Ejemplos con gigantes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En lontananza, la cadena del Forez erguía sus mamelones donde la nieve refulgía cual una caperuza de plata, los gigantes de Auvernia, vaporosos y grises, parecían fantasmas de neblina, el castillo de Borbón Busset surgía de las brumas con sus torreones señoriales, avergonzando al pacifico palacio de Randán, con todo el desdén de un Borbón legítimo hacia la rama degenerada de los Orleáns.
Hemos de matar en los gigantes a la soberbia, a la envidia, en la generosidad y buen pecho, a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo, a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos, a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos, a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros.
En eso respondió el bachiller, hay diferentes opiniones, como hay diferentes gustos: unos se atienen a la aventura de los molinos de viento, que a vuestra merced le parecieron Briareos y gigantes, otros, a la de los batanes, éste, a la descripción de los dos ejércitos, que después parecieron ser dos manadas de carneros, aquél encarece la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia, uno dice que a todas se aventaja la de la libertad de los galeotes, otro, que ninguna iguala a la de los dos gigantes benitos, con la pendencia del valeroso vizcaíno.
¿Quién ha de ser respondió el barbero sino el famoso don Quijote de la Mancha, desfacedor de agravios, enderezador de tuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas?.
Calla, amigo Sancho respondió don Quijote, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza, cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene, mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.

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