Ejemplos con inclemencias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las mismas se decoraron al fresco con motivos vegetales típicos de la pintura mural del siglo XIV, según se desprende por los hallazgos realizados en la torre Sur, única que ha soportado las inclemencias del tiempo y los cambios históricos.
Las inclemencias meteorológicas malograron las ideas de Aréizaga.
Este valle cerrado proporcionó a los mojen todo lo que necesitaron para la creación del monasterio, protegiéndoles de la inclemencias del tiempo, madera y piedra para el edificio, una fuente de agua.
El pórtico es un espacio diseñado en su origen para prevenir de las inclemencias del tiempo.
Las hogueras evolucionaron hasta convertirse en los actuales faros, primero como meras construcciones que resguardaban de las inclemencias del tiempo, luego sustituyendo el fuego de carbón o leña por lámparas de aceite, añadiendo ópticas y lentes que permitieron concentrar el haz de luz y aumentar el alcance de su visibilidad, y por último, con la aparición de la electricidad, incluyendo bombillas y automatizando todo el sistema.
Las inclemencias del tiempo hicieron que no pudiera coger el vuelo que le llevará a Las Vegas.
No obstante, la entrega de la venerada efigie, que había sido fijada en medio de la ría, fue impedida en repetidas ocasiones por la inclemencias del tiempo, cosa que se interpretó como un deseo de María Santísima de las Angustias de recibir culto en Ayamonte.
Los originarios, eran de cuerpo grotesco y musculado, cara ruda, labios gruesos, amoratados, cabello lacio, negro, ojos cafés con esclerótica amarillenta, no muy erguidos de temperamento egocentrista , niños sin mayores cuidados y protección de las inclemencias del tiempo.
La Fonoteca, se ha dado a la tarea de registrar y archivar estas voces para preservarlas en el tiempo y a la vez protegerlas de las inclemencias del mismo, llevando a cabo un proceso de digitalización de las cintas para conservar su sonido original en formatos digitales que sean de fácil acceso y que perduren sin poner en riesgo las cintas originales.
Puede contener un agente antiséptico como el alcohol para prevenir la infección de cortes así como preservar la piel entumecida dañada, perfumar y comportarse como crema hidratante, combatiendo la sequedad de la piel y protegiendo contra las inclemencias.
Prometían resguardo a los barcos de las inclemencias del tiempo precedentes de todas direcciones excepto del este.
adobe y techo de tejamanil, soportó ésta las inclemencias del clima y los temblores.
Formada por un encestado troncocónico de varas de enebro o sabina repelladas interior y exteriormente con una capa de barro o mortero de cal, y recubierta con tejas que a modo de escamas protegen de las inclemencias meteorológicas.
El polietileno clorado posee buenas características para impermeabilización, resiste el alcohol, la alcalinidad, los ácidos, el aceite, el envejecimiento, las inclemencias atmosféricas, los rayos ultravioletas, la oxidación, los gases, el vapor y es resistente al fuego.
¡Con qué alegría recordamos aquel desbordamiento de entusiasmo en el campo de La Cruz y en los campos gijoneses! ¿Y quién no recuerda con emoción aquellas caravanas de aficionados entre las que abundaba el sexo débil y no pocos rapacines y más de algún vieyín que desafiando las inclemencias del tiempo se trasladaban desde Candás a Gijón para ver jugar y animar a su equipo? En los medios deportivos gijoneses ha sido acogida con entusiasmo la reaparición del equipo de Candás, y es que aún se recuerda entre la afición gijonesa las actuaciones del Canijo en los campos de La Florida, Jovellanos, Viesques y Cerillero, durante aquellos campeonatos de tercera categoría regional, en los que llegó a ser el gallito entre equipos que, como el desaparecido Betis, Sport-Junior, Arenal y Calzada, eran merecedores de jugar hoy en Tercera División.
Para proteger las edificaciones de las inclemencias, las fachadas son recubiertas con un baño espeso que hay que renovar regularmente.
Poseen una piel grisácea, gruesa y carente de pelo que les aísla de las inclemencias climáticas, y ojos completamente rojos.
Las desgracias se suceden, bien sean provocadas por las inclemencias metereológicas, por factores políticos, por la mafia, por las enfermedades, por las tradiciones.
Para tener la seguridad de adquirir un abono los melómanos parmesanos, desafiando el frío y las inclemencias, esperan todos los años el inicio de la venta, permaneciendo de manera ininterrumpida día y noche durante casi una semana delante de las taquillas del Regio, bajo el pórtico sostenido por los diez pujantes columnas jónicas de la fachada.
Decidieron enviar una expedición alrededor del mundo para encontrar las causas de estas inclemencias.
La ermita ha sufrido las inclemencias del tiempo, la acción del hombre y el abandono de las autoridades, es un ejemplo de un tipo de arquitectura poco conocida y poco estudiada en Jerez de la Frontera, en la actualidad la Junta de Andalucía está haciendo una investigación de este templo.
Esas expediciones pasaron por muchas inclemencias del camino y del clima, que en esos lugares produce bajas en la temperatura bastantes drásticas en pocos minutos, la fauna del lugar y los constantes ataques de los bandidos tampoco mostraron piedad, incluso llegaron a sufrir tiroteos por parte del ejército del lugar.
Ocúpanse, por dar color a su ociosidad, en labrar cosas de hierro, haciendo instrumentos con que facilitan sus hurtos, y así los verás siempre traer a vender por las calles, tenazas, barrenas, martillos, y ellas, trébedes y badiles: todas ellas son parteras, y en esto llevan ventaja a las nuestras, porque sin costa ni adherentes sacan sus partos a luz y lavan criaturas con agua fria en naciendo, y desde que nacen hasta que mueren se curten y muestran a sufrir las inclemencias y rigores del cielo, y así verás que todos son alentados, volteadores, corredores y bailadores: cásanse siempre entre ellos, porque no salgan sus malas costumbres a ser conocidas de otros: ellas guardan el decoro a sus maridos, y pocas hay que les ofendan con otros que no sean de su generacion: cuando piden limosna, mas la sacan con invenciones y chocarrerías que con devociones, y a título que no hay quien se fie dellas, no sirven, y dan en ser holgazanas, y pocas o ninguna vez he visto, si mal no me acuerdo, ninguna jitana al pié del altar comulgando, puesto que muchas veces he entrado en las iglesias: son sus pensamientos imaginar cómo han de engañar y dónde han de hurtar: confieren sus hurtos y el modo que tuvieron en hacellos: y así un dia contó un jitano delante de mí a otros un engaño y hurto que un dia habia hecho a un labrador: y fué que el jitano tenia un asno rabon, y en el pedazo de la cola que tenia sin cerdas le ingirió otra peluda, que parecia ser suya natural: sacóle al mercado, comprósele un labrador por diez ducados, y en habiéndosele vendido y cobrado el dinero, le dijo que si queria comprarle otro asno hermano del mismo, y tan bueno como el que llevaba, que se le venderia por mas buen precio.
Ni los soles, ni los aires, ni todas las inclemencias del cielo, a quien mas que otras gentes están sujetos los jitanos, pudieron deslustrar su rostro ni curtir sus manos, y lo que es mas, que la crianza tosca en que se criaba, no descubria en ella sino ser nacida de mayores prendas que de jitana, porque era en estremo cortés y bien razonada: y con todo esto era algo desenvuelta, pero no de modo que descubriese algun género de deshonestidad, ántes con ser aguda era tan honesta, que en su presencia no osaba alguna jitana vieja ni moza cantar cantares lascivos, ni decir palabras no buenas: y finalmente, la abuela conoció el tesoro que en la nieta tenia, y así determinó el águila vieja sacar a volar su aguilucho, y enseñarle a vivir por sus uñas.
Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo.
Si no ha sido el tiempo breve que estuvimos en casa de don Diego de Miranda, y la jira que tuve con la espuma que saqué de las ollas de Camacho, y lo que comí y bebí y dormí en casa de Basilio, todo el otro tiempo he dormido en la dura tierra, al cielo abierto, sujeto a lo que dicen inclemencias del cielo, sustentándome con rajas de queso y mendrugos de pan, y bebiendo aguas, ya de arroyos, ya de fuentes, de las que encontramos por esos andurriales donde andamos.
Mira, amiga respondió don Quijote: no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros andantes: de todos ha de haber en el mundo, y, aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros, porque los cortesanos, sin salir de sus aposentos ni de los umbrales de la corte, se pasean por todo el mundo, mirando un mapa, sin costarles blanca, ni padecer calor ni frío, hambre ni sed, pero nosotros, los caballeros andantes verdaderos, al sol, al frío, al aire, a las inclemencias del cielo, de noche y de día, a pie y a caballo, medimos toda la tierra con nuestros mismos pies, y no solamente conocemos los enemigos pintados, sino en su mismo ser, y en todo trance y en toda ocasión los acometemos, sin mirar en niñerías, ni en las leyes de los desafíos, si lleva, o no lleva, más corta la lanza, o la espada, si trae sobre sí reliquias, o algún engaño encubierto, si se ha de partir y hacer tajadas el sol, o no, con otras ceremonias deste jaez, que se usan en los desafíos particulares de persona a persona, que tú no sabes y yo sí.
Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto acuchillado le sirve de gala y de camisa, y en la mitad del invierno se suele reparar de las inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con sólo el aliento de su boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado que debe de salir frío, contra toda naturaleza.
Engañado he vivido hasta aquí respondió don Quijote, que en verdad que pensé que era castillo, y no malo, pero, pues es ansí que no es castillo sino venta, lo que se podrá hacer por agora es que perdonéis por la paga, que yo no puedo contravenir a la orden de los caballeros andantes, de los cuales sé cierto, sin que hasta ahora haya leído cosa en contrario, que jamás pagaron posada ni otra cosa en venta donde estuviesen, porque se les debe de fuero y de derecho cualquier buen acogimiento que se les hiciere, en pago del insufrible trabajo que padecen buscando las aventuras de noche y de día, en invierno y en verano, a pie y a caballo, con sed y con hambre, con calor y con frío, sujetos a todas las inclemencias del cielo y a todos los incómodos de la tierra.
Eso es dijo don Quijote cuando no pueden más, o cuando están enamorados, y es tan verdad esto, que ha habido caballero que se ha estado sobre una peña, al sol y a la sombra, y a las inclemencias del cielo, dos años, sin que lo supiese su señora.

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