Ejemplos con nítidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Además las calidades que pruduce son distintas, las líneas son más nítidas y moduladas.
Es un dialecto con características poco nítidas y las hablas se diferencian bastante unas de otras.
De planta octogonal muy sobria y formas arquitectónicas nítidas.
Las imágenes provistas por la sonda Magellan son las más nítidas que se dispone de Venus y la cantidad de las mismas es mayor a la producida por todas las naves anteriores.
Se coloca el micrómetro objetivo sobre la platina y se enfoca el microscopio hasta que las líneas de la escala graduada aparezcan nítidas.
La luz difusa incide sobre los objetos desde múltiples ángulos, proporcionando una iluminación más homogénea y haciendo que las sombras sean menos nítidas cuanto más lejos esté un objeto de la superficie que oscurece.
Esto puede explicar que las copias grabadas, a pesar de su pequeño formato, fuesen nítidas y que ejerciesen gran influencia en Europa, donde las estampas y demás copias sobre papel circulaban rápidamente.
El plumaje, liso y sumamente adherido al cuerpo del canario, presenta coloraciones nítidas y brillantes, sin permitir el lipocromo rojo.
Las imágenes son muy nítidas, porque la distorsión geométrica es casi imperceptible para el ojo humano.
A nivel local se recibe también la señal de TV Ecuatoriana y hoy señales más nítidas y con diversidad de canales gracias al sistema de antena parabólica y tv.
Telescopio Infrarrojo de Alta Resolución Espacial - Está Especializado para aplicar la técnica llamada de óptica adaptativa, es decir, permite corregir las aberraciones de la atmósfera, con lo que se pueden tener imágenes más nítidas, iguales a las de las sondas espaciales, pero sin moverse de la Tierra.
Una vez que consigue las firmas suficientes, Lisa obliga al alcalde Joe Quimby a apagar las luces, y toda la ciudad se maravilla al observar, nítidas, las estrellas en el firmamento.
Las luces son nítidas con los blancos en primer término.
Un amontonamiento de nubes densas y nítidas cual blancos vellones atrajo su mirada.
Buenas tardes, Belarminohabló el dominicano, modulando las notas más nítidas y cariciosas de su flautín laríngeo.
Este con el corazón apretado, revivía nítidas las impresiones enterradas once años en su alma.
Parecía que, así como la experiencia la había dado una madurez prematura, su pensamiento y su estilo se hubieran fortalecido en igual proporción: algunos paisajes estaban pintados con toques sobrios, pero vigorosos, las imágenes eran nítidas y evidentes.
Aresti, influenciado por este ambiente, pensaba en los místicos retiros de la Flandes católica, en sus conventos modernos de escrupulosa limpieza y sus beguinas cubiertas por tocas nítidas, de movibles alas, como mariposas de nieve.
esa impotencia de pensar, de pensar con razonamientos de líneas nítidas, como son las jugadas de ajedrez, y una incoherencia mental que lo encocoraba contra todos.
apretado, revivía nítidas las impresiones enterradas once años en.
Las estrellas brillaban nítidas, fulgentes como puntos de fuego agitados por rápidas reverberaciones.
Siempre ocurre que, al contemplar aquellas nítidas montañas, todo el mundo resucita en su mente a los mahometanos andaluces.
Y una hora después, en tanto que el señor Cristóbal les veía partir con el júbilo retratado en el rugoso semblante desde un corte de terreno, en las afueras del pueblo, y las dos viejas lloraban silenciosas, cada una en un rincón de una de sus habitaciones, mirándose mutuamente de cuando en cuando con insondable tristeza, a los rientes rayos del sol, en un ambiente primaveral y bajo un cielo radiante, cruzaba la polvorienta carretera flanqueada por ventas blanquísimas, por copudos árboles y por apiñados pencares, al airoso trote castellano de su gallardo Cartujeño, Paco Cárdenas, a cuya cintura aferrábase Clotilde con ansias de amor y de caricias, luciendo rojo pañuelo de crespón de largo flecaje, falda que dejábale al descubierto los pies casi invisibles, primorosamente calzados y, a modo de riquísimo joyel, el puñado de flores nítidas y carmesíes con que se hubo de adornar al partir la oscura y rizosa y espléndida cabellera.
Los enfermos que reposaban en los limpísimos lechos que en correcta formación ocupaban los laterales de la sala, en cuyo fondo destacábase una bellísima Dolorosa, se incorporaron, los en estado de poder hacerlo, para recrear sus ojos en la belleza de Maricucha, que ponía con sus típicos colorinescos atavíos una nota exótica y brillante en aquel escenario, al que daban los dolores mudos y las miradas calenturientas un sello extraño de austeridad y tristeza, que no podían esfumar del todo el sol que bordeaba los alféizares de las simétricas ventanas, ni el blanco reluciente de los estucados muros, ni las nevadas coberturas de las camas, ni el piar de los pájaros en las ramas de los árboles que asomábanse regocijantes por los amplios ventanales, ni la suave serenidad de los rostros de las hermanas que iban de unos a otros prodigando consuelos y administrando pócimas, con sus sayales azules, sus manguitos de igual color y sus cofias nítidas y las no menos nítidas cornetas.
No esperaba, por cierto, Paco el Churumbela la acogida que iba a tener, y riente y satisfecho, como hombre a quien la dicha sonríe perpetuidad, penetró gallardamente en su cubril, arrojó también gallardamente el sombrero sobre la cama, que incitaba al reposo con su tersa superficie, su colcha limpísima y sus nítidas almohadas, y tras dejar escapar un suspiro de satisfacción al encontrarse en aquel su nido, que hablaba muy alto de las dotes de mujer pulcra y hacendosa que adornaban a Rosario, sentóse en la vieja mecedora donde solía dormir sus siestas en las tardes calurosas del estío.
Vino la Nochebuena acompañada de mucha nieve, pero cuanto más espeso era el sudario que cubría el huerto del convento, más calor notaba Lucía en su celda solitaria, una ilusión singular le mostraba, al través de los emplomados vidrios, que en lugar de copos de nieve llovían sobre las ramas de los árboles y sobre la dura tierra millares de azucenas nítidas, finas como plumas arrancadas del ala de.

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