Ejemplos con insípido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La cuajada con melao es un postre colombiano que se hace sirviendo cuajada, que es un tipo de queso insípido de leche de vaca, en porciones bañadas con un líquido acaramelado hecho con panela derretida en agua, llamado melao o melado.
Las bayas tienen un sabor excelente , algo agrias de acuerdo con un informe, mientras que otro dice que puede ser dulce o insípido.
Otros autores, como Rivas Quintás, suponen un origen en el latín FATUU- insípido , bobo , del que también procedería el asturiano fato tonto , en las hablas leonesas es más frecuente la acepción vanidoso.
El residuo dejado por la benzina es una materia pulverulenta de color leonado, sin olor, insípido, infundible, insoluble en cualquier vehículo, aun en la solución de potasa, con el aspecto de madera podrida, carbonizándose, con unos vapores y un olor análogos a los vapores ácidos y lagrimosos de la madera puesta en circunstancias idénticas.
Es un líquido oleaginoso, incoloro, neutro, inodoro e insípido.
A veces cambios menores en las estructuras químicas de un compuesto químico puede cambiar el sabor de dulce a amargo o incluso insípido.
El fruto puede consumirse fresco ya que es dulce, pero resulta algo insípido y seco, con olor a rosas.
Plinio dice que hay diez tipos de sabores, Fernelio dice que son nueve, pero él considera que son ocho, agudo, amargo, salado, untuoso, dulce, insípido, estíptico, o acerbo y aceroso.
Las de la mora blanca, del este de Asia extensamente naturalizadas en todas las regiones urbanas de América, tienen un sabor diferente, a veces hasta insípido.
Pasó la noche codeándose con hembras en cafés cantantes, donde un espectáculo insípido y variado servía de pretexto para disimular la feria de la carne.
Frente a la Lonja, el Principal, pobrísimo edificio, mezquino cuerpo de guardia, por cuya puerta pasea el centinela arma al brazo, con aire aburrido, rozando con su bayoneta a los soldados libres de servicio, que digieren el insípido rancho contemplando el oleaje de alimentos que se extiende por la plaza.
¡Pobre hombre! Lo que me pareció fácil, resulta no ya difícil, sino imposible Para más contrariedad, delante de esa bendita y maldita mujer, me convierto en el más insípido de los colegiales.
Los amantes, que componían versos de casto e insípido pastorileo, no podían entrar en las casas como aquellos a quienes encubría su dignidad, y entraban disfrazados o empleando los más extravagantes y rebuscados medios.
Arrojólo al suelo el imparcial crítico, diciéndole que no se podía leer de puro flojo e insípido.
Niño a pesar de sus amarguras, vendía el pan de la cárcel por diez céntimos para una partida de pelota en el patio o un racimo de uvas, y a la hora del rancho echábase a la espalda la mano izquierda, y mirando con envidia a los que empuñaban un mendrugo, hundía su cuchara en el insípido rancho para engañar el estómago con ilusorio alimento.
A propósito: criticad los manjares, sobre todo aquel engrudo llamado crema, de que no saben salir en todo el año, aquella execrable mostaza hecha a fuerza de vinagre, aquel cocido insípido y asqueroso, y, lo que es peor, aquel sacar los mozos los cubiertos del bolsillo, donde los tienen confundidos con las puntas de los cigarros o donde participan de elementos aún peores.
Le pareció aquél el vene­no que le convenía por todos los conceptos, era muy acti­vo, por no decir casi instantáneo, en sus efectos no causa­ba dolores y, tomado en forma de cápsula de gelatina, como recomendaba sir Mathew, era insípido al paladar.
Y aunque andando los días resulte todo esto música celestial, ¿a qué más puedo aspirar yo, mundano insípido y desencantado, que a vivir al calor de este fuego divino que centelleaba en mi corazón y en mi cerebro, y me ha transformado, de cortesano muelle, insensible y descuidado, en hombre activo, diligente y útil?.
Túvole al sonar las nueve de la noche, y los Vélez de la Costanilla se despidieron y se marcharon con el mismo insípido ceremonial con que se habían presentado en el solar de Peleches.
Así fueron corriendo los días y las semanas y aun los meses, llegó a ajustarse la tertulia, aunque siempre de confianza, a otro ceremonial menos insípido, y casi bastó para ello la vuelta de Sagrario, que traía impresiones que relatar, hasta de entrevistas con el Gran Turco, mientras su marido, más gangoso que nunca, y alicorto y desvaído, como gallo desplumado, apenas daba señales de lo poco que antes fue, para sacar algunas veces de sus centros al solemne don Mauricio, que no se desconcertaba allí tan fácilmente como solía, jugaban ya las cotorronas al tresillo, y, con excepción de la música y del baile, se hacía allí a todo lo del año pasado entre los íntimos, siendo la enfermedad gravísima de la marquesa obstáculo que no estorbaba para nada, porque, de puro sabido, nadie reparaba en él.
Todo converge hacia él, la misma historia de su país no es más que un gran drama, cuyo héroe es él, todo es insípido si no lleva su nombre.
No veía nada, pero sentía el frío hostil del río y el olor insípido de las piedras.
Se baila, se come, se bebe mucho todavía, pero en insípido desorden y casi a la fuerza.
Sin embargo, en aquel domingo de otoño, blanco, diáfano, insípido como clara de huevo, la chiquilina agitábase en singular preocupación.
Un primo feo es un insípido hermano: un primo bello es el más peligroso y puede er el más adorado de los hombres.
-No hay nada insípido ni sabroso: todo depende del paladar.
Todo tenía el sello de adquisición fresca y pegadiza, pronto a desaparecer cuando llegara nueva remesa, producto insípido de la conversación o lectura de la noche precedente.
Los amantes, que componían versos de casto e insípido pastorileo, no podían entrar en las casas como aquellos a quienes encubría su dignidad, y entraban disfrazados o empleando los más extravagantes y rebuscados medios.
Sagasta, indolente y festivo, obsequió al riojano con un insípido cigarro de la Régie, diciéndole: «Nuestros quehaceres no son muy grandes que digamos.
¡Qué chocolate! ¡Y el caldo qué insípido! El pan no alimentaba ni tenía gusto.

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