Ejemplos con joyel

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Forma parte de la comarca de Trasmiera y por Voto transcurren las rías de Limpias y Rada, incluidas dentro de la Parque natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
La capilla que diseñó Ventura Rodríguez como joyel que realzara la imagen de la Virgen, supuso una de las obras maestras de la arquitectura barroca española.
En esta orientación se sitúan el puerto pesquero y la nueva sección de puerto deportivo y las Marismas de Santoña que junto con las de Victoria y Joyel constituyen la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
María Dolores Posadas Olayo Poetisa y oradora, autora del libro de poesías Joyel de Estrellas.
Y tú, hermana míaprosiguió, tomando en sus manos el joyel con el retrato y mirándolo con el rostro descompuesto por la piedad y la amargura, ¿dónde estás, en qué oscura mazmorra te encerré, a ciegas, que no doy con la entrada, aunque sangran mis pies de tanto caminar y mis manos de tanto tropezar a tientas?.
¡Qué príncipe persa! Una blanca en la cabeza sujeta con un joyel, el pecho desnudo, una túnica negra con pavos de oro.
Al trote largo atravesaron las calles de Azpeitia sin hacer caso de los bandos del alcalde y las multas impuestas, y con riesgo de atropellar a cada paso a los pobres alpargateros que trabajaban en los umbrales de las tiendas y a los chiquillos que por todas partes pululaban, entraron al fin en el trozo de carretera que lleva en línea recta al prado de Loyola En el fondo, sombreado por la alta cumbre del Izarraiz, destacábase la majestuosa mole del Real Colegio y Santuario trazados por Fontana, rico joyel construido por una reina para engarzar la casa de un santo.
Juraría que este joyel lo compró el corredor de en Alsacia: los judíos alsacianos poseían mucha piedra procedente de España, no sólo de la Grandeza, sino de la de Godoy y Pepita Tudó.
-Esto es un joyel de los que se usaban en los peinados Pompadour, convertido en alfiler de pecho con poco arte: conozco esta prenda como a mis propios dedos.
-¿Tiene bastante ya? -preguntó maquinalmente Maturana, mirando con lente un joyel montado en plata.
Bien quisiera don Juan vestir de manera que la ropa favoreciese su buen talle, alguna vez imaginó verse engalanado con capotillo de terciopelo negro, esmaltado por la venera roja de Santiago, gregüescos acuchillados de raso, calzas de seda, zapatos de veludillo, chambergo de plumas, con su joyel de pedrería, guantes de ámbar, espada de taza y lazo, y escarcela, bien preñada de doblas: pero no siendo carnaval todo el año, se ha resignado a usar prosaicos pantalones de , levitas de y americanas de , conservando como único elemento práctico de otros tiempos las monedas de oro que lleva en el bolsillo del chaleco, por cierto en abundancia, aunque parezca inverosímil.
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!.
Forma un joyel artístico, prodigio del buril.
Del joyel del sueño nos abres los broches.
-«Pues ¿quién le devolvió joyel tan puro?»-.
Por lo que hace a sus esmeraldas, de joyel pondré una en mi sombrero, dejando las restantes para lujo de las mujeres de mi estirpe.
centro de tantos reinos, un joyel de entrambas Indias, un nido del mismo fénix y una esfera.
de un artificioso recamado, ya de un vistoso jardín, ya de un precioso joyel, repartidas con.
»Si el sol no amaneciera haciendo lucidísimo alarde de sus rayos, si la rosa, entre las flores, se estuviera siempre encarcelada en su capullo y no desplegara aquella fragante rueda de rosicleres, si el diamante, ayudado del arte, no cambiara sus fondos, visos y reflejos, ¿de qué sirvieran tanta luz, tanto valor y belleza si la ostentación no los realzara? Yo soy el sol alado, yo soy la rosa de pluma, yo soy el joyel de la naturaleza, y pues me dio el cielo la perfección, he de tener también la ostentación.
Y una hora después, en tanto que el señor Cristóbal les veía partir con el júbilo retratado en el rugoso semblante desde un corte de terreno, en las afueras del pueblo, y las dos viejas lloraban silenciosas, cada una en un rincón de una de sus habitaciones, mirándose mutuamente de cuando en cuando con insondable tristeza, a los rientes rayos del sol, en un ambiente primaveral y bajo un cielo radiante, cruzaba la polvorienta carretera flanqueada por ventas blanquísimas, por copudos árboles y por apiñados pencares, al airoso trote castellano de su gallardo Cartujeño, Paco Cárdenas, a cuya cintura aferrábase Clotilde con ansias de amor y de caricias, luciendo rojo pañuelo de crespón de largo flecaje, falda que dejábale al descubierto los pies casi invisibles, primorosamente calzados y, a modo de riquísimo joyel, el puñado de flores nítidas y carmesíes con que se hubo de adornar al partir la oscura y rizosa y espléndida cabellera.
Al canónigo Ortiz, sobre un joyel y un collarejo de doña Elena ochenta ducados.

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