Ejemplos con habré

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Amados y respetables señores míos: No sé si les habré chocado, a causa de mi franqueza, o si les habré aburrido con tan larga plática.
Pero, aun así y todo, estoy convencida que mucho más desgraciada sería casándose en tales circunstancias, y que diría infinitas más veces: ¿por qué me habré casado? , de las que ha de decir: ¿por qué estorbaron que me casase? Con eso, mi conciencia se queda tranquila, y no tengo inconveniente en desbaratar ese desatentado casorio.
Entonces yo mismo fui al mercado y compré un salmón magnífico por sesenta pesetas, y yo envié el hermoso pez a mi casa, como si él fuese un regalo de la parte de un amigo, al contrario, si ella sabe que yo lo habré comprado, mi mujer me hace una terrible camorra.
Son tan raras las cosas que desde anteayer me suceden, está tan fuera de sus naturales caminos mi vivir desde estos días, tan singular e inaudito me parece lo que usted dijo allá junto al pantano, que imagino si me quedaría dormida en Miranda de Ebro, y no habré despertado aún.
Y de la carta a Izaguirre este es el final: ¿Me lastimará usted mi fe? ¿Y en vano habré salido su fiador? Porque lo garanticé desde el principio como si hubiéramos hablado de esto y tuviera autoridad de usted para su oferta.
¿Y me habré de echar por esas calles, despedazado y con náuseas de muerte, vendiendo con mis súplicas desesperadas nuestra hora de secreto, cuando usted con este gran favor, puede darme el medio de bastar a todo con holgura, y de cubrir con mi serenidad los movimientos?.
De ella, lo que parece destacarse de una manera marcada, es esto sobre lo cual necesariamente habré de volver, porque fue rasgo típico de su temperamento.
¡El mejor amigo del Demonio! Me habré equivocado y no será la campana de András.
¿Si habré sido yo la liviana, la sandia y la extravagante? ¿Si habré estado enamorada del fraile, que no pensaba en mí sino con inocente y sencillo afecto paternal?.
No sé qué mala pasada habré jugado a Alarcon, siendo niños, ignoro si querrá vengarse de algún artículo político mío, siendo hombres, o si intentará desacreditarme para burlarse de mí, siendo viejos, pero es el caso que escribiendo estoy y aún vacilo, pues para honra mía es mucho y para mi autoridad poco, ser yo precisamente designado por él para abrir las puertas del edificio de su ingenio.
Eso de la revelación lo dice para engañar a la gente Sin duda se lo figura, se lo teme, o me lo ha conocido no sé en qué ¿Lo habré dicho yo en sueños? Aunque no, podrá haberlo adivinado por su propia locura.
Pero viéndose sola en aquel terreno de la incertidumbre, llenábase de tristeza y decía: ¿Me estaré quejando de vicio? ¿Seré yo, como aseguran, la más feliz de las mujeres, y no habré caído en ello?.
Si le habré matado sin querer Y en todo caso ha sido en defensa propia.
¡Ay de mí! Si me quisiera, el corazón se me curaría, como que no es enfermedad lo que tiene, sino impaciencia hormiguilla ¿Qué habré hecho yo para ser tan desgraciado? Ahora caigo en la cuenta de que no me he divertido nunca.
Lo de que yo tengo algo que ver con esa muchacha, ¿eh? Porque puede usted creerme, y se lo juraría si fuese lícito jurar: bien sabe Dios que la tal mujer hasta me es aborrecible, y que no le habré mirado a la cara media docena de veces desde que estoy en los Pazos.
—Pues esta noche enviaré por vos, dijo el corregidor, y en mi casa os desposaréis con Preciosica, y mañana a mediodía estaréis en la horca, con lo que yo habré cumplido con lo que pide la justicia y con el deseo de entrambos.
—Vamos en buen hora, dijo Ricardo, quizá te habré menester, si acaso el guardian de cautivos de mi amo me ha echado ménos, que es un renegado corso de nacion, y de no muy piadosas entrañas.
—Señores, yo soy el licenciado Vidriera, pero no el que solia: soy ahora el licenciado Rueda: sucesos y desgracias que acontecen en el mundo por permision del cielo me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me le han vuelto: por las cosas que dicen que dije cuando loco, podeis considerar las que diré cuando cuerdo: yo soy graduado en leyes por Salamanca, adonde estudié con pobreza, y adonde llevé segundo en licencias, de do se puede inferir que mas la virtud que el favor me dió el grado que tengo: aquí he venido a este gran mar de la corte para abogar y ganar la vida, pero si no me dejais, habré venido a bogar y granjear la muerte: por amor de Dios, que no hagais que el seguirme sea perseguirme, y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo: lo que solíades preguntarme en las plazas, preguntádmelo ahora en mi casa, y veréis que el que os respondia bien de improviso, os responderá mejor de pensado.
—Yo, señores, soy aquella que muchas veces habréis sin duda alguna oido nombrar por ahí, porque la fama de mi belleza, tal cual ella es, pocas lenguas hay que no la publiquen: soy en efeto Cornelia Bentibolli, hermana de Lorenzo Bentibolli, que con deciros esto, quizá habré dicho dos verdades: la una de mi nobleza, la otra de mi hermosura.
¡Oh cuántas y cuáles cosas te pudiera decir, Cipion amigo, desta morisca canalla, si no temiera no poderlas dar fin en dos semanas! Y si las hubiera de particularizar, no acabara en dos meses, mas en efeto habré de decir algo, y así oye en general lo que yo vi y noté en particular desta buena gente.
¡Oh Cipion, quién te pudiera contar lo que vi en esta y en otras dos compañías de comediantes en que anduve! mas por no ser posible reducirlo a narracion sucinta y breve, lo habré de dejar para otro dia, si es que ha de haber otro dia en que nos comuniquemos.
Váyase a dormir, señora, por mi vida, y piense en esto, y mañana habrá de tomar la resolucion que mejor le pareciere, pues al cabo al cabo, habré de seguir sus consejos, pues la tengo por madre y mas que madre.
Pero, con todo esto, porque no ande vacilando mi honra en vuestras intenciones, habiéndome ya conocido por mujer y viéndome moza, sola y en este traje, cosas todas juntas, y cada una por sí, que pueden echar por tierra cualquier honesto crédito, os habré de decir lo que quisiera callar si pudiera.
Dígote, Sancho dijo don Quijote, que estás en lo cierto, y que habré de tomar tu consejo en cuanto el ir antes con la princesa que a ver a Dulcinea.
Yo me hallo tan mal sin vos, y tan imposibilitada de no poder sufrir esta ausencia, que si presto no venís, me habré de ir a entretener en casa de mis padres, aunque deje sin guarda la vuestra, porque la que me dejastes, si es que quedó con tal título, creo que mira más por su gusto que por lo que a vos os toca, y, pues sois discreto, no tengo más que deciros, ni aun es bien que más os diga.
Enviando a Vuestra Excelencia los días pasados mis comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo, dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia, y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que ha causado otro don Quijote, que, con nombre de segunda parte, se ha disfrazado y corrido por el orbe, y el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome, o, por mejor decir, suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana, y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote.
Si gustares de acorrerme, tuyo soy, y si no, haz lo que te viniere en gusto, que, con acabar mi vida, habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.
Presto habré de morir, que es lo más cierto,.

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