Ejemplos con irrisorio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En esa época Broccoli había considerado esto irrisorio y lo descartó en vista de la amenaza de una guerra nuclear entre los Superpoderes, donde las armas explosivas convencionales serían insignificantes.
La supremacía cultural de la Iglesia, especialmente de las abadías, estaba garantizada por el irrisorio nivel de alfabetización, y, bajo los carolingios, por el apoyo del poder político.
Posteriormente, durante el gobierno de Alejandro Toledo Diez Canseco utiliza su cargo de vicepresidente para forzar a Carlos Boloña a venderle, por un precio irrisorio, su participación en los negocios en los que ambos habían sido socios y fundadores.
Mi respuesta les exasperó más, y allí fue el maldecir a Muley El Abbás, al , y a los hombres tercos que, guarecidos en la Alcazaba, sostenían una sombra de poder irrisorio.
Rómpese como un código irrisorio la jerarquía de las palabras nobles e innobles, y el pueblo con su sencillez y crudeza nativa habla a las musas de.
Aquellos soldados, capaces del más grande heroísmo, me inspiraban lástima, porque estaban destinados a desempeñar un papel irrisorio, como leones a quienes se obliga a bailar.
Era la hopa que se pone a los condenados para hacer más irrisorio y horriblemente burlesco el crimen de la pena de muerte.
Marchena y yo habíamos inventado un dios irrisorio al cual llamábamos Ibrascha.
¡ay!, pero no: él es inocente, déjalo, no lo maltrates, él no tiene culpa de nada, su único crimen es haber recibido en sus irresponsables hojas lo que yo he querido poner en él, lo bueno y lo malo, lo plausible y lo irrisorio, lo patético y lo tonto que al escribir esta historia he ido sacando, escarbador infatigable, de los escombros de mi vida.
Muriel vio en la coincidencia algo de irrisorio, y se burlaba interiormente de tan extraño capricho del Destino, que se complacía en juntar por los lazos de la galantería y merced a un engaño, lo que en la sociedad no podía juntarse nunca: el amo y el siervo, el verdugo y la víctima.
El santoral católico es irrisorio.
los dientes, agitando los cascabeles del irrisorio cetro, y hacerme.
El corredor no supo qué responder, y con la cabeza baja se fué a buscar a Alí-Nur, que estaba algo más lejos, y le dijo: ¡Oh señor, cuánta es nuestra desgracia! Se nos va de entre las manos Dulce-Amiga por un precio irrisorio, se la llevan por nada.
de numerario, para hacerse vender la goma a precio irrisorio, por.
alimentos, y se le abona el caucho a un precio irrisorio que el amo señala.
Había mucho de irrisorio en tal nombre aplicado á tan pobre nave.
Y cuando hablamos de equilibrio, nos referimos también a pensar en lo que espera a nues-tro hogar de hogares dentro de cien años, irrisorio tiempo terrenal en comparación con el de las galaxias, pero a la vez extenso para la pequeñez humana, ¿cuáles serán los futuros desequilibrios que han de evitarse y cómo imaginar los planes adecuados con que esperaremos a los niños del mañana, aquellos que vendrán a poblar el mundo del siglo XXI?.
Y Giafar contestó: No sé lo que quieres decirme con esas palabras Y el califa volvió a gritarle: ¡Me parece asombroso! Si a estas horas asaltasen a Bagdad nuestros enemigos, no sería menos estupendo, ¿no ves, ¡oh maldito visir, que mi Palacio de las Maravillas está completamente iluminado? ¿Quién es el hombre lo suficientemente audaz o suficientemente poderoso que haya podido iluminarlo encendiendo todas las arañas y abriendo todas las ventanas? ¡Desdichado de ti! Es irrisorio que me llamen el califa y que, sin embargo, puedan ocurrir semejantes cosas sin mi permiso.
¡Ah! ¿Creía ella, por azar, que aquello era cariño, aquello amor? ¡No, no! ¿Medir la ternura según el éxito de las empresas? ¿Pero no veía que era irrisorio sarcasmo? Amar es poner, no ya nuestra vida, nuestra alma, entera al servicio de nuestro amor, y no éste al de falsos convencionalismos sociales en que no creen ni aun aquellos que aparentan acatarlos.
¡Las majadas del Plata!, ¡qué fortunas se han hecho con ellas, en medio siglo! y ¡qué salto!, ¡desde las ovejas criollas, hijas degeneradas de las famosas merinas españolas, andarines como cabras y casi sin lana, cuyos rebaños recorrían la pampa desierta, sin más obstáculo que algún repunte indolente y tardío, más o menos como si hubiesen sido vacas, que sólo se esquilaban cuando algún acopiador improvisador se atrevía a hacerlo por su propia cuenta, tomando en pago la mitad de la lana y pagando por el resto un precio irrisorio, hasta las Rambouillet y las Lincoln de hoy!.
Si Ortiz no vendía novillos desde tres años, y si de los que llevó don José, no sacó más que un precio irrisorio, es que lo criollo ya no tiene aceptación.
Mi respuesta les exasperó más, y allí fue el maldecir a Muley El Abbás, al Bajá, y a los hombres tercos que, guarecidos en la Alcazaba, sostenían una sombra de poder irrisorio.
Un devoto tal como lo conciben las congregaciones piadosas del día, es un ente irrisorio: confíeselo usted.
Muriel vio en la coincidencia algo de irrisorio, y se burlaba interiormente de tan extraño capricho del Destino, que se complacía en juntar por los lazos de la galantería y merced a un engaño, lo que en la sociedad no podía juntarse nunca: el amo y el siervo, el verdugo y la víctima.
Deshojada poco a poco por una lógica al principio tímida y por último irresistible, aquella vistosa flor de su presunción aristocrática, la cual, a falta de otras morales, desempeñaba en su alma un papel defensivo de primer orden, quedó completamente seca, muerta y más propia para irrisorio sambenito, que para adorno del cuerpo y del alma.
Los increíbles y las increíbles estaban en su sitio con su natural pergenio irrisorio, ni más feos ni más agraciados que antes.
Pero Califa le dijo: ¡No, por Alah, basta de bromas desagradables! ¿Crees verdaderamente que voy a decidirme a vender mi pez por un precio tan irrisorio?.
Nada: un irrisorio espantajo, expuesto a todas horas al capricho de los vientos.
¡Qué cosas se vieron en Coteruco desde aquel día, para satisfacer la soberbia de los dos jaques! Los que eran vasallos de uno o de otro, menos mal, pero los infelices que se hallaban con un pie en cada señorío, y de éstos eran los más, ¿cómo servir al uno sin ofender al otro? ¡Cuántas veces maldijeron la hora infausta en que les otorgaron ese derecho irrisorio! Porque allí se cumplían las amenazas, y los apremios no se hacían dos veces, y los embargos no cesaban, y el que tenía tierras y ganados a renta y aparcería, sin ello se quedaba, de la noche a la mañana, y otro lo cogía a cambio de su voto.
En cuanto a nosotros, recorríamos ya las calles de Dúrcal, al son irrisorio de la destemplada corneta del postillón o delantero, asombrados de hallar tan pacíficos a los hombres y tan descuidadas a las mujeres, como si no acabaran de pasar por allí FARAG ABEN-FARAG y sus doscientos moriscos levantando en armas todo el Valle.

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