Ejemplos con dijera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No se dijera sino que la zapatería sólo tenía cubicación disponible para una persona de fuera.
Y como don Simón no tenía mucho tiempo que perder, se fué a su despacho, desprendiéndose a duras penas de su mujer, que no se cansaba de preguntarle , y se puso a escribir al encargado de su casa de comercio, ordenándole que, a vuelta de correo, le librase cuantos fondos tuviera disponibles y le dijera con qué otros podría contar y en qué fechas.
¡Cielos, y cómo envidiaba a los que, más osados o más prácticos, o más apremiados por las circunstancias, se lanzaban desde luego a la pelea! ¿Qué importaba allí el temple de los argumentos? ¿Qué más daba que fuesen éstos de acero que de cartón? ¿Decidían acaso las razones aquellos debates? Mal podía ser así, cuando sólo se enteraban de ellos los taquígrafos y algún que otro curioso por observar, no se dijera, sino de decirlo.
Y suplida con este auxiliar su carencia absoluta de nociones retóricas y hasta gramaticales, ¡quedábanle tantos estímulos que le aguijoneaban! ¡Había en el Parlamento unos detalles tan seductores para él! Aquellos galoneados ujieres, llevando sobre la argentina bandeja el vaso de agua azucarada para el orador, tan pronto como éste comenzaba a hablar, aquellos taquígrafos, anotando, escrupulosos, cuanto se dijera y se accionara, aquellos diálogos entre la presidencia y el diputado, sobre la intención de cierta frase, aquellos discreteos entre las mismas dos , con los cuales terminaba siempre el altercado, aquellas tribunas atascadas constantemente de , que seguían sin pestañear todos los incidentes de una sesión, aquellas señoras tan elegantes, entre las que podían figurar su mujer y su hija, aquellos diplomáticos, que tal vez se apresuraran a comunicar por telégrafo a sus respectivos Gobiernos el efecto de un discurso pronunciado a tiempo y de cierta manera, no imposible para él, si se le daba conveniente y no mucha prisa, y por último, y sobre todo, aquel que le contemplaba, y que al día siguiente había de comenzar a pronunciar su nombre y a enterarse del asunto y a tomarle por lo serio.
Y mi mamá compra los garbanzos por mayor: ayer compró tres libras, y por Navidad nos regalan pavos los señores que van a casa porque tienen pleitos, y yo tengo muchos vestidos, más de tres, y dos pares de botas, con las que tengo puestas y otro par que me harán para San Pedro, si le cae a papá la lotería, y mi papá es tan poderoso, que manda a la cárcel a todo el que quiere, le manda ahorcar, como ya lo ha hecho otras veces, y si yo le dijera que metiera en la cárcel a una pegotona que yo sé, en seguida la metía.
Si yo dijera que para mí son las dos series de las lo más selecto de la obra de Pereda, no diría más que lo que siento, pero temo que muchos no sean de mi opinión, y que en ella influyan demasiadamente, por un lado el amor a las cosas de mi tierra, y por otro recuerdos infantiles, imposibles de borrar en quien casi aprendió a leer en las , y las conserva de memoria con tal puntualidad, que a su mismo autor asombra.
¡Quién lo dijera! Lo natural parece lo contrario.
¿Que si sirvo? Si éste me dijera de verdad quiénes son los que no pagan, le prometo a usted que, o pagan, o les saco el galillo.
El otro día, como le dijera que iba yo a velar a Carmen, me contestó un poco mohina, como impaciente y molesta: No, señora.
Hacía tres años que estaba abonado al segundo curso de la Facultad de Medicina, consecuencia heroica de la que no estaba arrepentido, y tan amante era del trabajo y de la actividad, que por no estarse en los cafés charlando como un necio, pasaba los días y gran parte de las noches en los círculos recreativos, unas veces peinando barajas y otras sacrificando pesetas, para que no se dijera que en España todo decae, hasta el respetable gremio de los puntos.
Herrera no era terminante, me había parecido mentira el temido viaje de la joven, pero al ver al clérigo me dio un vuelco el corazón, como si alguno me dijera: ¡Tu Linilla se va! Se iría, sin duda.
La viuda de Jáuregui no hacía gran sacrificio, y su determinación estaba calculada con habilidad, pues como una de las vecinas le dijera que Guillermina pensaba echar un guante al día siguiente para atender a las apremiantes necesidades de algunos inquilinos de la casa, doña Lupe pensó de esta suerte: Con quedarme a velar, cumplo, y eso del guante no va conmigo, porque en todo el día de mañana no aparezco por aquí, ni a media legua a la redonda.
¿Sería tal simpatía un parentesco de perversidad? Ejercía sobre ella una atracción querenciosa, y como le dijera algún concepto lisonjero a su corazón, sentíalo retumbar en su mente cual si fuera verdad pronunciada por sobrenatural labio.
Si yo te dijera ahora quién soy, padecerías quizás más de lo que yo padezco.
Y nada, como si se lo dijera a este mármol.
Miraba el hueso del dátil que se acababa de comer, y como si el hueso le dijera que sí, hizo ella un signo afirmativo y algo desconsolado ¡Vaya si lo estoy!.
¡Que se esté una sacrificada toda la vida para esto! Él no lo sabe, ¿qué ha de saber, si es un tontín? Le ponen el plato delante, ¿y qué sabe las agonías que ha costado ponérselo? Pues si le dijera yo que cada garbanzo, algunos días, tiempo ha, tenía el valor de una perla según lo que costaba traerlo a casa! No sé qué habría sido de mí sin el Sr.
Y si ahora entrara por esa puerta y te dijera: ‘Fortunata, ven’ ¿irías?.
Al que me dijera pensaba, cuál es la judía cosa pa que sirve este piazo de hombre, le querría, si es caso, más que a mi padre.
Jacinta se quería comer con los ojos a su marido, adivinándole las palabras antes de que las dijera, y confrontándolas con la expresión de los ojos a ver si eran sinceras.
¿Para qué preguntas tú? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di?.
Ramos dijera tanto así, ya estaban todos con las armas en la mano.
Tampoco me entenderías si te dijera que deseaba alcanzar mi objeto sin escándalo, sin ofender a tu padre, sin ofenderte a ti, sin dar que hablar a las gentes con una negativa explícita.

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