Ejemplos con digresiones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Debe estar cuidadosamente redactado para evitar digresiones innecesarias, para lograr expresar de un modo claro y sintético lo que se pretende comunicar, y para que incluya las citas y referencias indispensables.
La obra es difícil de leer a causa de las abundantes digresiones reflexivas e intelectuales en la que se mezclan nombres, ideas y teorías, desde Nietzsche al antisemitismo.
Algunos críticos han aceptado esta propia definición, pero otros argumentan que Thackeray usaba técnicas narrativas características del siglo XVIII, tales como digresiones e invocar al lector, provocando el fin del realismo.
Asimismo, cada pasaje se articula en tres partes: una introducción, una digresión y la narración del episodio de que se trate pudiendo haber digresiones adicionales en algunas partes.
El objetivo de este apéndice es presentar pruebas de algunas afirmaciones usadas en el artículo Teorema del coseno, pero que por razones didácticas es preferible separar del cuerpo principal, ya que incluirlas directamente interrumpiría el flujo de la explicación con digresiones no relacionadas directamente con el tema central de la exposición.
Las digresiones, los juegos tipográficos, el desorden de las partes del libro y las extensas descripciones constituyen otro tanto de recursos.
Su comentario es siempre sobrio, breve, constante en su ritmo general, sin desarrollos propiamente dogmáticos, ni exhortaciones moralizadoras, ni digresiones polémicas.
Los Siete tratados están escritos con tal abundancia de citas históricas, parábolas y ejemplos, que su lectura no es fácil: el lector puede perder el interés en la obra por el derroche de erudición del autor y por sus digresiones, no siempre acertadas.
Poseyó una gran imaginación y un gran amor por la naturaleza que supo llevar a sus escritos, aunque le achacan los defectos de ser reiterativo, proclive a las digresiones y monótono al recurrir demasiado a las comparaciones bíblicas.
La visión enciclopédica y miscelánea de las obras medievales hace que este tratado geográfico contenga frecuentes digresiones a partir del asunto inicial, como lo serían el origen etimológico de los topónimos y otras correspondencias que el autor anónimo establece en la creencia de que toda obra escrita debía contener una suma cerrada de todo el conocimiento, en paralelo con una filosofía teocéntrica en la que todo saber era solo una pequeña parte de la global creación divina.
En el Diccionario cada entrada ocupa estrictamente una línea, con el lema latino y su equivalente o equivalentes castellanos, sin observaciones enciclopédicas ni digresiones, habituales en otros diccionarios.
Amigo lector, me cargan las digresiones, pero hay casos en que no puede prescindirse de ellas, y éste es uno de esos casos.
-Aún no vuelvo de mi asombro -dijo éste, esperando que su amigo se prestaría a entablar una conversación llena de digresiones sobre la moral y la condición de las hembras.
-Siga lo que iba contando: después sabremos lo que hace el señor Pascual -dijo Lázaro, impaciente por las digresiones de la criada.
Mejor lo hará el cielo, sigue tu historia, y no te desvíes del camino carretero con impertinentes digresiones, y así por larga que sea, la acabarás presto.
¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso! ¿De qué sirve representarme ahora la incomparable belleza de aquella adorada enemiga mía? ¿No será mejor, cruel memoria, que me acuerdes y representes lo que entonces hizo, para que, movido de tan manifiesto agravio, procure, ya que no la venganza, a lo menos perder la vida? No os canséis, señores, de oír estas digresiones que hago, que no es mi pena de aquellas que puedan ni deban contarse sucintamente y de paso, pues cada circunstancia suya me parece a mí que es digna de un largo discurso.
Dicen que en el propio original desta historia se lee que, llegando Cide Hamete a escribir este capítulo, no le tradujo su intérprete como él le había escrito, que fue un modo de queja que tuvo el moro de sí mismo, por haber tomado entre manos una historia tan seca y tan limitada como esta de don Quijote, por parecerle que siempre había de hablar dél y de Sancho, sin osar estenderse a otras digresiones y episodios más graves y más entretenidos, y decía que el ir siempre atenido el entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba en el de su autor, y que, por huir deste inconveniente, había usado en la primera parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, que están como separadas de la historia, puesto que las demás que allí se cuentan son casos sucedidos al mismo don Quijote, que no podían dejar de escribirse.
Aquí pinta el autor todas las circunstancias de la casa de don Diego, pintándonos en ellas lo que contiene una casa de un caballero labrador y rico, pero al traductor desta historia le pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio, porque no venían bien con el propósito principal de la historia, la cual más tiene su fuerza en la verdad que en las frías digresiones.
Pero ¿qué es lo que dice? -preguntó desde su asiento don Roque, que tiritaba de miedo y renegaba de las digresiones del otro.
Y puesto que desde el principio me tomé la licencia de hacer en mi historia mil digresiones, dirá que me causa admiración el saber que en toda la comarca de Elea no puede engendrarse un mulo, no siendo frío el clima ni dejándose ver otra causa suficiente para ello.
Dejemos estas digresiones y acaba de darme cuenta de tu jornada.
Y ahora, sin nuevas digresiones que nos distraigan y le roben a usted el tiempo y a su excelente señora la paciencia, allá va la historia en pocas palabras: Ha habido en mi familia un gran caudal, pero cuando llegó a mis manos ya no lo era tanto.
Usted me ha de perdonar prolijidades y digresiones.
Ahora, pues, previa tu indulgencia por estas digresiones, y suponiéndote orientado en el terreno de nuestros personajes, voy a tratar del verdadero asunto de mi cuadro.
Mi jurisdicción no alcanza más allá de los Peñarrubia de mi cuento, y de ellos voy a tratar sin nuevas digresiones.
La misma duda tengo con respecto a los billares, pero como si hubiera yo de extender ahora en el papel todas mis dudas no haría gran diligencia en el artículo de hoy, prescindiré de digresiones, y diré en último resultado, que ora fuese a despedir a un amigo, ora fuese a recibirle, ora, en fin, con cualquier otro objeto, yo me hallaba en el patio de las diligencias.
¡Cuando he dicho que estoy fatal para las digresiones!.
Decididamente, hoy estoy fatal para las digresiones.
Si estoy de humor mañana y no te vas fastidiando de las digresiones y no te urge llegar a Leubucó, te la contaré.

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