo íntimo del libidinoso virrey.
Recientemente nuevas propuestas de clasificación de los trastornos mentales relacionados con la sexualidad, como las parafilias, asignan al vampirismo una categoria particular, deslindando este trastorno o diferenciándolo de otras filias como la necrofilia o el sadismo, para explicar o describir mejor la conducta de ciertos criminales caracterizados por sus actos motivados por el placer libidinoso derivado de la vista, contacto o bebida de sangre de sus víctimas.
Rasputin era en si una persona extraordinaria, con un grado de acertividad muy notable en sus predicciones, una mezcla de santurrón y amistad muy convicente pero, en contrapartida, un ser con un alter ego muy libidinoso rayano en lo maníaco que buscaba el placer sexual entre las consortes del palacio.
El acto de comerse a su hijo se ha visto, desde el punto de vista del psicoanálisis, como una figuración de la impotencia sexual, sobre todo si lo ponemos en relación con otro de los frescos que decoraban la estancia, Judit matando a Holofernes, tema pictórico en el que la bella joven judía Judit invita a un banquete libidinoso al viejo rey asirio Holofernes, entonces en guerra contra Israel y, tras unirse sexualmente a él, lo decapita.
Una vez en la calle, empezó por poner, efectivamente, en lugar seguro los dos líos, depositándolos en casa de un mercader de especias conocido suyo, y volvió a casa del tintorero libidinoso, que la esperaba con impaciencia, y hubo de preguntarle en cuanto la divisó: ¿Que hay, tía mía? ¡Inschalah creo que te habrá convenido mi casa! Ella contestó: ¡Tu casa es una casa bendita! Estoy satisfecha hasta el límite de la satisfacción.
Con la ayuda y protección del Protector, llegó sin incidentes a su casa y entró a ver a su hija Zeinab, que estaba en ascuas esperándola, y que le dijo: ¡Contigo estuvo mi corazón, oh madre mía! ¿Cuántos chascos has dado? Dalila contestó: ¡En este primer día he jugado cuatro malas pasadas a cuatro personas: un mercader joven, la esposa de un capitán terrible, un tintorero libidinoso y un arriero! ¡Y te traigo todas sus ropas y efectos en el asno del arriero!.
¡Pobre madre! Yo compartía anoche su pena mientras papá, que en las situaciones más criticas tiene debilidades indisculpables, visitaba a solas, sin más compañía que una luz y su concupiscencia, el sótano en que está lo reservado de la colección pompeyana, ese museo de arte libidinoso, donde no entran más que los hombres con un permiso especial del marqués de Fúcar.
Muy a menudo me asaltaban, sin saber por qué, el recuerdo de mi padre y el de la linda costurera de la calle del Olmo, y hasta observé que coincidían estos asaltos con los instantes en que más infernal y libidinoso me parecía el cuadro, y notaba en mí, al propio tiempo, un instintivo e inconsciente empeño de ahuyentar aquellas consoladoras, pero severas imágenes de la honradez y del pudor, como se oculta, por un movimiento maquinal, la cadena del reloj en cuanto se oye gritar ¡ladrones! Pero lo cierto es que aunque me sucedían estas cosas y me pasé la noche sin tomar parte más que con la vista en el jolgorio, no me parecieron largas las horas.
Una maga de larga túnica de percal negro, estrellada de papel dorado, y puntiagudo capirote, bailaba, ciñéndose a un chulo peinado con persianas, una mora de mancebía, dejábase languidecer en brazos de un innoble tipo de rubicundo rostro, cabellos teñidos, ladeado hongo, roja corbata y grueso diamante en el anular, hibridación de tahur y tratante en caballos, más allá, un viejo flaco, zancudo, calvo, de libidinoso mirar y babosa sonrisa, oprimía contra su pecho, como esos vampiros de los cuentos de Hoffman, enorme bebé de astroso atavío de alquiler, juvenil chicuelo, indudablemente escapado de su casa, adheríase a enorme mujerona que movía con lujurioso ritmo sus macizas ancas de vaca, Colombina prostituida mirábase en los ojos de un ordenanza de Ministerio, y un estudiante, abrazado a una prójima, pasaba lento, mordiendo sus cabellos pintados, viejos verdes, colegiales, toreros de invierno, obrerillos endomingados, horteras, vividores de profesión, matones, chulapones de mancebía, pasaban, llevando entre los brazos noches nevadas, floristas, chulas, couplelistas, reinas de zarzuela, sacerdotisas egipcias, arlequines y locuras, pasaban y repasaban en hórrida zarabanda, poseídos de la gravedad de sus actos, mientras una Doña Inés neurótica escapaba de los brazos de un chauffeur.
Ocollo inconsolable lloraba a su adorado Inca, sus virtudes y su pura castidad la merecieron el respeto y la admiración de Huascar, de Vericochas y del senado, y en los actos religiosos era la primera que juraba ante las aras del Sol, morir por la religión y la libertad de su patria, y al recordar el libidinoso amor que Pizarro la declaró en los angustiados momentos, se conturbaba su corazón y se horrorizaba su alma.
La mujer desnuda es una mujer despojada de su decencia, tiene un carácter libidinoso, pues se le ha desvestido para el acto.
-¡Mire usted que decir así, brutalmente, sin rodeos ni atenciones de ningún género, que Julián negociaba con la honra de Susana, que ésta, en perspectiva de una posición monetaria que le permitiese sacar los pies del barro, se entregaba a don Anselmo como una cualquiera, y que don Anselmo, echando a un lado todo escrúpulo, por satisfacer un capricho libidinoso, sacrificaba a Julián la encantadora existencia de su hija!.
Y todos los amigos y amigas aplaudieron excitados por un pensamiento semejante, aunque callado, cual si hubieran realizado un gran descubrimiento, pero que se iba reflejando en el recién libidinoso brillo de sus ojos.
El impetuoso Aquiles con sus terribles desenfrenos sexuales, la Elena adulterina, Paris, el libidinoso de siempre, personifican claramente a los habitantes de la Zona Tenebrosa de Mercurio.

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