Ejemplos con obscenas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Algunos ejemplos son: gritar, usar palabras obscenas, humillar públicamente o etiquetar a la persona como estúpida, imitar alguna discapacidad o tratar a la persona como si fuera menor de lo que es y no dejarlos tomar decisiones normales para alguien de su edad.
Una vulgar ramera fue entronizada en la silla del patriarca para lanzar insultos a Jesucristo y cantaba canciones obscenas y bailaba inmodestamente en el lugar sagrado tampoco mostraron misericordia con las matronas virtuosas, las doncellas inocentes e incluso las vírgenes consagradas a Dios.
La misma es reconocida por sus elaborados disfraces inspirados en películas de ciencia ficción y terror, sus letras obscenas y sus actuaciones escénicas, que consisten en interpretaciones humorísticas con temáticas conflictivas como el Taboo y la Política.
Lo único que puedo decirte es que cuando pase, asegúrate de que no te pillen mirando fotos obscenas durante las horas que debes a los contribuyentes.
Además, se acusaba que los álbumes, excepto Diabolik, tenían escenas obscenas según la mentalidad de la época, por lo que hubo numerosos secuestros judiciales.
Fue hijo de José Joaquín Silva Bazán, quien convenció a Carlos IV de guardar las pinturas obscenas en un salón reservado y no quemarlas, como era la voluntad de Carlos III.
El sexo cobra nuevamente intensidad en el plano plástico, pero esta vez es llevado a un extremo natural, con reminiscencias bíblicas, pero lleno de imágenes paganas y, hasta cierto punto, obscenas y promiscuas, por lo que la censura de la Iglesia y del Estado fue inminente en su tiempo.
Así, sus novelas El arco iris y El amante de Lady Chatterley, fueron prohibidas bajo la acusación de obscenas.
Sin embargo, otros muestran cómo los poetas inventaron situaciones cómicas y obscenas para Príapo, otorgándole un prominencia literaria mayor de la que gozó en los ritos y la religión, si bien las figuras fálicas enmascaradas destacaban en muchas ocasiones festivas, tanto en Grecia como en el más extenso mundo romano.
Este grupo femenino comienza a ser acosado por misteriosas llamadas obscenas telefonicas que se producen durante la noche de navidad.
Mackey, pues los chicos estuvieron diciendo palabras obscenas en clase.
Ocasionalmente, incluyen también detección de impostores de identidad, control de flood, y censurador de palabras obscenas.
Cambiaban unos con otros, por encima de las butacas, bromas y frases, más que obscenas, asquerosas.
Viendo a un herido que en su delirar ardiente cantaba coplas obscenas, a otro que se condolía de su suerte con ahogados acentos, observándolos a todos, y el entrar y salir de médicos o asistentes de Sanidad, se le pasaba el tiempo sin sentirlo.
Le interesaban más los brazos de las sillas, los pasamanos de las escaleras que conducen a la sillería alta, los salientes que separan los asientos y sirven para reclinar la cabeza, cubiertos de animales y seres grotescos: perros, monos, aves, frailes y pajecillos, todos en posturas difíciles, rarísimas y obscenas.
Y el acababa sus confidencias con suposiciones obscenas.
Otra vez entró la música popular en la Iglesia, y se entonaron en las catedrales las canciones en boga, que casi siempre eran obscenas.
¡Como si pidiésemos limosna! Se van muchos echando pestes contra la iglesia, lo mismo que si fuesen herejes, y en la escalera pintan con carbón cosas abominables o escriben palabras obscenas.
Siguió más tarde con los dichos groseros y de doble sentido, y concluyó por las frases obscenas vertidas en todos los instantes del día en los oídos de la niña.
Una vez que había ido a Lada, varios jóvenes que salían de un café le dijeron algunas frases obscenas: otra vez, unos señores que habían venido de caza a Riofrío, hallándola sola en un camino, le dijeron también palabrotas groseras, y uno de ellos se propasó a vías de hecho.
Las coplas obscenas que cantaba y el vaho de tal industria se unían en conjunto muy desagradable.
¡Ay! Mis francesitos se ponen a decir no sé qué insolencias obscenas a la mujer de Gil, cuando salen los mozos, me los agarran y con morriones y todo.
El compañero de Leonardo, que es el que recientemente ha venido, dicen que se burla de los santos misterios de la religión con tal desvergüenza que parece increíble, y que la casa está atestada de libros malos e indecentes, llenos de estampas obscenas.
En estas y otras pláticas se pasó gran parte de la noche, y, aunque don Juan quisiera que don Quijote leyera más del libro, por ver lo que discantaba, no lo pudieron acabar con él, diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticia de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído, pues de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos.
La chiquilla, pelos toda, pinta en la pared, con cisco, alegorías obscenas.
Corre, espía, pregunta, pierde el tiempo, sabe curar pipas, jura como un condenado, frecuenta las tabernas, es amigo de ladrones, tutea a las prostitutas, habla la jerga de los bajos fondos, canta canciones obscenas, y no tiene ni una gota de maldad en su corazón.
Allí las enfermas no suelen quejarse, saben que a nadie inspiran lástima, y procuran sofocar el dolor físico lo mismo que el dolor moral con chanzas obscenas y con blasfemias y con carcajadas que, como las de un loco, hacen llorar.
Y le expuse al público, porque no juzgué ni juzgo a ningún español tan mentecato, que fuese ni sea capaz de creer a su país exento de achaques tan gordos como los que yo cito del mío, ni tan tonto que, si se los concediera, se forje la ilusión de que el vecino no los ha visto, le expuse al público, porque muchos de los vicios que pregona apenas excitan la compasión, algunos la risa, y los más, el escasísimo interés que haya podido prestarles el esmero, ya que no la destreza del pintor, y porque el más grave de ellos es, a Dios gracias, mucho más leve que el más insignificante de los consignados en la estadística viciosa de cualquier otra provincia de España, le expuse al público como se expone un cuadro de fotografías que ni son obscenas ni injurian a nadie: para que las vea aquel caballero y las juzgue.
Los dicharachos, las exclamaciones chistosas y obscenas rodaban de boca en boca y cada cual hacía alarde espontáneamente de su ingenio y de su agudeza excitado por el espectáculo o picado por el aguijón de alguna lengua locuaz.
Oíanse a menudo a pesar del veto del Restaurador y de la santidad del día, palabras inmundas y obscenas, vociferaciones preñadas de todo el cinismo bestial que caracteriza a la chusma de nuestros mataderos, con las cuales no quiero regalar a los lectores.

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