Ejemplos con fatídicas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En sus últimos años es cuando recibe el apodo de Cuervo por sus fatídicas predicciones del futuro.
Las pruebas que realiza no son las que él esperaba y trae consigo una sere de fatídicas consecuencias para él y la vida personal de su compañero de cuerto, Dan Cain.
En cuanto entró apretó la de Tristán fuertemente y dejó escapar estas fatídicas palabras:.
Mi primer pensamiento fue para recordar las fatídicas predicciones de y David Montero.
Subió Salmerón a la Presidencia y demudado, lívida la faz, centelleantes los ojos, dijo solemnemente estas fatídicas palabras: Señores diputados: hace pocos momentos he recibido un recado u orden del Capitán General de Madrid -creo que debe ser ex-Capitán General-, quien por medio de sus ayudantes nos conmina para que desalojemos este local en un término perentorio.
En aquel estado, oía las cornetas fatídicas, oía el relato de , sin poder contestarlo.
Jacinta veía el cielo abierto pero este cielo se nubló cuando el bárbaro desde un rincón, donde su voz hacía ecos siniestros, soltó estas fatídicas palabras:
Lo mismo que el año pasado, está explicando la desastrosa historia y trágica muerte de Cayo Graco, pero su voz elocuente añade estas fatídicas palabras: Terribles días se preparan.
Vio que muchos brazos se abalanzaron hacia Martín, y que la cabeza del desgraciado joven desapareció entre otras cabezas fatídicas.
Como Hernani es «ópera de tenor», los abonados se manifestaron descontentos, viendo tan mal principio y notando las escandalosas desafinaciones del coro, y en pasillos y palcos principió a fermentar sorda inquina contra la Empresa y el «cuadro», los periodistas, desde sus butacas de primera y segunda fila, cuchichearon cabeceando y trocando en voz baja fatídicas impresiones, el telón cayó en medio de un silencio glacial, y antes de concluirse la ópera ya corría por el teatro el rumor -mañosamente esparcido- de que se iba a rescindir la contrata de «aquel hueso».
Cuentan las crónicas del descubrimiento de Islandia que, partiendo unos navegantes de Noruega a explorar el piélago que avanza, al norte, hacia los hielos eternos, llevaron tres de aquellas aves fatídicas consigo.
Siguió a estas fatídicas palabras un prolongado silencio.
Lo cual no impide para que sean todo lo contrario de fatídicas, y a mí me gusten mucho, las siguientes cosas verdes.
degolladores que cual aves fatídicas se paseaban en bandadas, lanzando al aire cohetes voladores, que era la señal que les.
» Acabadas tan fatídicas palabras, la visión se fue alejando, y sintió que los huesos de la que fue hermosa mujer y ya sólo asquerosa podredumbre era, se incrustaban en su carne, causándole un dolor imposible de resistir.
Aquellos dos hombres agitábanse en la oscuridad como dos inquietos fantasmas, sombras indefinibles que iban y venían con una tea encendida en la mano, envueltos en túnicas de amianto y destacando sus formas fatídicas, vagas y errantes sobre la sombría mole de la fortaleza, como dos espectros a través del limbo de la oscura noche, alumbraba el azufrado fulgor de los relámpagos.
Llovía a torrentes, y el espacio encendido por aquellas fatídicas exhalaciones que en medio del fuego azufrado de los relámpagos, vibraba el cielo, parecía hundirse ante el rotundo crujir de los polos que parecían quebrarse al ímpetu de los elementos en choque.
»Es fama igualmente que aquella terrible explosión con sus alboradas fatídicas siguió la dirección del río Tamboga, pasando por San Gregorio, siguiendo luego las inflexiones de las pintorescas márgenes del Tambre, hasta el cabo de Finisterre, en el Océano Atlántico, desde donde pudo percibirse el fenómeno.
Pensaba en esto quizá, cierta mañana, paseándome, según mi costumbre, por el parapeto de la batería, cuyos cañones tenían constantemente dirigidas sus elocuentes y fatídicas bocas al montecito de Yataytí-Corá, cuando un ayudante vino a anunciarme:.
Felipe Pérez y Gonzalvo era un hombre prudente: la falta de lealtad y de delicadeza que ya él había columbrado en el carácter de Romea, el cinismo con que este parecía resuelto a explotar su posición, las fatídicas palabras del General Sarmiento, y sus propios presentimientos, le hacían sospechar alguna inicua intriga contra su quietud doméstica o sus bienes.
¡Palabras fatídicas que auguraban el misterioso y no lejano fin del prelado!.
Un hermano de la cofradía de la Caridad se detuvo frente al grupo, pronunciando estas fatídicas palabras con un sonsonete gangoso y particular.
En aquel estado, oía las cornetas fatídicas, oía el relato de Yahia, sin poder contestarlo.
Vio que muchos brazos se abalanzaron hacia Martín, y que la cabeza del desgraciado joven desapareció entre otras cabezas fatídicas.
Tras de estas campanadas fatídicas, el silencio que viene después parece un tierno halago.
Y del fondo del Chaco, de donde un tentáculo de humanidad se hunde en el seno de la Esfinge, vienen fórmulas fatídicas.
El hambre, la miseria, dos fatídicas palabras, pero una sola y verdadera calamidad, que al escribirlas se nos oprime el corazón, entumecen nuestros miembros, hiela la sangre en las venas y un escalofrío de terror recorre nuestro cuerpo y eriza nuestros cabellos haciéndonos mirar con torva vista los rincones de nuestro aposento por si, sólo de mentarlas, se han introducido fraudulentamente por el poder de la sugestión, no son factores, a pesar de sus terribles efectos para llevar al proletariado a la conquista de su emancipación.
, -mas ¿quién era aquel hombre que, hacía ya media hora, marchaba detrás de mí, a pie, agarrado a la cola de mi caballo, diciéndome cosas fatídicas y desagradables, y cuyo aspecto me infundía un terror indefinible?.
La naturaleza lánguida y enclenque entonces, iba quedándose, como si dijéramos, en cueros vivos, las brisas eran más frescas, y en lugar del sonido armónico y majestuoso que formaban perdidas entre el follaje de junio, gemían lastimeras al chocar contra los escuetos miembros de los árboles, lloraban fatídicas, como si fueran la voz de la naturaleza que lamentara la pérdida de sus risueñas galas.

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