Ejemplos con comedia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cuanto a las masas de electores, que eran los verdaderos árbitros de la contienda, nadie se cansaba en pedirles su parecer: irían como dóciles rebaños a depositar en las urnas una candidatura que se les entregaría cerrada, y ni más sabían ni más sabrán en los siglos de los siglos, aunque siglos dure, que lo dudo, esta comedia.
Y no porque hayan escaseado los pintores de costumbres desde los tiempos de la comedia griega hasta nuestros días, sino porque la descripción de no era en ellos el principal asunto, apareciendo sólo como accesorio de una fábula dramática o novelesca.
Yo creo en la Virgen del Sagrario y un poquito en Dios, ¿pero en esos señores? ¡Si los conocieran como yo! Pero, en fin, todos hemos de vivir, y lo malo no es tener defectos, sino ocultarlos, hacer la comedia como el sinvergüenza de mi yerno, que ahí donde lo ves, grandote como un castillo, se da golpes de pecho, besa el suelo lo mismo que las beatas, está deseando mi muerte, creyendo que guardo algo en mi arcón, y quita lo que puede del cepillo de la Virgen, y roba las velas y hace trampas en el cobro de las misas, y ya estaría en la calle si no fuese por mí, que pienso en mi hija, siempre enferma, y en los pobrecitos de mis nietos.
Ya que el honor pesa tanto en ti, ese honor anticuado y cruel que arregla los conflictos de la vida derramando sangre, ¿por qué no buscaste al que te robó la hija?, ¿por qué no le mataste, como un padre de comedia antigua? Eres un hombre pacífico, que no ha aprendido el arte de asesinar, y aquel individuo es un profesional de las armas, si te hubieses vengado sin regla alguna, apelando a lo que crees tu derecho, su familia poderosa se hubiera ensañado en ti.
Lo que resta de él se dedica a la poesía, a la comedia, a los escarceos teológicos.
El dependiente era para ella un ser de casta superior, causábala respeto la posición social de su familia, y mientras Tónica le llamaba por su nombre, ella, con sus costumbres de criada antigua, nombrábale siempre señor de Peña , ceremoniosamente, a estilo de comedia.
Unos decían que era un farsante que había huido para comerse en el extranjero los millones robados a sus clientes con la hipócrita comedia de su sencillez y su filantropía, otros aseguraban que era un desgraciado, un iluso, que, enloquecido por anteriores triunfos, se había empeñado en sostenerse a la baja, perdiendo su capital y el de sus admiradores, para huir al fin, pobre y avergonzado, sin que su deshonra le valiera nada.
Se había arruinado, había caído hasta en la deshonra por hacer su papel en la comedia del mundo, y fuera de algunas satisfacciones de su orgullo, ¿qué había sacado? Su Rafaelito era un perdido: ahora lo comprendía, muy elegante, eso sí, pero inútil para librar a la familia de la miseria.
¡Ah!, ¡cómo me río yo de estos imbéciles que creen que me engañan! ¡Engañarme a mí, que estoy ahora más cuerdo que la misma cordura! ¡Dios mío, qué talento tengo! ¡Qué manera de discurrir! ¡Estoy asombrado de mí mismo, y compadezco a mi tía, a Ballester, a todos los que hacen delante de mí esta comedia! ‘Todavía no hay nada’, fue lo que dijo Quevedo al volver a la Cava.
Ni remota sospecha tenía yo ¡Si esto parece comedia! ¡Encontrarse aquí, en un acto de caridad dos personas tan no se me ofenda si digo tan opuestas por sus antecedentes, por su manera de ser! Y no quiero rebajar a nadie.
Se pasmará usted al ver que si buena comedia han hecho ustedes conmigo, mejor la he hecho yo con ustedes.
Como Ballester se acercara a la puerta de la alcoba cuando oía reír a la santa, esta le dijo: Entre usted si quiere divertirse, pues esto es una comedia.
¡Qué comedia! Ríete, que eso es envidia.
Pues qué ¿crees que él no ha de venir también? Ya le llamará la sangre, y en cuantito que vea a este retrato suyo, se le caerá la baba y chica, créemelo, hasta coche vamos a tener ¡qué comedia! ¡Cuando digo que estaremos en grande! Vendrá, vendrá él, y te aseguro que si tarda cuatro días es mucho tardar.
Plácido Quería subir a verle, pero esa otra, la santona, le dijo que otro día, por si tú te remontabas Conque vete enterando ¡Ah! ¡Quién me lo había de decir! Todavía me he de ver yo cogida al brazo de don Baldomero, dando vueltas en la Castellana ¡y poco charol que me voy a dar! Si es una comedia Tú date tono, no seas boba que si sabemos aprovecharnos, de esta hecha vamos para marquesas.
Tú, tú eres la que va a subir al trono ahora, o no hay equidad en la tierra Y no digan que eres casada y que tu hijo se tiene que llamar Rubín ¡Qué comedia! Tú eres mayormente viuda y libre, porque a tu marido cuéntale como que está en gloria Y bien saben todos que a la vuelta lo venden tinto, y el chico en la cara trae la casta, y lo que es la pensión verás cómo te la dan.
Otra vez la misma comedia, otra vez Pero ahora, como entonces, no cuela, Sr.
¿En mi casa escenas de comedia? No, no lo esperes.
Pero te juro que lo hice sin ilusión, con fastidio, como el que cumple un deber, pensando en mi mujer, viéndote a ti más que a la que tan cerca tenía, y deseando que aquella comedia concluyera.
Tenemos algo de común: el creer que todo esto es una comedia y que sólo se trata de saber a quién le toca mamar y a quién no.
No podré, no podrépensaba al dormirsehacer esta comedia mucho tiempo.
La soledad, el silencio de la noche y la poca luz favorecen a los tímidos para su comedia de osados y lenguaraces, teniéndose a sí mismos por público y envalentonándose con su fácil éxito.
Vaya, vaya, este Juanito decía Estupiñá levantándose para marcharse, tiene hoy ganas de comedia.
¡La política, la política! ¿Pues no estamos viendo lo que es? Una comedia.
Todo esto era comedia, y querer echárselas de hombre reflexivo.
Finalmente, quiero decirte unos versos que se me han venido a la memoria, que los oí en una comedia moderna, que me parece que hacen al propósito de lo que vamos tratando.
En materia ha tocado vuestra merced, señor canónigo dijo a esta sazón el cura, que ha despertado en mí un antiguo rancor que tengo con las comedias que agora se usan, tal, que iguala al que tengo con los libros de caballerías, porque, habiendo de ser la comedia, según le parece a Tulio, espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, las que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia.
Porque, ¿qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera cena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? Y ¿qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en Africa, y ansí fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y así se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? Y si es que la imitación es lo principal que ha de tener la comedia, ¿cómo es posible que satisfaga a ningún mediano entendimiento que, fingiendo una acción que pasa en tiempo del rey Pepino y Carlomagno, el mismo que en ella hace la persona principal le atribuyan que fue el emperador Heraclio, que entró con la Cruz en Jerusalén, y el que ganó la Casa Santa, como Godofre de Bullón, habiendo infinitos años de lo uno a lo otro, y fundándose la comedia sobre cosa fingida, atribuirle verdades de historia, y mezclarle pedazos de otras sucedidas a diferentes personas y tiempos, y esto, no con trazas verisímiles, sino con patentes errores de todo punto inexcusables? Y es lo malo que hay ignorantes que digan que esto es lo perfecto, y que lo demás es buscar gullurías.

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