Ejemplos con consagraban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero la inteligencia, cultura y capacidad de Sanguinetti ya lo consagraban como un líder partidario.
Destacan sus templos en el Palatino y el Capitolio de Roma donde aún se conservan las estatuas que los triunfadores les consagraban.
Llevaban la bula los niños de los ciudadanos libres hasta cumplir los diecisiete o dieciocho años en que la deponían y la consagraban a Hércules, cambiando a la vez la toga pretexta de la infancia por la toga viril.
Los lituanos tenían por deidad principal a Perkunas, dios del trueno y del relámpago al cual al igual que a los anteriores le consagraban los robles.
En aquel modesto despacho mantuvo por muchos años el fuego sagrado de la independencia cubana, sin que por un momento les hicieran desfallecer ni las disidencias entre sus propios amigos, muchos de los cuales creían utópica la revolución, ni el espectáculo de las fortunas que se acumulaban a su alrededor por todos los que consagraban su inteligencia y su autoridad a los negocios comerciales.
De noche, los hombres se consagraban a la silenciosa operación de reconocimiento y patrulla, voltijeando en derredor de la ciudad flotante, bien al remo, bien en la lancha vapora.
Mientras Eufrasia y la prendera se consagraban sin descanso a su piadosa obra, entró Aransis que venía a traerme dinero, tan necesario para mí en los días fúnebres como en los alegres días.
Bruno con todo su rebaño, las hijas de Milagro se consagraban con alma y vida a la instalación de la familia manchega.
La Gorgheggi era mucho más alta que Emma, y esta, a su lado, sentía como una protección varonil que la encantaba, además, aquello de ver de cerca, tan de cerca, lo que estaba hecho para que todo el pueblo lo mirase y lo admirase de lejos, la envanecía, y satisfacía una extraña curiosidad, la envanecía más el pensar que a ella sola, a Emma, se consagraban ahora aquellas sonrisas, aquellas miradas, aquellas palabras, que eran ordinariamente del dominio público.
Los egipcios consagraban su existencia a embalsamar y empaquetar los cadáveres, los chicos han embalsamado las almas, han enterrado en ellos mismos sus antepasados difuntos, se han convertido en momias vivas.
Los antiguos caballeros de aventuras, los que sin otros elementos que su limpio escudo y su espada querían conquistarse un nombre, buscaban ante todo el ideal, y como el ideal en que aquel tiempo era el culto de la mujer, comenzaban por elegir una dama a la que consagraban su pensamiento y su brazo.
Andando los años y con sus ahorrillos y gajes llegaban ranchos esclavos a pagar su carta de libertad, y entonces se consagraban al ejercicio de alguna industria, no siendo pocos los que lograron adquirir una decente fortuna.
Abascal había sofocado la revolución en Tacna y en el Cuzco, y sus esfuerzos por el momento se consagraban a vencerla en el Alto Perú.
Bruno con todo su rebaño, las hijas de Milagro se consagraban con alma y vida a la instalación de la familia manchega.
Tres o cuatro duelos, en que tuvo la suerte de matar o herir al adversario, le consagraban de valiente, unas cuantas hembras de fama, a sus pretensiones amorosas rendidas, de conquistador irresistible, posturas enormes en el juego, perdidas y ganadas sin pestañear, billetes arrojados, sin contarlos, de su cartera, para esta orgía para aquella aventura, proclamaban su esplendidez, el mejor sastre de Madrid, su elegancia, los más rebeldes potros, sus condiciones de centauro, matchs de esgrima y disparos certeros en cacerías y tiros de pistola, de esportista famoso, avalorado en crédito por excursiones locas, hechas a giro de automóvil y a aletazo de aeroplano.
Algunas muchachas, estas de verdad, que minutos antes coqueteaban alegres, muy satisfechas, con los cuatro trapacos que tenían encima, ahora languidecían, olvidaban a sus adoradores de las butacas, y como que se trataba de cosa mucho más seria, con rostro del que había desaparecido toda gracia, toda poesía, toda idealidad, se consagraban al culto envidioso del lujo ajeno, con gran veneración para las joyas y la seda, con gran rencor disimulado a la sacerdotisa, que tenía el privilegio de ostentar sobre su cuerpo los resplandores del dios idolatrado.

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