Ejemplos con altura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque poco avisada, no desconoció que este descalabro la alejaba para siempre, en aquel centro, de la altura a que había querido trepar de un salto.
Un solo ejemplo dará la medida de la altura a que había llegado la insensatez de Juana.
Quiero decir que hasta la vuelta de París de toda la familia, no se estableció ésta a la altura de sus recursos, ni don Simón consintió a su mujer que abriese sus salones ni adquiriese otras visitas que las más indispensables.
¡Y había que continuar el viaje!, ¡y cuanto más se anduviera, mayor altura se ganaría, y mayores, por consiguiente, serían los rigores de la intemperie!.
Tenía, pues, que ganar en la corte, grado a grado, la altura que en la ciudad ganó de un brinco.
Merced a esos procedimientos, se plantan de un salto junto al poder supremo, y son dueños de echar por la ventana la casa de la nación, muchos hombres que, fuera de ella, no tienen una triste buhardilla en qué albergarse, y otros que, teniendo mucho más, necesitan subir a grande altura para conseguir que alguien los contemple y acaso los envidie.
Dentro de unas horas, hablaré ante el rey, mejor dicho, sobre el rey, no varios palmos, los que se alce el púlpito, sobre la testa coronada y ungida, sino infinitos palmos, porque represento la conciencia indeleble y eterna, que está a inaccesible altura por encima de tronos, cetros y soberanías.
En su ciego impulso, chocaban con las cuerdas de las lámparas o hacían bambolearse los capelos rojos con borlas polvorientas y deshilachadas que pendían a gran altura sobre las tumbas de los cardenales.
La alegre juventud militar divertíase midiendo los tobillos con el sable y calculando después cuántos sables de altura alcanzaba el bendito coloso.
Entonces se acordó del Alcázar de Toledo, que parece dominar desde su altura a la catedral, intimándola con la pesada mole de sus torres.
El jardín, que se extiende entre los cuatro pórticos del claustro, mostraba en pleno invierno su vegetación helénica de altos laureles y cipreses, pasando sus ramas por entre las verjas que cierran los cinco arcos de cada lado hasta la altura de los capiteles.
Son designios de Dios, que pone a prueba a los pueblos, lo mismo que a las personas, haciéndoles bajar de la altura, para remontarles de nuevo si ve que perseveran en el buen camino Pero no hablemos de esto.
La marea ha llegado a su mayor altura y no pasará de ahí.
Había que hacer antes muchas cosas: convencer a su tío, lo que no era fácil, y seguir los impulsos de su buena estrella, hasta llegar a cierta altura.
No tengo la juventud: la altura en que me veo, fijas en mí todas las miradas, me impide defenderme.
Los que llegamos a cierta altura somos como los santos que están en las fachadas de las iglesias.
Tenían las paredes zócalos de ladrillos rojos y barnizados, a la altura de un hombre, con una orla terminal de floreados azulejos.
Realizaba un esfuerzo de voluntad, como el que va a arrojarse de una altura, y siguiendo el borde de la acequia, con paso ligerísimo y el equilibrio portentoso que da el miedo, pasaba veloz ante la taberna.
Todos estaban ligados por la vida común, pero los otros eran la burguesía pretenciosa, corrompida prematuramente por la ambición de brillar, por el ansia de mentir, encaramándose penosamente a una altura usurpada, y él era un intruso, el resultado de un encuentro de la fuerza, cándida y sumisa, con la corrupción moral, hermosa y deslumbrante.
Por detrás de la barrera iban los chulos de la plaza, con sus blusas rojas, abrumados bajo el peso de las capas de brega, repugnantes andrajos manchados de sangre, y por los tendidos, haciendo prodigios de equilibrio, filtrándose por entre el compacto gentío, avanzaban los vendedores de gaseosas con el cajón al hombro, pregonando la limonada y la cerveza, y los con un capazo a la espalda, llenando de altramuces y cacahuetes los pañuelos que les arrojaban desde las nayas y devolviéndolos a tan prodigiosa altura con la fuerza de un proyectil.
Había que sostenerse en la altura, empleando todos los medios, y después, que viniera todo, hasta aquello que sólo al pensarlo tanto rubor le producía.
Y el afortunado majadero, al hablar de la altura, cerraba los ojos como si sintiera el vértigo de los que se hallan en la cúspide.
Los que estamos a cierta altura debernos mirarnos mucho en nuestras cosas.
Algunos chuscos arrojaban en la hoguera manojos de cohetes, que salían como rayos, culebreando su rabo de chispas, arrastrándose de una pared a otra y remontándose en caprichosas curvas hasta la altura de los balcones, para estallar con estampido de trabucazo.
Antes de que las cosas llegaran a tal altura, Venegas, presidente del nigromántico senado, supo o sospechó que Canta Claro era mi amigo Porras, y acometió la empresa de llevarle al círculo para que presenciara las maravillas que allí se producían.
Su casa era una de las que forman el costado occidental de la Plaza Mayor, y como el basamento de ellas está mucho más bajo que el suelo de la Plaza, tienen una altura imponente y una estribación formidable, a modo de fortaleza.
Ponía los ojos en blanco, las manos en cruz y los hombros a la altura de las orejas para decir: hay una ventana en el Castillo de Ponferrada que vamos no puedo expresar lo que es aquello.
Pero lo más visible y lo que más cautivaba la atención del desconsolado muchacho era un motor de viento, sistema Parson, para noria, que se destacaba sobre altísimo aparato a mayor altura que los tejados del convento y de las casas próximas.
Habíase acostumbrado Feijoo a la amplitud desnuda de sus habitaciones, a las grandes vidrieras, a la altura de techos, y no podía vivir en del Madrid moderno.
¿Crees que han variado desde que estoy enfermo, y que los hombres piensan de un modo cuando tienen el estómago como un reloj, y de otro cuando la maquina principia a descomponerse? Algo de esto pasa, chulita, y una cosa es hablar desde la altura de una salud perfecta y otra al borde del hoyo Pero en esto del matrimonio te aseguro que no han variado mis ideas.

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