Ejemplos con desengañada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando Roberto se gradúa se casa con la frágil Angélica y María, desengañada, decide olvidarse del amor y superarse.
Desengañada por la ingratitud de muchas personas, que plagiaron sus obras y no le reconocieron la autoría de numerosas iniciativas, María Alvarado se recluyó en su casa, en medio de grandes privaciones económicas, ya que el Estado le otorgaba una exigua pensión.
La poesía de Hardy utilia un lenguaje preñado de arcaísmos y expone una cosmovisión tan sombría, materialista y desengañada como el de sus novelas.
Todos han ensalzado unánimes la serena melancolía que el libro revela, la mirada firme y desengañada que el autor dirige sobre las cosas humanas, la amargura sin misantropía con que juzga nuestro estado social, y la verdad poética con que le ennoblece.
Con Mina no arrostraba peligro alguno: la pobre estaba desengañada.
Lleva también el mayor acopio posible de militar autoridad, con que el buen O'Donnell pueda espantar y hacer el coco a los políticos que le estorban, o no le dejan hacer su gusto en el gobierno de una nación revuelta, engañada y desengañada de tantas coplas de libertad, constitución, y viva la Pepa.
El Rey tiene cincuenta años, y aún quizás pase de ellos: la faz esta marchita, la carne fofa, los ojos han perdido viveza: la fisonomía que vimos en el gran retrato ecuestre parece antes que avejentada, fatigada, entristecida, como si en ella se marcara no sólo el curso del tiempo, sino el amargo sedimento que en el alma debieron de dejarle tantas tierras perdidas y tantas glorias eclipsadas: ya esta en la edad triste y desengañada en que oyéndose llamar había de saber que era mentira.
A la derecha, abríase el valle de Azpeitia, cruzado por el Urola, alegre también y risueño, ligando al pueblo con el Santuario como con un lazo de flores, pareciendo su alegría, sobre el tinte melancólico de todo el paisaje, un ramo de rosas sobre la tumba de un justo, una dulce sonrisa sobre el austero rostro de un trapense, el alto Izarraiz, verde en la falda como la vida en su primavera, áspero y ceniciento en la cumbre como la vejez ya desengañada, cerraba bruscamente el fondo, y en medio de todo aquello, elevada sobre la tierra, inalterable entre lo alegre y lo triste, indiferente entre lo pobre y lo rico, elevábase la estatua de san Ignacio, la imagen de la santidad, serena siempre, igual, tranquila, orando y bendiciendo.
Previo regalo de un cigarro con que don Quintín le obsequió, el portero del teatro le dijo dónde vivía la corista por quien iba preguntando, y allá se fue a buscarla, deseoso de hablar de Mariquilla y esperanzado en saber cuándo regresaría para precipitarse en su busca, porque durante aquella larga caminata, según se había ido alejando de su casa y cónyuge, sintió que el amor se enseñoreaba de su espíritu y de sus sentidos, y hasta le pareció que si encontrase a Mariquilla podría llevársela a comer de fonda, contra lo que suponía la desengañada Frasquita.
En tal caso, hay que colocar a la pareja en condiciones de ruptura y conseguir una de estas dos cosas: que ella imponga a su padre su voluntad, es decir, la , o que, desengañada del amor, piense en dichas más puras, en vida más tranquila.
Un día profesaba una rica educanda de pocos años, desengañada del mundo, otro, una hija de familia se negaba a ir a pasar el domingo con sus padres por adornar un altar, ya una señorita manifestaba decidido propósito de acogerse al claustro, ya una de aquellas pobres obreras pedía como favor supremo ser adoptada en cualquier concepto por las santas Madres, Hermanas, o lo que fueran.
Se preciaba de experimentada y desengañada.
Mas la desengañada y sin ventura Leocadia, que vió por sus ojos lo que Marco Antonio hacia, y vió al que pensaba ser hermano de D.
Confieso también que me engañaba, y que podría ser que hacer ahora la experiencia me pusiese la verdad delante de los ojos el desengaño, y, estando desengañada, fuese, con ser honesta, más humana.
Los amores que con vos tuve fueron de pasatiempo, sin que dellos alcanzase otra cosa sino las flores que vos sabeis, las cuales no os ofendieron, ni pueden ofender en cosa alguna: lo que con Teodosia me pasó, fué alcanzar el fruto que ella pudo darme, y yo quise que me diese, con fe y seguro de ser su esposo, como lo soy, y si a ella y a vos os dejé en un mismo tiempo, a vos suspensa y engañada, y a ella temerosa y a su parecer sin honra, hícelo con poco discurso y con juicio de mozo, como lo soy, creyendo que todas aquellas cosas eran de poca importancia, y que las podia hacer sin escrúpulo alguno, con otros pensamientos que entónces me vinieron y solicitaron lo que queria hacer, que fué venirme a Italia, y emplear en ella algunos de los años de mi juventud, y despues volver a ver lo que Dios habia hecho de vos y de mi verdadera esposa, mas doliéndose de mí el cielo, sin duda creo que ha permitido ponerme de la manera que me veis, para que confesando estas verdades, nacidas de mis muchas culpas, pague en esta vida lo que debo, y vos quedeis desengañada y libre para hacer lo que mejor os pareciere, y si en algun tiempo Teodosia supiere mi muerte, sabrá de vos y de los que están presentes, como en la muerte le cumplí la palabra que le di en la vida, y si en el poco tiempo que della me queda, señora Leocadia, os puedo servir en algo, decídmelo, que como no sea recebiros por esposa, pues no puedo, ninguna otra cosa dejaré de hacer que a mí sea posible, por daros gusto.
—No sé qué te diga, Ricardo, replicó Leonisa, ni qué salida se tome al laberinto donde, como dices, nuestra corta ventura nos tiene puestos: solo sé decir que es menester usar en esto lo que de nuestra condicion no se puede esperar, que es el fingimiento y engaño, y así digo que de tí daré a Halima algunas razones que ántes la entretengan que desesperen: tú de mí podrás decir al cadí lo que para seguridad de mi honor y de su engaño vieres que mas convenga, y pues yo pongo mi honor en tus manos, bien puedes creer dél que le tengo con la entereza y verdad que podia poner en duda tantos caminos como he andado y tantos combates como he sufrido: el hablarnos será fácil, y a mí será de grandísimo gusto el hacello, con presupuesto que jamas me has de tratar cosa que a tu declarada pretension pertenezca, que en la hora que tal hicieres, en la misma me despediré de verte, porque no quiero que pienses que es de tan pocos quilates mi valor, que ha de hacer con él la cautividad lo que la libertad no pudo: como el oro tengo de ser con el favor del cielo, que miéntras mas se acrisola, queda con mas pureza y mas limpio: conténtate con que he dicho que no me dará como solia fastidio tu vista, porque te hago saber, Ricardo, que siempre te tuve por desabrido y arrogante, y que presumias de tí algo mas de lo que debias: confieso tambien que me engañaba, y que podria ser que hacer ahora la esperiencia me pusiese la verdad delante de los ojos el desengaño, y estando desengañada, fuese con ser honesta mas humana: véte con Dios, que temo no nos haya escuchado Halima, la cual entiende algo de la lengua cristiana, o a lo ménos de aquella mezcla de lenguas que se usa, con que todos nos entendemos.
Camila le respondió que le había parecido que Lotario la miraba un poco más desenvueltamente que cuando él estaba en casa, pero que ya estaba desengañada y creía que había sido imaginación suya, porque ya Lotario huía de vella y de estar con ella a solas.
Tal era la desengañada posición de Poldy.
Pero sus actos, su desengañada historia y sus amenazadoras miradas me acusan.
Porque Ana no era entonces la traviesa y desengañada amiga de otras veces, que le entretenía, sin cautivarle, con donaires y zumbas en casto y fraternal abandono.
caso, y el singular aspecto que presenta para mí, y hasta las mutuas conveniencias, no lo dude usted, me obligan a ser desengañada, sin temor de pecar de dura, con un hombre que con tan poco se conforma en negocio de tan grande entidad.
-Pero, alma de Dios -llegó a decirla,- ¿cómo tú, tan fresca y desengañada cuando quieres, te dejaste coger de esa manera?.
Ejecutose como se dijo, y fue tanto lo que los revolvió el Escribano, después de haberle hecho gormar al Cojuelo, que tuvieron por bien los jueces de aquel partido echarlo fuera, y que se volviese a su escritorio, dejando a los sastres en rehenes, para unas libreas que habían de hacer a Lucifer a la festividad del nacimiento del Antecristo, tratando doña Tomasa, desengañada, de pasarse a las Indias con el tal soldado, y don Cleofás de volverse a Alcalá a acabar sus estudios, habiendo sabido el mal suceso de la prisión de su Diablillo, desengañado de que hasta los diablos tienen sus alguaciles, y que los alguaciles tienen a los diablos.
La procuradora sonrió, creyendo que era para ella, por lo que Porthos hacía aquel extraordinario, pero pronto y cruelmente fue desengañada: cuando sólo estaba a tres pasos de él, éste volvió la cabeza, fijando de modo invariable los ojos sobre la dama del cojín rojo, que se había levantado y que se acercaba seguida de su negrito y de su doncella.
No había noche, luego de partir Pedrañera, en que no se dedicara buen espacio de tiempo al comentario de sus malas andanzas y a elogiar la nobleza de su carácter, las excelencias de su trato, su desengañada altivez, que le traía apartado del vivir de las gentes, para hacer única excepción en aquella familia.
¡Afanes, vida de perros! ¿para qué? ¿para un mal comer y para que se rían de una? Siga usted el consejo de una desengañada, que ha visto lo que dan de sí trabajitos y honradeces de poca lacha.
Lleva también el mayor acopio posible de militar autoridad, con que el buen O'Donnell pueda espantar y hacer el coco a los políticos que le estorban, o no le dejan hacer su gusto en el gobierno de una nación revuelta, engañada y desengañada de tantas coplas de libertad, constitución, y viva la Pepa.
En esto cruzó delante de él una moza, bien metida en carnes, no muy fresca de cutis, abierta y desengañada de fisonomía.
Con todo eso, me pareció no despreciar del todo esta visión y darle algún crédito, pareciéndome que los muertos pocas veces se burlan, y que gente sin pretensión y desengañada, más atienden a enseñar que a entretener.
al gobierno la opinión de la juventud, desengañada de.

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