Ejemplos con niñez

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Señora, no olvido mi pasado, mi niñez.
Los niños son los mejores observadores, y las observaciones intensas de la niñez jamás se olvidan.
Gabriel le había conocido en su niñez.
Para no dormirse, leía a la luz de su linterna los libros que podía encontrar en las Claverías: fríos tratados de Historia, en los que la Providencia desempeñaba el principal papel, vidas de santos, que le divertían por su crédula sencillez, rayana en lo grotesco, y aquel de los Luna que tantas veces, había deletreado de pequeño, y en el cual creía encontrar algo de la frescura de la niñez.
Lo único hermoso de su rostro eran los ojos, las ventanas del llanto, agrandados por las noches de frío pasadas en la calle, por el horror de las escenas vistas en la niñez, cuando el padre se emborrachaba, con el deseo embrutecedor del obrero que quiere olvidar, y después de imaginarse un paraíso en la taberna, se enfurece ante la miseria de su casa y aporrea a la familia.
Era la imagen de la mujer del pueblo criada en los tugurios de los barrios obreros, en las grandes metrópolis: anémica por el aire mefítico del cubil donde nació, por la alimentación mala y deficiente, con el cuerpo escuálido, paralizadas en su desarrollo los gracias femeniles por el rudo trabajo realizado en plena niñez.
Dominado por el grato recuerdo de la primavera que había florecido en sus primeros años de obispo, allá en una diócesis andaluza, repetía a Tomasa, una vez más, sus relaciones con cierta dama devota que sentía desde la niñez horror al mundo.
Todo estaba lo mismo que en su niñez: el jardín, el claustro, la catedral no había cambiado.
Los relatos de guerras y la marcialidad artística del uniforme han seducido su niñez.
Su entusiasmo por Gabriel, que databa de la niñez, su fidelidad de perro acompañante, le hacían caminar a saltos, aceptando de un golpe los ideales más lejanos.
El respeto a la Iglesia y sus altos poderes, aprendido desde la niñez, imponía silencio a la población de la catedral.
La Historia, la verdadera Historia, cuya fría limpidez contrastaba con la intrincada maraña de prodigios de los cronicones leídos en la niñez, abatió gran parte de sus creencias.
El Luna creyó retroceder de golpe a la niñez.
Rosario se animó con la conversación, parecía rejuvenecerse junto a esta amiga de la niñez.
Formaban una original pareja el hortera endomingado y aquella muchacha, que por estar cerca su casa iba de trapillo, sin perder por esto el aire de distinción adquirido en la niñez y llevando su cesta con la desenvoltura de una colegiala que comete una travesura.
Nada había variado: las arboledas, más copadas, conservaban la misma disposición, el mismo aspecto, el caserío de la hacienda próxima volvía ante mis ojos igual, idéntico, como una estampa admirada en la niñez, y que el mejor día, cuando menos lo esperamos, viene a recordarnos épocas dichosas.
No era aquella casita la casita alegre y risueña que me vió nacer, que albergó mi niñez y que me vió salir de allí bañado en lágrimas.
Recordé cosas y sucesos pasados, evoqué memorias dolorosas de la niñez, pesares y amarguras infantiles, los tristes días de colegio, las melancolías del primer amor.
Observad a todos aquéllos que vivieron una niñez miserable, en cuyo hogar faltó muchas veces el pan, que no tuvieron ropas para cubrir el demacrado cuerpo, que imploraron avergonzados la caridad pública, y no como el mendigo, con serena franqueza, sino ocultando la demanda en una frase lisonjera, que pasaron, poco a poco, de la timidez bochornosa a la súplica sonriente, de la petición insinuante a la explotación vergonzosa, y de allí a la tolerancia interesada, y veréis cómo, aunque estén en la opulencia, aunque la sociedad los mime y la fortuna los haya indemnizado de cuanto en un tiempo les negó, aun tienen en lo más escondido del corazón el vinagre y la hiel de la miseria.
El que iba allá abajo, se hacía rico, si alguien lo dudaba, allí estaban para atestiguarlo los principales comerciantes de Valencia, con grandes almacenes, buques de vela y casas suntuosas, que habían pasado la niñez en los míseros lugarejos de la provincia de Teruel guardando reses y comiéndose los codos de hambre.
En cambio, los hijos del doctor Pajares gozaron una niñez rodeada de atenciones.
Los recuerdos de la niñez seguían despertándose en él a la vista de la vieja escalera con su pasamano de caoba, rematado por un leoncito borroso y gastado, y de sus peldaños de azulejos del siglo anterior, en los cuales veíanse navios sobre un mar morado, con banderas más grandes que el casco, embozados de gruesas pantorrillas blancas con sombrero de picos y huertanas con cestos de frutas, todo en colores tostados y chillones.
Se veía con la imaginación vistiendo el trajecito escocés de su niñez, cuando su madre, con tocas de viuda, le llevaba a la Glorieta a que jugase con las niñas, pues su timidez y debilidad no le permitían alternar con los revoltosos muchachos.
¡Qué gran progreso en los entretenimientos de la niñez! ¡Cuando uno piensa que aquellos mismos nenes, si hubieran vivido en edades remotas, se habrían pasado el tiempo mamándose el dedo, o haciendo y diciendo toda suerte de boberías!.
Como que me había pasado en la tienda y en el almacén toda la niñez y lo mejor de mi juventud.
Creció Bárbara en una atmósfera saturada de olor de sándalo, y las fragancias orientales, juntamente con los vivos colores de la pañolería chinesca, dieron acento poderoso a las impresiones de su niñez.
Entonces pasaron por las manos de Barbarita todas las preciosidades que en su niñez le parecían juguetes y que le habían producido fiebre.
Barbarita tiene aún reminiscencias vagas de la tertulia en los tiempos de su niñez.
Hasta que ciertas tenacidades de carácter que en la niñez eran un defecto, agradábanle cuando Jacinta fue mujer porque no es bueno que las hembras sean todas miel, y conviene que guarden una reserva de energía para ciertas ocasiones difíciles.
Habíase educado desde la niñez bajo la dirección de su excelente y discreto tío, con lo cual dicho se está que el tierno arbolito no se torció al crecer.

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