Buscar Poemas con Voy


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Se han encontrado 85 poemas con la palabra voy

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Mario Benedetti

utopías

-- de Mario Benedetti --

Cómo voy a creer dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer dijo el fulano
que tu cuerpo mengana
no es algo más que lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos mengana dulce
osada eterna
si vos sois mi utopía.

Poema utopías de Mario Benedetti con fondo de libro

Roberto Juarroz

voy a alargar caminos de caricia

-- de Roberto Juarroz --

Voy a alargar caminos de caricia,
con algo de dulzura entre los dientes
y un garabato tibio en los cabellos,
para que el poco sueño que aún nos queda
no se nos caiga.
Voy a alumbrar tu rostro mientras duerme
y mirarlo al revés, donde no duerme.
Voy a juntar raíces por el aire,
catálogos de nieves que no caen
y sitios para párpados.
Voy a tomar al hombre por el centro
y tirarlo a rodar, a ver si llega.
Voy a tomarme a mí, ya me he tomado,
para enlazar de nuevo los cristales
con un redondo material sin tiempo.
Voy a cortar las puntas de la vida
como unas uñas demasiado largas.

Poema voy a alargar caminos de caricia de Roberto Juarroz con fondo de libro

Roberto Juarroz

voy anotando en imágenes

-- de Roberto Juarroz --

Voy anotando en imágenes:
las entrelíneas de un temblor,
un cociente furtivo de la sombra,
el residuo de un relámpago.
Voy copiando modelos:
la vida apretada en un muñón,
la síntesis que se completa en un suicidio,
un pan que rompe un beso.
Voy subrayando textos:
el vacío que suspende una frase,
una palabra que pierde el equilibrio,
una disonancia que canta.
Voy llenando dibujos:
el modo con que practico el infinito,
la ocupación también transitoria de la muerte,
el préstamo sin garantías de esta realidad.
Voy llegando al comienzo:
la palabra sin nadie,
el último silencio,
la página que ya no se enumera.
Y así encuentro la forma
de probar que la vida
calla más que la muerte.

Poema voy anotando en imágenes de Roberto Juarroz con fondo de libro

Dulce María Loynaz

la marcha

-- de Dulce María Loynaz --

Camino hacia la sombra.
Voy hacia la ceniza mojada-fango de
la muerte...-, Hacia la tierra.
Voy caminando y dejo atrás el cielo,
la luz, el amor... Todo lo que nunca fue mío.

Voy caminando en línea recta; llevo
las manos vacías, los labios sellados...
Y no es tarde, ni es pronto,
ni hay hora para mí.

El mundo me fue ancho o me fue estrecho.
La palabra no se me oyó o no la dije.
Ahora voy caminando hacia el polvo,
hacia el fin, por una recta
que es ciertamente la distancia
más corta entre dos puntos negros.

No he cogido una flor, no he tocado una piedra.
Y ahora me parece que lo pierdo
todo, como si todo fuera mío...

¡Y más que el sol que arde el día entero
sobre ella, la flor sentirá el frío
de no tener mi corazón que apenas tuvo!..

El mundo me fue estrecho o me fue ancho.
De un punto negro a otro
-negro también...-Voy caminando...



Gutierre de Cetina

ay, mísero pastor!, ¿dó voy huyendo

-- de Gutierre de Cetina --

¿curar pienso un ardor con otro fuego?
¡cuitado!, ¿adónde voy? ¿estoy ya ciego
que ni veo mi bien ni el mal entiendo?
¿dó me llevas, amor? si aquí me enciendo,
¿tendré do voy más paz o más sosiego?
si huyo de un peligro, ¿a dó voy luego?
¿es menor el que voy hora siguiendo?
¿fue más ventura el betis, por ventura,
que era agora pisuerga? ¿aquél no ha sido
tan triste para mí como ese agora?
si falta en amarílida mesura,
¿cómo la tendrá dórida, sabido
que llevo ya en el alma otra señora?



Juan Gelman

nota i

-- de Juan Gelman --

Te nombraré veces y veces.
Me acostaré con vos noche y día.
Noches y días con vos.
Me ensuciaré cogiendo con tu sombra.
Te mostraré mi rabioso corazón.
Te pisaré loco de furia.
Te mataré los pedacitos.
Te mataré una con paco.
Otro lo mato con rodolfo.
Con haroldo te mato un pedacito más.
Te mataré con mi hijo en la mano.
Y con el hijo de mi hijo muertito.
Voy a venir con diana y te mataré.
Voy a venir con jote y te mataré.
Te voy a matarderrota.
Nunca me faltará un rostro amado para matarte otra vez.
Vivo o muertoun rostro amado.
Hasta que mueras
dolida como estásya lo sé.
Te voy a mataryo
te voy a matar.



Alfonso Reyes

¡a cuernavaca!

-- de Alfonso Reyes --

A cuernavaca voy, dulce retiro,
cuando, por veleidad o desaliento,
cedo al afán de interrumpir el cuento
y dar a mi relato algún respiro.
A cuernavaca voy, que sólo aspiro
a disfrutar sus auras un momento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
beata soledad, quietud que aplaca
o mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
el ser en filosófica mesura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

ii
no sé si con mi ánimo lo inspiro
o si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿a qué me lo pregunto, a qué deliro?
básteme ya saber, dulce retiro
que solazas mis sienes con tu aliento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
como vino cordial; trina la urraca
y el laurel. De los pájaros murmura;
vuela una nube; un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!



Hernando de Acuña

Sin temer el camino voy contando

-- de Hernando de Acuña --

Sin temer el camino voy contando
los pasos por do a muerte voy derecho
y, con quien trabaja en su provecho,
me voy de paso en paso apresurando.

Vos, señora, y Amor vais estorbando
lo que procuro y, por mayor despecho,
mostráisme este descanso a poco trecho
y tenéisme suspenso, dilatando.

Pero si bien tamaño no merece
como acabar por vos la triste vida,
al menos esforzad el sufrimiento,

o consentí el remedio que se ofrece,
o moderad congoja tan crecida,
o mandad que no sienta el sentimiento.



Miguel Hernández

19

-- de Miguel Hernández --

19
yo sé que ver y oír a un triste enfada
cuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.



Lope de Vega

Un soneto me manda hacer Violante

-- de Lope de Vega --

Un soneto me manda hacer Violante, 11 A
que en mi vida me he visto en tanto aprieto; 11B
catorce versos dicen que es soneto: 11B
burla burlando van los tres delante. 11A

Yo pensé que no hallara consonante 11A
y estoy a la mitad de otro cuarteto; 11B
mas si me veo en el primer terceto 11B
no hay cosa en los cuartetos que me espante. 11A

Por el primer terceto voy entrando 11C
y parece que entré con pie derecho, 11D
pues fin con este verso le voy dando. 11C

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho 11D
que voy los trece versos acabando; 11C
contad si son catorce, y está hecho. 11D



César Vallejo

esperaos. ya os voy a narrar

-- de César Vallejo --

xlii
esperaos. Ya os voy a narrar
todo. Esperaos sossiegue
este dolor de cabeza. Esperaos.
¿Dónde os habéis dejado vosotros
que no hacéis falta jamás?
nadie hace falta! muy bien.
Rosa, entra del último piso.
Estoy niño. Y otra vez rosa:
ni sabes a dónde voy.
¿Aspa la estrella de la muerte?
o son extrañas máquinas cosedoras
dentro del costado izquierdo.
Esperaos otro momento.
No nos ha visto nadie. Pura
búscate el talle.
¡A dónde se han saltado tus ojos!
penetra reencarnada en los salones
de ponentino cristal. Suena
música exacta casi lástima.
Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente.
Primavera. Perú. Abro los ojos.
Ave! no salgas. Dios, como si sospechase
algún flujo sin reflujo ay.
Paletada facial, resbala el telón
cabe las conchas.
Acrisis. Tilia, acuéstate.



Octavio Paz

arcos

-- de Octavio Paz --

A silvina ocampo
¿quién canta en las orillas del papel?
inclinado, de pechos sobre el río
de imágenes, me veo, lento y solo,
de mí mismo alejarme: letras puras,
constelación de signos, incisiones
en la carne del tiempo, ¡oh escritura,
raya en el agua!
voy entre verdores
enlazados, voy entre transparencias,
río que se desliza y no transcurre;
me alejo de mí mismo, me detengo
sin detenerme en una orilla y sigo,
río abajo, entre arcos de enlazadas
imágenes, el río pensativo.
Sigo, me espero allá, voy a mi encuentro,
río feliz que enlaza y desenlaza
un momento de sol entre dos álamos,
en la pulida piedra se demora,
y se desprende de sí mismo y sigue,
río abajo, al encuentro de sí mismo.



Pablo Neruda

el miedo

-- de Pablo Neruda --

Todos me piden que dé saltos,
que tonifique y que futbole,
que corra, que nade y que vuele.
Muy bien.
Todos me aconsejan reposo,
todos me destinan doctores,
mirándome de cierta manera.
Qué pasa?
todos me aconsejan que viaje,
que entre y que salga, que no viaje,
que me muera y que no me muera.
No importa.
Todos ven las dificultades
de mis vísceras sorprendidas
por radioterribles retratos.
No estoy de acuerdo.
Todos pican mi poesía
con invencibles tenedores
buscando, sin duda, una mosca.
Tengo miedo.
Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.
Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,
pablo neruda.



Juan Boscán

Cargado voy de mi doquier que ando

-- de Juan Boscán --

SONETO LXXXII

Cargado voy de mí doquier que ando,
y cuerpo y alma, todo me es pesado;
sin causa vivo, pues que estó apartado
de do el vivir su causa iba ganando.

Mi seso está sus obras desechando;
no me queda otra renta, ni otro estado,
sino pasar pensando en lo pasado,
y cayo bien en lo que voy pensando.

Tanto es el mal, que mi corazón siente
que sola la memoria de un momento
viene a ser para mí crudo accidente.

¿Cómo puede vivir mi pensamiento
si el pasado placer y el mal presente
tienen siempre ocupado el sentimiento?



Vicente Espinel

Mil veces voy a hablar

-- de Vicente Espinel --

Mil veces voy á hablar
A mi zagala,
Pero mas quiero callar,
Por no esperar
Que me envie noramala

Voy á decirle mi daño,
Pero tengo por mejor
Tener dudoso el favor
Que no cierto el desengaño:
Y aunque me suele animar
Su gracia y gala,
El temor me hace callar,
Por no esperar, c.

Tengo por suerte mas buena
Mostrar mi lengua á ser muda,
Que estando la gloria en duda
No estará cierta la pena:
Y aunque con disimular
Se desiguala,
Tengo por mejor callar
Que no esperar
Que me envie noramala.



Antonio Machado

Yo voy soñando caminos

-- de Antonio Machado --

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".



Miguel Unamuno

Me destierro a la memoria

-- de Miguel Unamuno --

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,

que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.

Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.

Aquí os dejo mi alma-libro,
hombre-mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.



Miguel Unamuno

Me destierro

-- de Miguel Unamuno --

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,

que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.

Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.

Aquí os dejo mi alma?libro,
hombre?mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.



Francisco Villaespesa

morena mía

-- de Francisco Villaespesa --

i
bajo el fulgor lunar el mar es plata;
entreabre tú, mi bien, tu mirador,
y asómate a escuchar la serenata
que, mientras duermes tú, vela el amor
asómate al balcón, morena mía,
las sombras de mis noches a alumbrar,
que, como un ciego, sin bordón ni guía,
así voy sin la luz de tu mirar.
Ii
la brisa de jazmines perfumada
despierta la pasión que duerme en mí;
la noche está para el amor creada
y todo vive, como yo, por ti.
Asómate al balcón, morena mía,
las sombras de mis noches a alumbrar,
que, como un ciego, sin bordón ni guía,
así voy sin la luz de tu mirar.
Iii
sal a darle consuelo a mi tormento;
que si no sales, del balcón al pie,
como esas rosas que deshoja el viento,
sin la luz de tus ojos moriré.
Asómate al balcón, morena mía,
las sombras de mis noches a alumbrar,
que, como un ciego, sin bordón ni guía,
así voy sin la luz de tu mirar.



José Martí

es rubia: el cabello suelto

-- de José Martí --

xvii
es rubia: el cabello suelto
da más luz al ojo moro:
voy, desde entonces, envuelto
en un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
más ágil por la flor nueva,
no dice, como antes, «tumba»:
«eva» dice: todo es «eva».
Bajo, en lo oscuro, al temido
raudal de la catarata:
¡y brilla el iris, tendido
sobre las hojas de plata!
miro, ceñudo, la agreste
pompa del monte irritado:
¡y en el alma azul celeste
brota un jacinto rosado!
voy, por el bosque, a paseo
a la laguna vecina:
y entre las ramas la veo,
y por el agua camina.
La serpiente del jardín
silba, escupe, y se resbala
por su agujero: el clarín
me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
donde vibra el universo:
vengo del sol, y al sol voy:
soy el amor: soy el verso!



Líber Falco

Días y noches: II

-- de Líber Falco --

Cuando voy por las calles
-sube y baja-
de esta Montevideo, madre creul,
cuando voy por sus calles,
algo me dice que estoy muerto.

Y muerto estoy.
¿Por qué si no, se rompen los espejos
cuando me miran,
cuando yo los miro?



Jorge Manrique

esparza hallo que ningún poder

-- de Jorge Manrique --

Hallo que ningún poder
ni libertad en mí tengo,
pues ni estoy ni voy ni vengo
donde quiere mi querer:
que si estoy, vos me tenéis;
si voy, vos me lleváis;
si vengo, vos me traéis;
así que no me dejáis,
señora, ni me queréis.



Jorge Manrique

Esparza: Hallo que ningún poder

-- de Jorge Manrique --

Hallo que ningún poder
ni libertad en mí tengo,
pues ni estoy ni voy ni vengo
donde quiere mi querer:
que si estoy, vos me tenéis;
si voy, vos me lleváis;
si vengo, vos me traéis;
así que no me dejáis,
señora, ni me queréis.



César Vallejo

Trilce: XLII

-- de César Vallejo --

Esperaos. Ya os voy a narrar
todo. Esperaos sossiegue
este dolor de cabeza. Esperaos.

¿Dónde os habéis dejado vosotros
que no hacéis falta jamás?

Nadie hace falta! Muy bien.

Rosa, entra del último piso.
Estoy niño. Y otra vez rosa:
ni sabes a dónde voy.

¿Aspa la estrella de la muerte?
O son extrañas máquinas cosedoras
dentro del costado izquierdo.
Esperaos otro momento.

No nos ha visto nadie. Pura
búscate el talle.
¡A dónde se han saltado tus ojos!

Penetra reencarnada en los salones
de ponentino cristal. Suena
música exacta casi lástima.

Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente.
Primavera. Perú. Abro los ojos.
Ave! No salgas. Dios, como si sospechase
algún flujo sin reflujo ay.

Paletada facial, resbala el telón
cabe las conchas.
Acrisis. Tilia, acuéstate.



César Vallejo

calor, cansado voy con mi oro, a donde

-- de César Vallejo --

Calor, cansado voy con mi oro, a donde
acaba mi enemigo de quererme.
¡C'est septembre attiédi, por ti, febrero!
es como si me hubieran puesto aretes.
París, y 4, y 5, y la ansiedad
colgada, en el calor, de mi hecho muerto.
¡C'est paris, reine du monde!
es como si se hubieran orinado.
Hojas amargas de mensual tamaño
y hojas del luxemburgo polvorosas.
Ic'est l'été, por ti, invierno de alta pleura!
es como si se hubieran dado vuelta.
Calor, parís, otoño, ¡cuánto estío
en medio del calor y de la urbe!
¡c'est la vie, mort de la mort!
es como si contaran mis pisadas.
¡Es como si me hubieran puesto aretes!
¡es como si se hubieran orinado!
¡es como si te hubieras dado vuelta!
¡es como si contaran mis pisadas!



César Vallejo

verano

-- de César Vallejo --

Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.
Verano! y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.
Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.
Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.
Ya no llores, verano! en aquel surco
muere una rosa que renace mucho...



César Vallejo

de la noche a la mañana voy

-- de César Vallejo --

lxxvi
de la noche a la mañana voy
sacando lengua a las más mudas equis.
En nombre de esa pura
que sabía mirar hasta ser 2.
En nombre de que la fui extraño,
llave y chapa muy diferentes.
En nombre della que no tuvo voz
ni voto, cuando se dispuso
esta su suerte de hacer.
Ebullición de cuerpos, sinembargo,
aptos; ebullición que siempre
tan sólo estuvo a 99 burbujas.
¡Remates, esposados en naturaleza,
de dos días que no se juntan,
que no se alcanzan jamás!



César Vallejo

un hombre pasa con un pan al hombro

-- de César Vallejo --

Un hombre pasa con un pan al hombro
¿voy a escribir, después, sobre mi doble?
otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila,mátalo
¿con qué valor hablar del psicoanálisis?
otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿hablar luego de sócrates al médico?
un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿voy, después, a leer a andré bretón?
otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿cabrá aludir jamás al yo profundo?
otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿cómo escribir, después del infinito?
un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿innovar, luego, el tropo, la metáfora?
un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿hablar, después, de cuarta dimensión?
un banquero falsea su balance
¿con qué cara llorar en el teatro?
un paria duerme con el pie a la espalda
¿hablar, después, a nadie de picasso?
alguien va en un entierro sollozando
¿cómo luego ingresar a la academia?
alguien limpia un fusil en su cocina
¿con qué valor hablar del más allá?
alguien pasa contando con sus dedos
¿cómo hablar del no-yó sin dar un grito?



Pablo Neruda

soneto xi cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.
Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.
Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas
y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de quitratúe.



Pablo Neruda

el inconstante

-- de Pablo Neruda --

El inconstante
los ojos se me fueron
detrás una morena
que pasó.
Era de nácar negro,
era de uvas moradas,
y me azotó la sangre
con su cola de fuego.
Detrás de todas
me voy.
Pasó una clara rubia
como una planta de oro
balanceando sus dones.
Y mi boca se fue
como con una ola
descargando en su pecho
relámpagos de sangre.
Detrás de todas
me voy.
Pero a ti, sin moverme,
sin verte, tú distante,
van mi sangre y mis besos,
morena y clara mía,
alta y pequeña mía,
ancha y delgada mía,
mi fea, mi hermosura,
hecha de todo el oro
y de toda la plata,
hecha de todo el trigo
y de toda la tierra,
hecha de toda el agua
de las olas marinas,
hecha para mis brazos,
hecha para mis besos,
hecha para mi alma.



Pablo Neruda

el ciego de la pandereta

-- de Pablo Neruda --

Ciego, siempre será tu ayer mañana?
siempre estará tu pandereta pobre
estremeciendo tus manos crispadas?
yo voy pasando y veo tu silueta
y me parece que es tu corazón
el que se cimbra con tu pandereta.
Yo pasé ayer y supe tu dolor:
dolor que siendo yo quien lo ha sabido
es mucho mayor.
No volveré por no volverte a ver,
pero mañana tu silueta negra
estará como ayer:
la mano que recibe,
los ojos que no ven,
la cara parda, lastimosa y triste,
golpeando en cada salto la pared.
Ciego, ya voy pasando y ya te miro,
y de rabia y dolor qué sé yo qué!
algo me aprieta el corazón,
el corazón y la sien.
¡Por tus ojos que nunca han mirado
cambiara yo los míos que te ven!



Pedro Soto de Rojas

Ausentándose por no ofenderla

-- de Pedro Soto de Rojas --

Hermosa Fénix, si la luz serena
de vuestros claros ojos no abrasara,
su pureza devoto contemplara,
que al no encendido, al temerario enfrena;

mas si mi vista enciende y desordena,
cual suele el viento y fuego a polvo y vara,
si, aunque se oculta, sierpe ostenta clara
purpúrea rosa y cándida azucena,

¿cómo queréis que mire vuestros ojos
menos que con intento así advertido?
Ausente estoy mejor, si os causo enojos:

adiós, Fénix, adiós, que voy perdido;
huyendo voy de amor y sus antojos,
mas, ay, que viene a la memoria asido.



Rafael de León

triniá

-- de Rafael de León --

I
al museo de sevilla
iba a diario juan miguel
a copiar la maravillas
de murillo y rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a trini, pura y hermosa,
como si fuera la inmaculá.
Y decía el chavalillo:
pa que voy a entrar ahí,
si es la virgen de murillo
la que tengo frente a mí .

Estribillo

triniá, mi triniá,
la de la puerta real,
carita de nazarena,
con la virgen macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
triniá, mi trini, ay... Mi triniá.

Ii

el museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de españa la triniá.
Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo .

(Al estribillo)



José María Eguren

la canción del regreso

-- de José María Eguren --

Mañana violeta.

Voy por la pista alegre
con el suave perfume

del retamal distante.
En el cielo hay una
guirnalda triste.

Lejana duerme
la ciudad encantada
con amarillo sol.

Todavía cantan los grillos
trovadores del campo
tristes y dulces
señales de la noche pasada;

mariposas oscuras
muertas junto a los faroles;

en la reja amable
una cinta celeste;
tal vez caída
en el flirteo de la noche.

Las tórtolas despiertan,
tienden sus alas;
las que entonaron en la tarde
la canción del regreso.

Pasó la velada alegre
con sus danzas

y el campo se despierta
con el candor; un nuevo día.

Los aviones errantes,
las libélulas locas
la esperanza destellan.

Por la quinta amanece
dulce rondó de anhelos.

Voy por la senda blanca
y como el ave entono,

por mi tarde que viene
la canción del regreso.



José Tomás de Cuellar

Ecos del alma

-- de José Tomás de Cuellar --

CRUZANDO voy el valle de la vida
Infeliz, fatigado caminante
Por dilatado erial,
Sin que encuentre la mente entristecida
Con que curar del corazón amante
El íntimo pesar.

Cruzando voy, cual hoja que arrebata
COn ímpetu feroz allá en los montes
El ábrego cruel;
Ya me acerca á la horrible catarata,
Ya me lleva á lejanos horizontes
En desigual vaivén.



José Tomás de Cuellar

El suspiro y la lágrima

-- de José Tomás de Cuellar --

— A donde vas? — una furtiva lágrima
Le preguntó á un suspiro —
¿Cual todos tus hermanos vas al viento
Sin rumbo y sin destino?

Voy en alas del viento do me manda
Un pecho conmovido —
Dijo al pasar junto á la tibia lágrima
El íntimo suspiro —
Voy á un punto del cielo muy remoto,
Pero con rumbo fijo,
Y nadie vé la senda misteriosa
Por donde yo camino.
Tiene poder sobrado quien me manda,
De la piedad soy hijo



José Ángel Buesa

con la simple palabra

-- de José Ángel Buesa --

Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar.
Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.
Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.
Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.
Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás.



Gabriela Mistral

ausencia

-- de Gabriela Mistral --

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo!
se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos que se devanaban,
en lanzaderas, debajo tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.
Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese, y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche
como demencia de mares solos!
¡se nos va todo, se nos va todo!



Gutierre de Cetina

gran señal es el ver que me arrepiento

-- de Gutierre de Cetina --

Para pensar que ya conozco el daño;
pues me quiero apartar de un mal tamaño,
señal es que lo entiendo y que lo siento.
Mas ¿quién me dará, amor, atrevimiento?
¿quién me dará un esfuerzo tan extraño
que aquel gesto sabroso del engaño
pueda desarraigar del sentimiento?
tanta luz de razón, razón me ha dado,
que conozco el error y el desvarío
del que pretende amando se amando;
mas tiene tanta fuerza el ardor mío
que aunque conozco bien que voy errado,
del camino que voy no me desvío.



Hernando de Acuña

Si a decirte verdad voy obligado

-- de Hernando de Acuña --

Si a decirte verdad voy obligado,
don Martín, pues sé bien la de tu pecho
y estás de mi amistad tan satisfecho
cuanto yo de la tuya confiado,

te amonesto que dejes el errado
camino por do vas, que a poco trecho,
si le sigues, verás el mortal lecho
que para el sueño eterno está guardado.

No apacientes tu hato en la ribera
del pequeño Sebeto, aunque te sea
agradable su agua y campo llano;

mas huye de su ninfa Galatea,
que, aunque es hermosa, es cruda, ingrata y fiera.
No es Silvia, no, con su pastor Silvano.



Hernando de Acuña

Tal novedad me causa haber probado

-- de Hernando de Acuña --

Tal novedad me causa haber probado
el bien pasado, que, en el mal que pruebo,
lo mucho que me duelo, a lo que debo,
no puede ser con mucho comparado.

Y Amor me tiene tan escarmentado,
que casi a desear bien no me atrevo;
determino moverme, y no me muevo,
voy vacilando de uno en otro estado.

De todos vengo a conocer que el mío,
por natural razón, es apartarme
del derecho camino que me guía;

pero cuando en seguirlo más me fío,
hallo que voy por tan contraria vía,
y al cabo escojo por mejor quedarme.



San Juan de la Cruz

glosa

-- de San Juan de la Cruz --

Sin arrimo y con arrimo,
sin luz y a oscuras viviendo
todo me voy consumiendo.
Mi alma está desasida
de toda cosa criada
y sobre sí levantada
y en una sabrosa vida
sólo en su dios arrimada.
Por eso ya se dirá
la cosa que más estimo
que mi alma se ve ya
sin arrimo y con arrimo.
Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
cuando más ciego va siendo
que tiene al ama rendida
sin luz y a oscuras viviendo.
Hace tal obra el amor
después que le conocí
que si hay bien o mal en mí
todo lo hace de un sabor
y al alma transforma en sí
y así en su llama sabrosa
la cual en mí estoy sintiendo
apriesa sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.



San Juan de la Cruz

Glosa (San Juan de la Cruz)

-- de San Juan de la Cruz --

Sin arrimo y con arrimo,
sin luz y a oscuras viviendo
todo me voy consumiendo.

Mi alma está desasida
de toda cosa criada
y sobre sí levantada
y en una sabrosa vida
sólo en su Dios arrimada.

Por eso ya se dirá
la cosa que más estimo
que mi alma se ve ya
sin arrimo y con arrimo.

Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
cuando más ciego va siendo
que tiene al ama rendida
sin luz y a oscuras viviendo.

Hace tal obra el amor
después que le conocí
que si hay bien o mal en mí
todo lo hace de un sabor
y al alma transforma en sí
y así en su llama sabrosa
la cual en mí estoy sintiendo
apriesa sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.



Teófilo V. Méndez Ramos

Con el oído atento

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Con el oído atento voy marchando en la vida,
auscultando el rumor que emerge de las cosas,
en espera angustiosa de la estrofa, aprendida
a la lírica fuente de notas armoniosas.

Mientras tanto el silencio, alma mía, alma ansiosa
de encontrar el sendero que te lleve a la cima
promisoria y serena. Al silencio acuciosa...
Mañana, al alba hermana, te ofrecerá su rima.

Si acaso la palabra, como el mármol, desnuda,
Se resiste a dar forma al pensamiento grave,
tornarase la lira trágicamente muda
hasta que llegue el verso transparente y suave.

Con el oído atento voy marchando en la vida
auscultando el rumor que emerge de las cosas,
en espera angustiosa de la estrofa aprendida
a la lírica fuente de notas armoniosas.



Vicente Huidobro

La poesía es un atentado celeste

-- de Vicente Huidobro --

Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que han esperado muchos años

Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas

Me estoy haciendo árbol
Cuántas veces me he ido convirtiendo en otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio.



Mario Benedetti

piedritas en la ventana

-- de Mario Benedetti --

A roberto y adelaida
de vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.



Mario Benedetti

hasta mañana

-- de Mario Benedetti --

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño
que a dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?
mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.



Miguel Hernández

10

-- de Miguel Hernández --

10
tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.
Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.
Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.



Federico García Lorca

Gacela del mercado matutino

-- de Federico García Lorca --

Por el arco de Elvira
quiero verte pasar
Para saber tu nombre
y ponerme a llorar.

¿Qué luna gris de las nueve
te desangró la mejilla?
¿Quién recoge tu semilla
de llamarada en la nieve?
¿Qué alfiler de cactus breve
asesina tu cristal?

Por el arco de Elvira
voy a verte pasar
para beber tus ojos
y ponerme a llorar.

¡Qué voz para mi castigo
levantas por el mercado!
¡Qué clavel enajenado
en los montones de trigo!
¡Qué lejos estoy contigo!
¡qué cerca cuando te vas!

Por el arco de Elvira
voy a verte pasar
para sufrir tus muslos
y ponerme a llorar.



Fernando de Herrera

Mi bello sol, si voy de vos ausente

-- de Fernando de Herrera --

Mi bello sol, si voy de vos ausente
a parte extraña, do el dolor me ofende,
y el fuego, que mi alma presa enciende,
en dulce amor contino está presente;

aunque el color purpúreo de Oriente,
do el sol menor de vuestra luz desciende,
vea cerca, y do el manto oscuro tiende
el apartado extremo de Occidente;

conmigo irá el Amor en igual parte
con la mitad del alma, que me alienta;
que el resto vive en vuestra faz, que adora;

y dividido en una y otra parte,
presente con el bien que me sustenta,
siempre veré resplandecer mi Aurora.



Fernando de Herrera

Yo voy por esta solitaria tierra

-- de Fernando de Herrera --

Yo voy por esta solitaria tierra,
de antiguos pensamientos molestado,
huyendo el resplandor del sol dorado,
que de sus puros rayos me destierra.

El paso a la esperanza se me cierra;
de una ardua cumbre a un cerro vo enriscado,
con los ojos volviendo al apartado
lugar, solo principio de mi guerra.

Tanto bien presenta la memoria,
y tanto mal encuentra la presencia,
que me desmaya el corazón vencido.

¡Oh crüeles despojos de mi gloria,
desconfïanza, olvido, celo, ausencia!;
¿por qué cansáis a un mísero rendido?



Francisco de Aldana

Ya te vas Tirsis

-- de Francisco de Aldana --

«¿Ya te vas, Tirsis?» «Ya me voy, luz mía.

«¡Ay, muerte!» «¡Ay, Galatea, qué mortal ida!»
«Tirsis, mi bien, ¿do vas?» «Do la partida
halle el último fin de mi alegría.»

«Luego ¿en saliendo el sol?» «Saliendo el día.»

«¿Te vas sin dilatar?» «Me voy sin vida.»
«¡Ay, Tirsis mío!» «¡Ay, gloria mía perdida!»
«¡Mi Tirsis!» «¡Galatea, mi estrella y guía!»

«¿Quién tal podrá creer?» «No hay quien tal crea.»

«¡Oh, muerte!» «Acabaré yo mis enojos.»
«¡Ay, grave mal! ¡Ay, mal grave y profundo!»

«Tirsis, adiós.» «Adiós, mi Galatea.»

«Tirsis, adiós.» «Adiós, luz de mis ojos.»
«¡Oh, lástima!» «¡Oh, piedad, sola en el mundo!»



Carlos Pellicer

recinto XIII

-- de Carlos Pellicer --

viii
tú eres más que mis ojos porque ves
lo que en mis ojos llevo de tu vida.
Y así camino ciego de mí mismo
iluminado por mis ojos que arden
con el fuego de ti.
Tú eres más que mi oído porque escuchas
lo que en mi oído llevo de tu voz.
Y así camino sordo de mí mismo
lleno de las ternuras de tu acento.
¡La sola voz de ti!
tú eres más que mi olfato porque hueles
lo que mi olfato lleva de tu olor.
Y así voy ignorando el propio aroma,
emanando tus ámbitos perfumes,
pronto huerto de ti.
Tú eres más que mi lengua porque gustas
lo que en mi lengua llevo de ti sólo,
y así voy insensible a mis sabores
saboreando el deleite de los tuyos,
sólo sabor de ti.
Tú eres más que mi tacto porque en mí
tu caricia acaricias y desbordas.
Y así toco en mi cuerpo la delicia
de tus manos quemadas por las mías.
Yo solamente soy el vivo espejo
de tus sentidos. La fidelidad
del lago en la garganta del volcán.



Ramón de Campoamor

Dos libros de memorias

-- de Ramón de Campoamor --

I. LO ESCRITO EN EL LIBRO DE EL

Así se hace uno querer.

¡Cuanto gusto a aquella fatua

con mis posturas de estatua!

Miro... Y mira... Al fin, mujer.

Escribe para hacer ver

que tiene las manos bellas.

¿Se va? Pues sigo sus huellas,

porque prueba su rubor

que ya está muerta de amor.

Esta es como todas ellas.

II. LO ESCRITO EN EL LIBRO DE ELLA

Aquel don Juan de parada

pone, para enternecerme,

los ojos como quien duerme:

cree el muy necio que me agrada.

¡Qué osadía en la mirada!

¡Qué modos tan importunos!

Me voy, me voy; hay algunos

que, amantes dignos de algunas,

creen que todas somos unas

porque ellos todos son unos.



Ramón de Campoamor

Los progresos del amor

-- de Ramón de Campoamor --

Así un esposo le escribió a su esposa:

"O vienes o me voy. ¡Te amo de modo

que es imposible que yo viva, hermosa,

un mes lejos de ti!

¡Mi amor es tan profundo, tan profundo,

que te prefiero a todo, a todo!..."

Y ella exclamó: -¡No hay nada en este mundo

que él quiera como a mí!

Mas pasan unos meses, y la escribe:

"¡Qué hermoso debe estar nuestro hijo amado!

¡Sólo él, él sólo en mis entrañas vive!

Piensa en él más que en ti.

Su cuna se pondrá junto a mi cama.

No hay cielo para mí más que a su lado."

Y ella prorrumpe: -¡Es que, el ingrato, ya ama

al hijo más que a mí!

Después de algunos años le escribía:

"Espérame. Ya sabes lo que quiero:

mucho orden, mucha paz y economía.

¿Estás? Yo soy así.

Cierra el coche: me espanta el reumatismo;

avísale que voy al cocinero."

Y ella pensó: -¡Se quiere ya a sí mismo

más que al hijo y a mí!



Adelardo López de Ayala

Improvisación a una prima mía

-- de Adelardo López de Ayala --

Tomar pretendo la expresión guerrera:
miro la luz de tus brillantes ojos,
y al punto se convierten mis enojos
en endecha meliflua y lisonjera.

Me animo, y pienso, cual la vez primera,
en batallas, soldados y despojos...:
Te contemplo otra vez, y mis arrojos
otra vez se derriten cual la cera.

Guerras ya de mi numen no demando:
mas tú no formes contra mí querella,
si voy tus peticiones dilatando:

culpa no más a la piadosa estrella
que a mí me diera corazón tan blando,
o a ti, primita, te formó tan bella.



Alejandro Tapia y Rivera

Un ave errante

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

¿Hacia dónde tu vuelo
diriges, ave triste?
¿Quizá, ay de ti, perdiste
la prenda de tu amor?
¿O acaso el árbol bello
donde guardaste el nido,
el hacha ha destruido
o el fuego abrasador?

Tu canto que allá un día
sonaba placentero,
su acento hoy lastimero
al bosque llevará;
que solo es el recuerdo
de dicha ya perdida,
que un eco a voz querida
en vano pedirá.

Cual tú, también yo cruzo
los aires con mi vuelo,
cual tú también anhelo
e ignoro lo que soy;
también ha muerto el árbol
de mis queridas glorias,
de lúgubres memorias
huyendo cual tú voy.

También lloran mis ojos,
y mi palabra ansiosa
se pierde dolorosa
las nubes al cruzar,
mi mente en las tinieblas
se pierde del destino,
cual tú, yo sin camino
me entrego al vago azar.

¡Ah! nuestra noche, oh ave,
es triste y solitaria,
¡cuán vaga es la plegaria
de nuestra soledad!
¿Y qué será de entrambos
en nuestra marcha errante,
cuando su voz levante
la negra tempestad?



Alfonsina Storni

Voy a dormir

-- de Alfonsina Storni --

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas: bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
Te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...



Alfonsina Storni

Así

-- de Alfonsina Storni --

Hice el libro así:
Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
Di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
Cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
Que pudiers un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
Sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés.
O mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
Los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
Podando jardines de todo jaez.



Alfonsina Storni

Y tú

-- de Alfonsina Storni --

Sí, yo me muevo, vivo, me equivoco;
Agua que corre y se entremezcla, siento
El vértigo feroz del movimiento:
Huelo las selvas, tierra nueva toco.

Sí, yo me muevo, voy buscando acaso
Soles, auroras, tempestad y olvido.
¿Qué haces allí misérrimo y pulido?
Eres la piedra a cuyo lado paso.



Alfonso Reyes

la señal funesta

-- de Alfonso Reyes --

i
si te dicen que voy envejeciendo
porque me da fatiga la lectura
o me cansa la pluma, o tengo hartura
de las filosofías que no entiendo;
si otro juzga que cobro el dividendo
del tesoro invertido, y asegura
que vivo de mi propia sinecura
y sólo de mis hábitos dependo,
cítalos a la nueva primavera
que ha de traer retoños, de manera
que a los frutos de ayer pongan olvido;
pero si sabes que cerré los ojos
al desafío de unos labios rojos,
entonces puedes darme por perdido.

Ii
sin olvidar un punto la paciencia
y la resignación del hortelano,
a cada hora doy la diligencia
que pide mi comercio cotidiano.
Como nunca sentí la diferencia
de lo que pierdo ni de lo que gano,
siembro sin flojedad ni vehemencia
en el surco trazado por mi mano.
Mientras llega la hora señalada,
el brote guardo, cuido del injerto,
el tallo alzo de la flor amada,
arranco la cizaña de mi huerto,
y cuando suelte el puño del azada
sin preguntarlo me daréis por muerto.



Amado Nervo

después - después de aquella brava agonía

-- de Amado Nervo --

Después de aquella brava agonía,
ya me resigno..., ¡Sereno estoy!
yo, que con ella nada pedía,
hoy, ya sin ella, sólo querría
ser noble y bueno... ¡Mientras me voy!
es un bendito nombre, que adoro,
ser noble y bueno, y al expirar,
poder decirme: ¡nada atesoro:
di toda mi alma, di todo mi oro,
di todo aquello que pude dar!
desnudo torno como he venido;
cuanto era mío, mío no es ya:
como un aroma me he difundido
como una esencia me he diluido,
y, pues que nada tengo ni pido,
¡señor, al menos vuélvemela!



Amado Nervo

predestinación

-- de Amado Nervo --

Para ciro b. Ceballos.
Grabó sobre mi faz descolorida
su mane thecel phares el dios fuerte,
y me agobian dos penas sin medida:
un disgusto infinito de la vida,
y un temor infinito de la muerte.
¿Ves cómo tiendo en rededor los ojos?
¡ay, busco abrigo con esfuerzos vanos...!
¡En medio de mi ruta, sólo abrojos!
¡al final de mi ruta, sólo arcanos!
¿qué hacer cuando la vida me repela
si la pálida muerte me acobarda?
digo a la vida: ¡sé piadosa, vuela...!
Digo a la muerte: ¡sé piadosa, tarda...!
¡Estaba escrito así! no más te afanes
por borrar de mi faz el torvo estigma;
impélenme furiosos huracanes,
y voy, entre los brazos de abrimanes,
a las fauces hambrientas del enigma.



Amado Nervo

al cristo

-- de Amado Nervo --

Para ezzequiel a. Chávez.
Señor, entre la sombra voy sin tino;
la fe de mis mayores ya no vierte
su apacible fulgor en mi camino:
¡mi espíritu está triste hasta la muerte!
busco en vano una estrella que me alumbre;
busco en vano un amor que me redima;
mi divino ideal está en la cumbre,
y yo, ¡pobre de mí!, yazgo en la sima...
La lira que me diste, entre las mofas
de los mundanos, vibra sin concierto;
¡se pierden en la noche mis estrofas,
como el grito de agar en el desierto!
y paria de la dicha y solitario,
siento hastío de todo cuanto existe...
Yo, maestro, cual tú, subo al calvario,
y no tuve tabor, cual lo tuviste...
Ten piedad de mi mal; dura es mi pena;
numerosas las lides en que lucho;
fija en mi tu mirada que serena,
y dame, como un tiempo a magdalena,
la calma: ¡yo también he amado mucho!



Amado Nervo

cantos escolares. los sentidos

-- de Amado Nervo --

Niño, vamos a cantar
una bonita canción;
yo te voy a preguntar,
tu me vas a responder:
los ojos, ¿para qué son?
los ojos son para ver.
¿Y el tacto? para tocar.
¿Y el oído? para oír.
¿Y el gusto? para gustar.
¿Y el olfato? para oler.
¿El alma? para sentir,
para querer y pensar.



Amado Nervo

regnum tuum

-- de Amado Nervo --

Fuera, sonrisas y saludos,
vals, esnobismo de los clubs,
mundanidad oropelesca.
Pero al volver a casa, tú.
En el balcón, en la penumbra,
vueltos a los ojos al azul,
te voy buscando en cada estrella
del misterioso cielo augur.
¿Desde qué mundo me contemplas?
¿de qué callada excelsitud
baja tu espíritu a besarme?
¿cuál el astro cuya luz
viene a traerme tus miradas?
¡oh qué divina es la virtud
con que la noche penetra
bajo su maternal capuz!
hasta mañana, salas frívolas,
trajín, ruidos, inquietud,
mundanidad oropelesca,
poligononales fracs, abur.
Y tú, mi muerta, ¡buenas noches!
¿cómo te va? ¿me amas aún?
vuelvo al encanto misterioso,
a la inefable beatitud
de tus lejanos besos místicos.
¡Aquí no reinas más que tú!



Amado Nervo

el viaje

-- de Amado Nervo --

Para calmar a veces un poco el soberano,
el invencible anhelo de volverte a mirar,
me imagino que viajas por un país lejano
de donde es muy difícil, ¡muy difícil!, tornar.
Así mi desconsuelo, tan hondo, se divierte;
doy largas a mi espera, distraigo mi hosco esplín,
y, pensando en que tornas, en que ya voy a verte,
un día, en cualquier parte, me cogerá la muerte
y me echará en tus brazos, ¡por fin, por fin, por fin!



Amado Nervo

buscando

-- de Amado Nervo --

Entre el dudoso cortejo
de sombras, peregrinando
voy una sombra buscando.
En el místico reflejo
de la noche constelada
quiero hallar una mirada.
Asir anhela mi oído
una voz que se ha extingido
entre los ecos lejanos.
Al pasar por un jardín
finge el roce de un jazmín
la caricia de sus manos.
¡Oh sombra, mirada, voz,
manos!; el vórtice atroz
de la eternidad callada
os sorbió. ¡Triste de mí,
que no tengo nada, nada;
que ya todo lo perdí!



Amado Nervo

señuelo

-- de Amado Nervo --

La muerte nada quiere con los tristes.
Subrepticia y astuta,
aguarda a que riamos
para abrirnos la tumba
y, con su dedo trágico, de pronto
señalarnos la húmeda
oquedad, y empujarnos brutalmente
hacia su infecta hondura.
Mas yo tengo tal gana de que venga,
que voy a ser feliz para que acuda,
para que sea mi reír señuelo,
y ella caiga en la trampa de venturas
ruidosas, que en el fondo son tristezas...
¿La engañaré? ¡quizá, si tú meayudas
desde la eternidad, oh inmarcesible
amada, oh novia única,
cuyos besos de sombra
he de reconquistar, pese a la enjuta
que te mató a mansalva hace once meses,
dejando a un infeliz por siempre a obscuras!



Amado Nervo

A Kempis

-- de Amado Nervo --

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...,

Huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!



Amado Nervo

Damiana se casa

-- de Amado Nervo --

-Con mis amargos pensares
y con mis desdichas todas,
haré tu ramo de bodas,
que no será de azahares.

Mis ojos, que las angustias
y el continuado velar
encienden, serán dos mustias
antorchas para tu altar.

El llanto que de mi cuita
sin tregua brotando está,
tu frente pura ungirá
como con agua bendita...

-Señor, no penes, tu ceño
me duele como un reproche;
-¡Que pálida estás, mi dueño!
-Es que pasé mala noche,
el amor me quita el sueño...

-¡Y te vas!...
-Me voy, es tarde,
me aguardan; ¡el templo arde
como un sol! Tu mal mitiga,
Señor, ¡y Dios te bendiga!
-Damiana, que Dios te guarde...



León Felipe

vencidos

-- de León Felipe --

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, don quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡y cuántas veces te grito: hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don quijote pasar...



León Felipe

nadie fue ayer,

-- de León Felipe --

Ni va hoy,
ni irá mañana
hacia dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
Y un camino virgen
dios.



Lope de Vega

quién eres, celemín ¿quién eres, fiera

-- de Lope de Vega --

A un zapato muy grande y desaseado de una dama
¿quién eres, celemín? ¿quién eres, fiera?
¿qué pino te bastó de guadarrama?
¿qué buey que a medellín pació la grama
te dio la suela en toda su ribera?
¿eres, ramplón, de polifemo cuera,
bolsa de arzón, alcoba o media cama?
aquí, de los zapatos de mi dama,
que me suelen servir de bigotera.
¡Oh, zapato cruel!, ¿cuál será el anca
de mula que tiró tal zapateta?
¡y aun me aseguran que el talón le manca!
pues no te iguala bota de vaqueta,
este verano voy a salamanca
y te pienso llevar para maleta.



Lope de Vega

Así en las olas de la mar feroces

-- de Lope de Vega --

Así en las olas de la mar feroces,
Betis, mil siglos tu cristal escondas,
y otra tanta ciudad sobre tus ondas
de mil navales edificios goces;

así tus cuevas no interrumpan voces,
ni quillas toquen, ni permitan sondas;
y en tus campos tan fértil correspondas,
que rompa el trigo las agudas hoces;

así en tu arena el indio margen rinda,
y al avariento corazón descubras
más barras que en ti mira el cielo estrellas;

que si pusiere en ti sus pies Lucinda,
no por besallos sus estampas cubras:
que estoy celoso, y voy leyendo en ellas.



Lope de Vega

En las riberas del Egipcio Nilo

-- de Lope de Vega --

En las riberas del egipcio Nilo,
cuando los hombres desde lejos huele,
imitando sus quejas, llorar suele
con triste voz el falso cocodrilo.

Y tú que imitas su engañoso estilo,
quieres que con tu llanto me desvele,
pues cuando veo que mi mal te duele,
por ti llorando el corazón distilo.

Voy a tus manos, porque al fin me obliga
la vista de tus lágrimas traidoras,
blandas llamando, agradeciendo ingratas.

¡Oh fiera en condición, y en llanto amiga!,
si me quieres matar, ¿por qué me lloras?
y si me has de llorar, ¿por qué me matas?



Lope de Vega

Fingido amigo, en las lisonjas tierno

-- de Lope de Vega --

Fingido amigo, en las lisonjas tierno,
no iguala al enemigo declarado;
si amor me tiene ciego y engañado,
yo sé que hay redención, aunque es infierno.

En tu breve placer mi daño eterno
bebiendo voy en dulce error cifrado,
ya por costumbre a tanto mal llegado
que por mi propio engaño me gobierno.

Para ser desdichado fui nacido,
y, con estarme bien, morir no quiero
por no perder un mal también sufrido.

Tales son unos ojos por quien muero
que en el tormento del dolor me olvido
y en quien me ha de matar vivir espero.



Lope de Vega

Hombre mortal mis padres me engendraron

-- de Lope de Vega --

Hombre mortal mis padres me engendraron,
aire común y luz de los cielos dieron,
y mi primera voz lágrimas fueron,
que así los reyes en el mundo entraron.
La tierra y la miseria me abrazaron,
paños, no piel o pluma, me envolvieron,
por huésped de la vida me escribieron,
y las horas y pasos me contaron.
Así voy prosiguiendo la jornada
a la inmortalidad el alma asida:
que el cuerpo es nada, y no pretende nada.
Un principio y un fin tiene la vida;
porque de todos es igual la entrada,
y conforme a la entrada la salida.



Lope de Vega

¡Oh vida de mi vida, Cristo santo!

-- de Lope de Vega --

¡Oh vida de mi vida, Cristo santo!
¿adónde voy de tu hermosura huyendo?
¿Cómo es posible que tu rostro ofendo
que me mira bañado en sangre y llanto?
A mí mismo me doy confuso espanto
de ver que me conozco y no me enmiendo;
ya el Ángel de mi guarda está diciendo
que me avergüence de ofenderte tanto.
Detén con esas manos los perdidos
pasos, mi dulce amor; ¿mas de qué suerte
las pide quien las clava con la suyas?
¡Ay Dios!, ¿adónde estaban mis sentidos,
que las espaldas pude yo volverte,
mirando en una cruz por mí las tuyas?



Lope de Vega

Quién eres, celemín? ¿Quién eres, fiera?

-- de Lope de Vega --

¿Quién eres, celemín? ¿Quién eres, fiera?
¿Qué pino te bastó de Guadarrama?
¿Qué buey que a Medellín pació la grama
te dio la suela en toda su ribera?

¿Eres, ramplón, de Polifemo cuera,
bolsa de arzón, alcoba o media cama?
Aquí, de los zapatos de mi dama,
que me suelen servir de bigotera.

¡Oh, zapato cruel!, ¿cuál será el anca
de mula que tiró tal zapateta?
¡Y aun me aseguran que el talón le manca!

Pues no te iguala bota de vaqueta,
este verano voy a Salamanca
y te pienso llevar para maleta.



Lope de Vega

Si es el instante fin de lo presente

-- de Lope de Vega --

Si es el instante fin de lo presente,
y el principio también de lo futuro,
y en un instante al riguroso y duro
golpe tengo de ver la vida ausente.
¿Adónde voy con paso diligente?
¿Qué intento? ¿Qué pretendo? ¿Que procuro?
¿Sobre qué privilegios aseguro
esto que ha de vivir eternamente?
No es bien decir que el tiempo que ha pasado
es el mejor, que la opinión condeno
de aquellos ciegos de quien es culpado.
Ya queda el que pasó por tiempo ajeno,
haciéndole dichoso o desdichado,
los vicios malo, y las virtudes bueno.



Lope de Vega

Si verse aborrecido el que era amado

-- de Lope de Vega --

Si verse aborrecido el que era amado
es de amor la postrera desventura,
¿qué espera en vos, señora, que procura
el que cayó de tan dichoso estado?

En vano enciendo vuestro pecho helado,
pues lo que ahora con violencia dura
ya no es amor, es natural blandura
con tibio gusto de un amor forzado.

Cuando vos me seguisteis, iba huyendo;
huir ahora vos, cuando yo os sigo:
si es amor, ya le tengo y no le entiendo.

Ya huyo como esclavo del castigo;
guardaos que ya me voy y, al fin partiendo,
no sé qué haré de vos pues vais conmigo.



¡Con qué ligeros pasos vas corriendo!

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

¡Con qué ligeros pasos vas corriendo!
¡Oh cómo te me ausentas, tiempo vano!
¡Ay, de mi bien, y de mi ser tirano,
cómo tu altivo brazo voy siguiendo!

Detenerte pensé, pasaste huyendo;
seguíte, y ausentástete liviano;
gastéte a ti en buscarte, ¡oh inhumano!:
mientras más te busqué, te fui perdiendo.

Ya conozco tu furia, ya, humillado,
de tu guadaña pueblo los despojos;
¡oh amargo desengaño no admitido!

Ciego viví, y al fin, desengañado,
hecho Argos de mi mal con tristes ojos
huir te veo, y veo te he perdido.



Esta cordera, que tornó en abrojos

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

Esta cordera, que tornó en abrojos
su corta juventud los gustos míos,
medio anegada de los hondos ríos,
¡oh honor!, de tantas lágrimas y enojos,

ofrezco a tu deidad; estos despojos
—-como ya de piedad, de miedo fríos,
de tu poder ejemplo y de mis bríos—-
de hoy más ocupen peregrinos ojos.

Quede en tus aras la segur colgando,
cuyo afilado acero, ¡oh honor!, entiendo
la humilde sangre le ha dejado blando.

Mas no cures de mí, que, si venciendo
mi fe cumplí contigo, ¡oh honor!, dejando,
voy a cumplir con el amor muriendo.



Luis Gonzaga Urbina

¡ave césat!

-- de Luis Gonzaga Urbina --

Herido voy, herido; no me alienta
la muchedumbre que en el circo clama,
y entona canto a la verde rama
que allí en la sien del vencedor se ostenta.

La misma multitud es la que afrenta
al que en la lucha desigual, se inflama,
y al fin sucumbe, sin honor ni fama,
la espada rota y la cerviz sangrienta.

Yo entré a la lid intrépido y gozoso.
Los muertos te saludan, dije al mundo.
Miré a las fieras; me sentí coloso:

luché; me hirió la duda en lo profundo,
y entre el polvo del carro victorioso,
ya ruedo por la arena, moribundo.



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