Ejemplos con comedidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El cual duque de Arión, a quien llamo así porque se me antoja, callando su verdadero título que es de los más conocidos entre los de España, era un joven de veintidós a veintitrés años, delgado, de regular estatura, semblante frío y sin expresión, de modales elegantes y comedidos, como de persona habituada a la alta etiqueta, y sin otra cosa notable en su persona que la atildada perfección del vestir.
—Y hay dellos tan comedidos, especialmente estos dos que de aquí se van agora, que se contentan con mucho ménos de lo que por nuestros aranceles les toca: otros dos hay, que son palanquines, los cuales como por momentos mudan casas, saben las entradas y salidas de todas las de la ciudad, y cuáles pueden ser de provecho, y cuáles no.
Tuvieron luego muchos amigos así estudiantes españoles, de los muchos que en aquella universidad cursaban, como de los mismos de la ciudad y de los estranjeros: mostrábanse con todos liberales y comedidos, y muy ajenos de la arrogancia que dicen que suelen tener los españoles, y como eran mozos y alegres, no se disgustaban de tener noticia de las hermosas de la ciudad, y aunque habia muchas señoras doncellas y casadas con gran fama de ser honestas y hermosas, a todas se aventajaba la señora Cornelia Bentibolli, de la antigua y generosa familia de los Bentibollis, que un tiempo fueron señores de Bolonia.
-Y hay dellos tan comedidos, especialmente estos dos que de aquí se van agora, que se contentan con mucho menos de lo que por nuestros aranceles les toca.
Esta tal Casildea, pues, que voy contando, pagó mis buenos pensamientos y comedidos deseos con hacerme ocupar, como su madrina a Hércules, en muchos y diversos peligros, prometiéndome al fin de cada uno que en el fin del otro llegaría el de mi esperanza, pero así se han ido eslabonando mis trabajos, que no tienen cuento, ni yo sé cuál ha de ser el último que dé principio al cumplimiento de mis buenos deseos.
Y el otro respondió que era verdad cuanto su contrario decía, y no había querido darle más de cuatro reales porque se los daba muchas veces, y los que esperan barato han de ser comedidos y tomar con rostro alegre lo que les dieren, sin ponerse en cuentas con los gananciosos, si ya no supiesen de cierto que son fulleros y que lo que ganan es mal ganado, y que, para señal que él era hombre de bien y no ladrón, como decía, ninguna había mayor que el no haberle querido dar nada, que siempre los fulleros son tributarios de los mirones que los conocen.
Y ésta es una de las cosas que menos me perdonan estos mis compañeros de pluma, tan comedidos, tan correctos, tan disciplinados hasta cuando predican la incorrección y la indisciplina.
Si refundir es hacer bajar y subir los telones en otros pasajes de la acción diversos de aquellos en que Moreto creyó subdividir su intriga, si consiste en añadir algunas trivialidades a las que desgraciadamente puede encerrar el original, haciendo desaparecer de paso algunas de sus bellezas, si consiste en decir cinco actos, en vez de tres jornadas, si estriba en estropear la versificación haciendo consonar trato con cinco y cuarto, entonces esta refundición es de las más completas que en estos teatros hemos visto: y en ese caso confesaremos que Moreto no tiene más defecto que no haber alcanzado a conocer a su refundidor por la desgraciada casualidad de haber nacido algunos centenares de años antes que él, casualidad en que anduvo algo torpe el señor Moreto, porque a haber adivinado nuestros antiguos maestros la existencia de sus refundidores, o hubieran dejado el nacer para más tarde o el escribir para los comedidos enmienda planas que el ilustrado siglo XIX les va entre drama y drama deparando.
Se elogiaba, sin gran entusiasmo, a los ciudadanos que sabían ser comedidos, corteses e incapaces de exagerar cosa alguna.
Dispararon los milicos, dispararon los comedidos acompañantes, dispararon los vecinos, y al frente de ellos el mismo juez de paz, olvidado de la presa apetecida, corriendo temblorosos hacia los caballos que habían dejado al cuidado de un peón.
Preparémonos, ¡oh Casiana de mis pecados!, y pues sufrimos esclavitud, seamos cautos y comedidos con nuestros dominadores, hasta que llegue, si es que llega en vida nuestra, el momento de darles la zancadilla.
¡Miren! ¡qué gracia! carnear a la luz del día, elegir la res en el rodeo, enlazarla con toda comodidad, degollarla y desollarla, rodeado de comedidos: vecinos, perros y chimangos, que todos aprovechan, y quizás después, lo traten de zonzo.
Cuando doña Martina enviudó, perdiendo, a los pocos meses de casada, a su esposo querido, trágicamente muerto de una coz, aunque no tuviera más que una majadita, pronto se vio rodeada de comedidos que, con algún pretexto, la venían a visitar y a ofrecerle sus servicios.
Hasta los mismos paisanos de las selvas se manifestaban a su presencia disciplinados y comedidos, dando bien a comprender que solo de su valor esperaban el buen éxito de su temerario arrojo.
No apremiaba sino en términos comedidos y amistosos, y al rendir cuentas al casero,.

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