Ejemplos con niñita

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al prender un cerillo se dan cuenta de que hay cuerpos muertos colgados en los árboles alrededor de ellos, se asustan y el niño se queda en shock mientras que la niñita corre y se pierde en el bosque.
Este abandono incidía en la mujer y en la niñita.
¿El alba, sin que Petrona Revolorio estuviese a la puerta del cuarto de la niña Ana con su cesta de flores, que ella misma quería ponerle en el vaso y ver con sus propios ojos, cómo seguía la niña? ¡Mi niñita: mírenla que galana está hoy!, se lo voy a decir al niño Pedro que nos dé un baile de convite a las señoras, y vamos a sacarla a bailar con el niño Pedro.
Petrona, por supuesto, no estará en la sala, ni ese es el baile que debía dar el niño Pedro Real, pero ella estará donde la pueda ver su niñita Ana, y mandarle todo lo que necesite, porque ella baila con ver bailar, y lo que hace no lo hace por servicio, sino porque ha cobrado mucha afición.
Voy a poner la puerta de mi casa llena de tiestos de flores, y a alquilar a los músicos, el día que mi niñita vaya a verme.
¿Quiere mi niñita los tamales hoy de coco, o de carnecita fresca? Ayer maté un cochito, que está de lo más blando: era el cochito rosado, ¡y la carne está como merengue! ¡Jesús, mi niñita, no me diga eso! Si yo me muero por servirla: mire que yo soy como las tacitas de coco, que dicen en letras muy guapas: ‘yo sirvo a mi dueña’.
Con que, mi niñita, prepárese para el baile, y que le voy a prestar un chal de seda encarnada que yo tengo, que me la va a poner más linda que la misma niña Sol.
¡Y él sí que es galán también, el niño Pedro! Mire, mi niñita: no le traigo de esos jazminotes blancos, porque los de acá huelen muy fuerte, pero aquí le pongo, en este vaso azul, esos jazmines de San Juan, que acá se dan todo el año y huelen muy bien de noche.
Hay que ponerse en la realidad, niñita.
Acababa de recordar que uno de aquellos pañuelos se lo había atado él a la niñita debajo de la barba, para impedir que la baba le rozase el cuello.
-Es preciso tomar una determinación, niñita mía -le dijo-.
-Yo se lo he dicho ya, y por cierto que la niñita no tuvo a bien contestarme.
su madre no hacía más que arrastrar el guarda pies por las calles, y la niñita me andaba todo el día de ceca en meca, aquí te pongo aquí te dejo.
Pues poco tono se va a dar la niñita en su gran casa.
Cuidado con la señorita Niñita, ¿sabes tú quién soy yo? ¿Sabes que tengo cinco dedos en la mano.
Lo malo es que yo, partiendo por la primera, creí que el caballero blanco, que venía casi todas las semanas a ver la niñita a escondidas mías, era el amo, y se lo dije a Dionisio en cuanto nos vimos.
Me hice cargo de la niñita y me propuse criarla como si fuera mi hija, no tanto por la amenaza del amo como por la promesa del médico y porque me pareció una divinidad.
El médico estuvo tres o cuatro veces a ver a la niñita y él fue quien trajo al padre Manjón, cura de la Salud, para que la bautizara.
Por todas estas cosas, dijo la enfermera, me pasó más de una vez por la idea que podía ser el médico el padre de la niñita.
¿Qué culpa tuve yo de que el amo me alquilara para criar la niñita? ¿qué culpa tuve yo de que el amo me llevara en su calesa a la Casa Cuna? ¿qué culpa tuve yo de que el amo me encargara el mayor silencio sobre lo que iba a ver y oír en la Cuna y en toda otra parte a donde llevarían la cría? ¿Sus mercedes no ven el misterio? Luego, ¿quién era el padre legítimo y verdadero de Cecilia? El médico Montes de Oca no era, el médico Rosaín no era, el amo no era, porque estaba casado con Señorita.
¿Quién era? Claro, el hombre que venía a menudo a ver la niñita, siempre escondiéndose de mí.

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