Ejemplos con gigantescos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A su derecha se encuentra una amplia bodega con sus gigantescos toneles ensamblados, a la izquierda queda otra escalera que conduce a los aposentos.
Habitado por gigantescos Dragones que nadaban en el magma hirviente.
Otros estaban asustados que se elevaría súbitamente el precio de la electricidad o que Lituania sería salida con costes gigantescos y arruinaría.
Las imágenes de los micro-espías mostraban una enorme máquina de guerra bípeda armada con dos gigantescos haces de partículas y una batería de artillería lateral que nada tenía que envidiar a la de un crucero de batalla.
Está rodeado de gigantescos sabinos y cuenta con asadores para que los visitantes disfruten cómodamente del lugar y del paisaje.
Pipluors: Son monstruos gigantescos formados por gelatina transparente, tienen muchos ojos para poder acechar mejor a su presa.
Los swanit son unos gigantescos insectos fusiformes que habitan en el desierto de Kash-Tar.
De cualquier modo, los humanos traen un par de electrodos gigantescos cerca del monstruoso kaiju con la intención de crear una zona supercaliente donde desidratarán a Hedorah.
Grabó varios LPs notables, cada uno un suceso, pues de hecho, él estaba desarrollando un nuevo género en saltos gigantescos.
De esta manera los saurópodos alcanzaron tamaños gigantescos y los prosaurópodos desaparecieron aproximadamente en la misma época en que aparecierón los genasaurios.
A fin de satisfacer la demanda energética de la creciente población mundial, los diferentes estudios realizados han propuesto sistemas capaces de suministrar varios gigavatios de electricidad de forma constante, bien mediante unos pocos satélites gigantescos bien mediante constelaciones de satélites más pequeños.
Cierto es que está vallado por montes gigantescos, pero no por ello creas que es lóbrego y sombrío, sino rutilante y esplendoroso de luz y de sol, ameno y fecundo, de verdor primaveral Aunque en la rígida pendiente de la montaña ni un solo rincón encontramos donde edificar, con la ayuda de Dios, el trabajo de nuestras propias manos y la precia de los artesanos, en muy poco tiempo allanamos un pequeño espacio donde pudimos edificar un breve remedo de claustro.
Se caracterizan, principalmente, por utilizar tela para envolver gigantescos edificios o cubrir extensas áreas públicas.
El mar se despeñaba en cataratas dentro de las cavidades de sus cuevas, con gigantescos cañonazos.
Los freos eran hervideros de olas, los peñones se cubrían de espuma, los rudos hombres de mar retrocedían vencidos, los barcos se refugiaban en los puertos, el paso se cerraba para todos, las islas quedaban apartadas del resto del mundo Pero esto nada significaba para la marinera invencible de cráneo pelado, para la caminante de piernas de hueso, que podía correr con gigantescos saltos por encima de montañas y mares.
Estos pulpos del Acuario no eran mas que habitantes ribereños de las costas mediterráneas, parientes pobres de los calamares gigantescos que alumbran con su fuego azul de planetas devoradores la lúgubre negrura de la noche oceánica.
Finalmente, al ser abierto el istmo de Suez, se desdoblaba la ciudad de un modo prodigioso, pasando a ser un puerto mundial, poniéndose en contacto con la tierra entera, multiplicando sus dársenas, gigantescos apriscos adonde venían a aglomerarse como rebaños los buques de todos los pabellones.
Los pulpos gigantescos se iluminaban al percibir la proximidad de una víctima como soles lívidos, moviendo sus brazos de mortífero tirón.
Grandes marañas de ramaje cortado cubrían el suelo, como si acabase de pasar por él una banda de leñadores gigantescos.
Los vagabundos de estas tierras vírgenes, pastores y bandidos, hablaban de gigantescos animales entrevistos al anochecer en las orillas de los lagos, devorando de un golpe praderas enteras, y el doctor, como otros muchos sabios, había creído en la posibilidad de encontrar un superviviente prehistórico, una bestia de los rebaños monstruosos anteriores al hombre retardada en este paraje inexplorado del planeta.
Su proa cortó la infinita lámina del Amazonas, apartando los troncos gigantescos arrastrados por las inundaciones de la selva virgen, para anclar frente a Pará o frente a Manaos, tomando cargamentos de tabaco y café.
Descubríase una inmensa extensión de costa, no llana, sino ondulante, plantada de maíz en unos sitios, en otros de trigo, en la mayor parte de hierba solamente, cortada por la gran vía empolvada de Lancia, con su faja obscura de olmos gigantescos, a cuyo extremo parecía como una mancha blanca y roja la villa.
Grandes olas hinchadas venían de lejos extendiendo sus lomos gigantescos y se estrellaban con fragor contra la punta del Peón, escupiendo sus espumas a lo alto.
Poco a poco, a impulsos del hacha y de la sierra, fueron desapareciendo los copudos y grandes castaños de hojas anchas y frescas con sus torsos retorcidos de piel rugosa, los gigantescos robles que habían renovado sus hojas picadas más de trescientas veces, los nogales que parecen enormes plantas de albahaca, los jugosos pomares, cuyas ramas se doblan hasta dejar delicadamente el fruto en el suelo, y otros árboles de arraigo y respetabilidad en el país.
La carga entraba por arriba en los tubos gigantescos, y lentamente, en el incendio de sus entrañas, formábase el metal que descendía por su peso hasta salir por la base de las torres.
Las tintas rabiosas de los trajes de la huerta, las blancas manchas de los grupos en mangas de camisa, los pantalones rojos de los soldados, los enormes quitasoles de seda granate que parecían robados de una antigua sacristía, los gigantescos abanicos de papel moviéndose con incesante aleteo, las botas de vino que a cada instante se alzaban oblicuamente sobre las cabezas, los gritos, las protestas porque se hacía tarde, todo daba a aquella parte de la plaza un aspecto de locura orgiástica, de brutalidad jocosa.
Los farolillos venecianos formaban gigantescos pabellones de una claridad difusa.
No desmintiendo éstos la hospitalaria tradición campesina, hicieron pasar a los visitadores, quieras no quieras, al comedor, donde un mármol se hubiera reído también observando cómo la mesa del refresco, la misma en que comían a diario los dueños de casa, tenía dos escotaduras, una frente a otra, sin duda destinadas a alojar desahogadamente la rotundidad de un par de abdómenes gigantescos.
La monumental sopa de pan rehogada en grasa, con chorizo, garbanzos y huevos cocidos cortados en ruedas, circulaba ya en gigantescos tarterones, y se comía en silencio, jugando bien las quijadas.
El borde de piedra del estanque estaba semiderruido, y las gruesas bolas de granito que lo guarnecían andaban rodando por la hierba, verdosas de musgo, esparcidas aquí y acullá como gigantescos proyectiles en algún desierto campo de batalla.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba