Ejemplos con insurrectos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero, en el interior de la provincia, permanecieron insurrectos varios caudillos federales, entre los que se destacó Felipe Álvarez, de Fraile Muerto, manteniendo la insurrección federal en el sur.
Javier pretende detener a Vidal por estos hechos, pero Luis Nogales se declara cabecilla de los insurrectos y es detenido en su lugar.
En esta localidad los insurrectos publicarán un manifiesto en el que piden la adhesión a los habitantes del pueblo y proclaman que su objetivo es la defensa de la democracia y la propiedad.
Vencidas las columnas por las tropas gubernamentales junto a las lomas de Cillas, a pocos kilómetros de Huesca, los oficiales insurrectos fueron sometidos a un Consejo de Guerra sumarísimo, siendo condenados los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández a la pena de muerte.
Una encarnizada batalla se llevó a cabo en Huanancancha, pero la superioridad del ejército inca dio la victoria a Pachacútec, quien, decidido a aniquilar definitivamente a los insurrectos, asoló los pueblos enemigos diezmando gran parte de su población.
La ciudadela de Sainte-Walburge cae en manos de los insurrectos.
Con él tomó parte activa en la Campaña de Filipinas contra los nativos insurrectos.
Trabajando con Leonard, el peluquero de la reina, Bertin creaba peinados que se volvían el furoror de toda Europa: el cabello podía ser adornado, estilizado, cortado dentro de definidas escenas, y modelado dentro formas y objetos y oscilaba desde recientes chismes de nacimientos de las infidelidades de los maridos hasta barcos navieros franceses como el Belle Poule, hasta el Pouf a los insurrectos en honor a la guerra de revolución norteamericana.
Más tarde, participó en varios desembarcos que se hicieron contra los insurrectos en Cuba.
Fue la primera victoria polaca en la guerra contra los rusos y consiguió elevar la moral de los insurrectos, pero no conseguiría detener la superioridad militar y de recursos del ejército ruso.
Una vez realizada la misma, Pérez del Viso tomó el lugar de Figueroa Alcorta y comenzó a proponer distintas soluciones, que obviamente protegían a los insurrectos.
Con estos míseros refuerzos, Cartimandua no pudo hacer frente a Venutio y se vio obligada a dejar su reino en manos de los insurrectos.
Villaescusa firmó la rendición de sus tropas y salió con rumbo a San Ignacio Piaxtla donde lejos de respetar su acuerdo comenzó a hacer preparativos para enfrentar de nueva cuenta a los insurrectos.
Días después se sumaban a los ejércitos de La Gasca y daban la batalla de Jaquijaguana donde las fuerzas pizarristas eran vencidas y ajusticiado Gonzalo Piazarro y otros insurrectos.
Juan José de los Reyes Martínez, minero de La Valenciana famoso por su fuerza y apodado El Pípila, solicitó a Hidalgo permiso para incendiar la puerta de la Alhóndiga, lo que permitiría a los insurrectos penetrar en ella.
Al darse cuenta uno de los jefes insurrectos de la presencia de Riaño, ordenó un ataque al jefe realista, que al intentar defenderse pereció.
En la memoria judía quedaron duramente grabadas las matanzas realizadas por los insurrectos.
La pena Capital implicaba también la confiscación de los bienes de los insurrectos.
La represión se veía desencadenar una vez apresados los insurrectos.
La Campaña cristera de Colima fueron una serie de ofensivas masivas apoyadas por la artillería, la marina y la aviación efectuadas en el estado de Colima por el ejercito federal mexicano en contra de los insurrectos cristeros durante la Guerra Cristera.
Sus acciones, que contrariaron las de Dan Johnson lo llegaron a conocer por el apodo como los Insurrectos.
Después de una serie de acciones los expedicionarios lograron derrotar a los insurrectos.
Sin embargo la insurrección fue controlada por el ejército en apenas dos días, recuperando todas las localidades tomadas por los insurrectos y causando una fuerte represión contra los campesinos acusados de participar en el levantamiento.
Reforzados por un gran número de tribus ilirias que habían participado en la rebelión, los insurrectos llegaron a amenazar a su propia provincia de origen.
Por el otro bando, los insurrectos retomaron las antiguas costumbres de las revueltas rurales, exhando y dando muerte a los representantes del Estado, saqueando las ciudades, antes de que sus jefes lograran impedir, durante un tiempo, esas prácticas que parecen una revancha y tienen una dimensión mesiánica.
También fue criticada por el australiano Peter McPhee, profesor de la Universidad de Melbourne, especialista de historia contemporánea de Francia, quien retoma la tesis de Pierre Chaunu al hablar de un vínculo entre la Revolución Francesa y el totalitarismo comunista, a la vez que destaca las incongruencias del análisis de Reynald Secher en lo relativo al número de víctimas y destaca la escasa importancia que se da a las matanzas de republicanos por parte de los insurrectos en sus libro, además, hace ver que Reynald Secher, en sus trabajos posteriores, no tuvo en cuenta ninguno de los trabajos universitarios posteriores que matizaban o contradecían sus análisis.
Todo el mundo se sorprende por la brutalidad de la rebelión, la mayor parte duda a la hora de unirse a los insurrectos, algunos incluso como Charette deben ser obligados utilizando la fuerza.
Encontrándose en esta situación, y por el empuje de los insurrectos, se le encomendó la misión de retirar a la guarnición de Veracruz y transportarla al fuerte de San Juan de Ulúa.
Tòni le había contado sus aventuras en el golfo de California mandando una pequeña goleta que servía de transporte a los insurrectos de las provincias septentrionales alzados contra el gobierno de Méjico.

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