Ejemplos con indecible

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Extraña y misteriosa asociación de ideas y sentimientos se fué operando poco a poco en mi espíritu, la poesía del Breviario, la esencia indecible, penetrativa, mareante, que brota de sus melodías y se adhiere para siempre en el corazón donde se derrama, eran la misma poesía y esencia que se exhalaban del alma de Angustias, la niña que en su candor y pulcritud parecía una rosa dilecta del Hacedor Supremo.
Aquellas horas mortales de agonía recibiendo noticias contradictorias a cada instante, sin tomar alimento, con sólo algunas copas de ginebra en el cuerpo desde la mañana, le habían alterado hasta un punto indecible.
Esta gacetilla exasperó a los del Camarote de un modo indecible.
Se chilló, se alborotó lo indecible.
Para conseguirlo, hacía esfuerzos increíbles de habilidad, y se molestaba lo indecible.
Entonces sí que sufrió Martí lo indecible.
Los que la componían se arruinaron por completo, siendo ricos, sufrieron lo indecible, habiendo nacido felices, y en medio del vigor de la humana fortaleza, a la mitad del camino de la vida, tristemente se desangraron y murieron, ¡y no tuvieron la compensación que nosotros hemos tenido, la de ver tremolando sobre el suelo de su patria la bandera de sus ilusiones y de sus ensueños!.
Le tomaba la mano, le miraba con indecible ternura, le sonreía embelesada, le aplaudía como sentencias punto menos que divinas todas sus frases, y buscaba su conversación y se hechizaba con ella.
Con indecible entusiasmo y frenética alegría fué aceptada tan oportuna idea.
Los nervios se le pusieron tan alborotados y el corazón tan oprimido, que sus suegros y su marido la creyeron enferma, y sufrió toda la noche la molestia indecible de oír constantemente el del absorbedero.
Todas las ofícialas corrieron espantadas al auxilio de su jefe, pero por pronto que acudieron, no fue posible impedir que Fortunata, empuñando su llave con la mano derecha, le descargase a la otra un martillazo en la frente, y después, con indecible rapidez y coraje, le echó ambas manos al moño y tiró con toda su fuerza.
¡Qué tonto estuvo él en permitírselo! Volvió a tomar la dirección Norte, sintiendo en su alma el suplicio indecible que producía la conjunción de dos sentimientos tan opuestos como el anhelo de la verdad y el terror de ella.
Creíase Jacinta madre, y sintiendo un placer indecible en sus entrañas, estaba dispuesta a amar a aquel pobre niño con toda su alma.
Y esta idea le dominaba de tal modo, que lo infructuoso de sus pesquisas producíale un dolor indecible, y se fue exaltando, y por último figurábase que tenía sobre sí una grande, irreparable desgracia.
Porque ejercían indecible fascinación sobre el observador aquellas cejas rectas y prominentes, los ojos grandes y febriles, escondidos como en acecho bajo la concavidad frontal, la pupila inquieta y ávida, mucho hueso en los pómulos, poca carne en las mejillas, la quijada robusta, la nariz romana, la boca acentuada terminando en flexiones enérgicas, y la expresión, en fin, soñadora y melancólica.
Pues bien, ya podía anunciar a su amada con indecible gozo que cuando entrara en la nueva casa, encontraría en ella las prendas de vestir y de adorno que la infeliz había arrojado al mar el día de su naufragio.
Este hecho, cuidadosamente observado, produjo en el infeliz muchacho indecible melancolía.
Siempre que iba por las noches el farmacéutico, les encontraba infaliblemente y se divertía con ellos lo indecible.
¡Yo!exclamó la señora de Rubín con indecible terror.
Mirábalas Fortunata con indecible terror, y se tapaba la nariz y la boca, temerosa de que, respirando tales ingredientes, pudiera envenenarse.
Debí darle la peseta pensó, y esta idea le produjo un remordimiento indecible.
El travieso y maleante clérigo gozaba lo indecible viendo al arcipreste sofocado, abotargado, con la mano en la oreja a guisa de embudo, o introduciendo rabiosamente el en las narices.
Ya adoptaba posturas de ángel de Murillo, ya cogía un objeto y acertaba a llevarlo a la cálida boca, en la impaciencia de la dentición retrasada, ya ejecutaba con indecible monería ese movimiento cautivador entre todos los de los niños pequeños, de tender no sólo los brazos, sino el cuerpo entero, con abandono absoluto, hacia la persona que les es simpática, actitud que las nodrizas llaman.
Y el padre resurgía, maldiciéndose a sí propio, apartando los rizos del chiquillo, mojando un pañuelo en agua, y atándolo con cuidado indecible sobre la descalabradura.
¡Dos días ya sin misar! Cabalmente desde que era presbítero se había redoblado su fervor religioso, y sentía el entusiasmo juvenil del nuevo misacantano, conmovido aún por la impresión de la augusta investidura, de suerte que celebraba el sacrificio esmerándose en perfilar la menor ceremonia, temblando cuando alzaba, anonadándose cuando consumía, siempre con recogimiento indecible.
Elías, despues de asegurarse de que no habia testigos en la calle ni en ninguna ventana, se le acercaba resueltamente y se sentaba a su lado, experimentó una angustia indecible y se levantó para marcharse.
—añadió Polonia con indecible alegría.
—¡Jesus! ¡Jesus!—gritó el Cura con indecible espanto.
En el ínterin, , olvidado de su percance, como se olvida el General de sus heridas hasta que concluye la batalla, acercábase desesperado y medio convulso al triunfante arriero, y le preguntaba con indecible angustia:.
Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos.

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