Buscar Poemas con Sentimiento


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Se han encontrado 88 poemas con la palabra sentimiento

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Alfonso Reyes

a eugenio florit

-- de Alfonso Reyes --

Florit, la primavera se desborda
y vuelca flora el azafate henchido,
y la naturaleza en cada nido
lanza un temblor y hace la vista gorda,
¿qué pasa entonces, cuando el viento asorda
y el campo es todo asombro y todo ruido,
y aun el más recatado y retraído
toma el alma y la echa por la borda?
¿qué arcaico rito o gresca dionisíaca,
que endiablada, o mejor, paradisiaca
celebración de las celebraciones?
es que el poeta cumple el mandamiento:
hacer razones con el sentimiento
y dar en sentimiento las razones.

Poema a eugenio florit de Alfonso Reyes con fondo de libro

Adelardo López de Ayala

La música (en un album)

-- de Adelardo López de Ayala --

La música es el acento
que el mundo arrobado lanza,
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento:
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.

Dichosa tú que su palma
has llegado a merecer,
conmoviendo a tu placer
la mejor parte del alma.
Tu voz infunde la calma
y arrebata y enamora...
¡Ay de mí! Tu seductora
y celestial armonía,
¡cuántas veces calmaría
este afán que me devora!

Poema La música (en un album) de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Alberti

funerales

-- de Alberti --

¡pescadores, pescadores,
lanzad el arpón al viento
y en banderas sin colores
izad vuestro sentimiento!

lloren los ojos del puente
las aguas de treinta ríos;
que el puño de la corriente
rompa en el mar los navíos.

¡Lampiños guardias marinas,
que alegres guardáis las olas,
giman las negras bocinas
y callen las caracolas!

¡marineras, marineras,
mujeres del aire frío,
regad vuestras cabelleras
negras por el playerío!

¡sal hortelana del mar,
flotando, sobre tu huerto,
desnuda, para llorar
por el marinero muerto!

llueve sobre el agua, llueve
nieve negra de alga fría.
Entre glaciares de nieve,
abierta, la tumba mía.

¡Funerales de las olas!
¡el viento, en los arenales!
entre apagadas farolas
se hunden mis funerales.

Poema funerales de Alberti con fondo de libro

Alfonso Reyes

consejo poético

-- de Alfonso Reyes --

La cifra propongo; y ya
casi tengo el artificio,
cuando se abre el precipicio
de la palabra vulgar.
Las sirtes del bien y el mal,
la torpe melancolía,
toda la guardarropía
de la vida personal,
aléjalas, si procuras
atrapar las formas puras.
¿La emoción? pídela al número
que mueve y gobierna al mundo.
Templa el sagrado instrumento
más allá del sentimiento.
Deja al sordo, deja al mudo,
al solícito y al rudo.
Nada temas, al contrario,
si en el rayo de una estrella
logras calcinar la huella
de tu sueño solitario.



Amado Nervo

el resto, ¿qué es

-- de Amado Nervo --

Tú eras la sola verdad de mi vida,
el resto, ¿qué es?
humo... Palabras, palabras, palabras...
¡Mientras la tumba me hace enmudecer!
tú eras la mano cordial y segura
que siempre estreché
con sentimiento de plena confianza
en tu celeste lealtad de mujer.
Tú eras el pecho donde mi cabeza
se reposó bien,
oyendo el firme latir de la entraña
que noblemente mía sólo fue.
Tú lo eras todo: ley, verdad y vida...
El resto, ¿qué es?



Lope de Vega

La lengua del amor, a quien no sabe

-- de Lope de Vega --

La lengua del amor, a quien no sabe
lo que es amor, ¡qué bárbara parece!;
pues como por instantes enmudece,
tiene pausas de música süave.
Tal vez suspensa, tal aguda y grave,
rotos conceptos al amante ofrece,
aguarda los compases que padece,
porque la causa su destreza alabe.
¡Oh dulcísimo bien, que al bien me guía!
¿con qué lengua os diré mi sentimiento,
ya que tengo de hablaros osadía?
Mas si es de los conceptos instrumento,
¿qué importa que calléis, o lengua mía,
pues que vos penetráis mi pensamiento?



Lope de Vega

Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa

-- de Lope de Vega --

Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa
sin dejarme vivir, vive serena
aquella luz, que fue mi gloria y pena
y me hace guerra cuando en paz reposa.

Tan vivo está el jazmín, la pura rosa,
que, blandamente ardiendo en azucena,
me abrasa el alma de memorias llena,
ceniza de su fénix amorosa.

¡Oh memoria cruel de mis enojos!
¿Qué honor te puede dar mi sentimiento,
en polvo convertidos tus despojos?

Permíteme callar sólo un momento:
pues ya no tienen lágrimas mis ojos,
ni conceptos de amor mi pensamiento.



Lope de Vega

Tristezas, si el hacerme compañía

-- de Lope de Vega --

Tristezas, si el hacerme compañía
es fuerza de mi estrella y su aspereza,
vendréis, a ser en mí naturaleza,
y perderá su fin vuestra porfía.

Si gozar no merecen de alegría
aquellos que no saben qué es tristeza,
¿cuándo se mudará vuestra firmeza?
¿cuándo veré de mi descanso el día?

Sola una gloria os hallo conocida:
que si es el fin el triste sentimiento
de las alegres horas desta vida,

vosotras le tendréis en el contento;
mas, ¡ay!, que llegaréis a la partida,
y llevaráse mi esperanza el viento.



Luis Palés Matos

canciones de la vida media

-- de Luis Palés Matos --

Ahora vamos de nuevo a cantar alma mía;
a cantar sin palabras.
Desnúdate de imágenes y poda extensamente
tus viñas de hojarasca.

No adulteres el mosto que hierve en tus lagares
con esencias extrañas,
y así, te dará un vino sencillo pero puro,
porque es vino de casa.

Anda el viejo camino para que se te vea
la intención noble y clara,
y huye de las retóricas travesuras ingenuas
que inquietaron tu infancia.

Ya eres vieja, alma mía. Árbol que entra en la zona
de la vida mediada.
Como fruta madura te cuelga el sentimiento
de la rama más alta.

Rama de bella fronda que perfumó al canto,
ahora se ve pelada...
Para cuajar el fruto tuvieron que caerse
las hojas de la rama.

Así estás, alma mía, en tu grave hora nueva,
toda desnuda y blanca,
erguida hacia el silencio milenario y profundo
de la estrella lejana.



Manuel del Palacio

A un artista

-- de Manuel del Palacio --

¡Partes, adiós! del Sena turbulento
Ó del Arno feliz por la ribera,
Dejas la patria que en tu edad primera
Madre amorosa te enseñó su acento.

Flotando quedan en el vago viento
Los ecos de tu voz dulce ó severa,
Y el alma que tu canto conmoviera
Lágrimas dá otra vez al sentimiento.

Tal es del genio la misión sublime;
De dichas y placer raudal fecundo,
Las glorias canta, y las miserias gime:

Lo quiere Dios en su saber profundo;
El mundo por el arte se redime,
Y el arte tiene como patria el mundo!



Manuel del Palacio

A un artista al abandonar su país

-- de Manuel del Palacio --

¿Partes? ¡adiós! Del Sena turbulento
O del Arno feliz por la ribera,
Dejas la patria que en tu edad primera
Madre amorosa te enseñó su acento.

Flotando quedan en el vago viento
Los ecos de tu voz dulce ó severa,
Y el alma que tu canto conmoviera
Lágrimas da otra vez al sentimiento.

Tal es del genio la misión sublime;
De dichas y placer raudal fecundo,
Las glorias canta, y las miserias gime:

Lo quiere Dios en su saber profundo;
El mundo por el arte se redime,
Y el arte tiene como patria el mundo!



Manuel del Palacio

A un periodista neo-católico

-- de Manuel del Palacio --

Cínico y arrogante, como suele,
Un párrafo publica El Pensamiento
De quererme agraviar con el intento,
Por más que el miedo sus palabras vele.

Como un insulto de mujer no duele,
Y es provocarla combatir al viento,
Y nunca me causaron sentimiento
Las palabrotas huecas de un pelele:

Abandono al dolor que le acibara
De ver que no es Don Cárlos lo que priva
Al que sus odios contra mi dispara;

Ya que puesto en la dura alternativa
Tengo recelo de escupir su cara
Sólo por no mancharme la saliva.



Manuel del Palacio

Alla Egregia Artista

-- de Manuel del Palacio --

¡Sí, te conozco! De la patria vienes
Donde el arte inmortal hizo su asiento,
Y ternura, y pasión, y sentimiento
En el alma y la voz y el rostro tienes.

Ora finjas halagos ó desdenes,
Ora expreses placer, ora tormento,
¿Qué corazón no inundas de contento?
¿Qué ojos hay que de lágrimas no llenes?

¡De nuestro amor has hecho la conquista;
Por eso, si laureles ambicionas
Y pueblo que á tu yugo no resista,

No olvides que en la tierra que abandonas,
Siempre habrá para tí, sublime artista,
Llanto, aplausos, recuerdos y coronas!



Manuel del Palacio

Mi lira

-- de Manuel del Palacio --

En cada corazon hay una lira,
Cuya voz nos aflige ó nos encanta:
Cuando la pulsa el entusiasmo, canta;
Cuando la hiere la maldad, suspira.

Ruge al contacto de la vil mentira;
El choque de la duda la quebranta,
Y al soplo del amor y la fe santa
Himnos entona con que al mundo admira.

Yo la mia probé, y estoy contento:
¡Bendito tú, Señor, que me la diste
Templada en la bondad y el sentimiento,

Y las cuerdas en ella no pusiste
Del necio orgullo, del afan violento,
Del ódio ruin y de la envidia triste!



Manuel del Palacio

Tristeza

-- de Manuel del Palacio --

Dentro de mí te escondes enemiga
Y mi aliento envenenas con tu aliento;
Tú conviertes en pena mi contento
Y mi reposo cambias en fatiga.

Cual madre que rencor tan sólo abriga
Nutres mi corazón de sentimiento;
Pero mi voluntad vence tu intento
Y tu constancia mi dolor mitiga.

Cruel eres conmigo y yo te amo;
Soy de tí tan celoso, que quisiera
Del mundo á las miradas esconderte;

Cuando de mí te ausentas yo te llamo,
Sin tí mi vida el ocio consumiera,
Por tí pienso en la gloria y en la muerte.



Manuel del Palacio

Tristeza (Melodías íntimas)

-- de Manuel del Palacio --

Dentro de mí te escondes enemiga
Y mi aliento envenenas con tu aliento;
Tú conviertes en pena mi contento
Y mi reposo cambias en faliga.

Cual madre que rencor tan sólo abriga
Nutres mi corazón de sentimiento;
Pero mi voluntad vence tu intento
Y tu constancia mi dolor mitiga.

Cruel eres conmigo y yo te amo;
Soy de tí tan celoso, que quisiera
Del mundo á las miradas esconderte;

Cuando de mí te ausentas yo te llamo,
Sin tí mi vida el ocio consumiera,
Por tí pienso en la gloria y en la muerte.



Ignacio María de Acosta

Mis cantares

-- de Ignacio María de Acosta --

No es el Amor, con su poder tirano
quien inspira a mi canto la armonía,
que en el pecho desmiente el alma mia
lo que en el arpa preludió la mano.

Mi canto es ilusión, ensueño vano,
que fomenta a placer la fantasía;
cual enfermo febril que desvaría
con los placeres que gozaba sano.

Mi corazón ya muerto al sentimiento
del incendio voraz que Amor enciende,
goza tranquilo de envidiable calma.

Y si canta su ardor, es finjimiento
con qu ela lira publicar pretende
las dulces huellas que dejó en el alma.



Jorge Cuesta

fue la dicha de nadie esta que huye

-- de Jorge Cuesta --

Fue la dicha de nadie esta que huye,
este fuego, este hielo, este suspiro,
pero, ¿qué más de su evasión retiro
que otro aroma que no se restituye?

una pérdida a otra substituye
si sucede al que fui nuevo respiro,
y si encuentro al que fui cuando me miro
una dicha presente se destruye.

Cada instante son dos cuando acapara
lo que se adhiere y lo que se separa
al azar de su frágil sentimiento,

que es vana al fin la voluntad que dura
y no transmite a su presión futura
la corrupción de su temperamento.



César Vallejo

Trilce: XIII

-- de César Vallejo --

Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

Odumodneurtse!



César Vallejo

en el momento en que el tenista lanza magistralmente

-- de César Vallejo --

En el momento en que el tenista lanza magistralmente
su bala, le posee una inocencia totalmente animal;
en el momento
en que el filósofo sorprende una nueva verdad
es una bestia completa.
Anatole france afirmaba
que el sentimiento religioso
es la función de un órgano especial del cuerpo humano
hasta ahora ignorado y se podría
decir también, entonces
que, en el momento exacto en que un tal órgano
funciona plenamente,
tan puro de malicia está el creyente,
que se diría casi un vegetal.
¡Oh alma! ¡oh pensamiento! ¡oh marx! ¡ohfeüerbach!



César Vallejo

pienso en tu sexo.

-- de César Vallejo --

Xiii
pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.
Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la sombra,
aunque la muerte concibe y pare
de dios mismo.
Oh conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.
Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.
¡Odumodneurtse!



César Vallejo

trilce

-- de César Vallejo --

Trilce
hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.
Donde, aun si nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.
Es ese sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.
Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.
Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.
El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran cualquiera parte.
Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.
Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. ¿Está? no; su hermana.
No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
do van en rama los pestillos.
Tal es el lugar que yo me sé.



Delmira Agustini

Explosión

-- de Delmira Agustini --

¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy, partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
como una vieja mancha del dolor

en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!



Diego Hurtado de Mendoza

Si fuese muerto ya mi pensamiento

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

¡Si fuese muerto ya mi pensamiento,
Y pasase mi vida así durmiendo
Sueño de eterno olvido, no sintiendo
Pena ó gloria, descanso ni tormento!

Triste vida es tener el sentimiento
Tal, que huye sentir lo que desea.
Su pensamiento á otros lisonjea;
Yo enemigo de mí siempre lo siento.

Con chismerías de enojo y de cuidado
Me viene, que es peor que cuanto peno;
Si algun placer me trae, con él me va,

Como á madre con hijo regalado,
Que si llorando pide algun veneno,
Tan ciega está de amor, que se le da.



Emilio Bobadilla

Todo igual

-- de Emilio Bobadilla --

¡Qué vértigo en el aire, qué aflicción en las almas!
¡Qué huracán de vesania, qué fiebre, qué delirio!
Aspiran los valientes a batir áureas palmas,
las palmas clandestinas de anónimo martirio!

¿Saldrá más acendrada la moral de esta lucha?
¿Será mejor el hombre venidero? ¡Quién sabe!
No es animal aéreo ni terrestre la trucha;
y, voladora siempre, tendrá plumas el ave...

Habrá nuevas costumbres, el lujo, irá en aumento;
viviendas más higiénicas, más orden en la vida;
tal vez menos ideas y menos sentimiento

y acaso sólo sirva de adorno la palabra...
Pero esta lucha épica, feroz y fratricida,
no hará de un cardo un cedro, ni un toro de una cabra.



Ernesto Noboa y Caamaño

Ego Sum

-- de Ernesto Noboa y Caamaño --

Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;
lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
la ampolla de morfina y el frasco de cloral.

Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico
de hampones y rameras, pasto del hospital.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
como araña poeana, teje su red el mal.

No importa que los otros me huyan. El aislamiento
es propicio a que nazca la flor del sentimiento:
el nardo del ensueño brota en la soledad.
No importa que me nieguen los aplausos humanos
si me embriaga la música de los astros lejanos
y el batir de mis alas sobre la realidad.



Pedro Antonio de Alarcón

A Carmen, al piano

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

No mujer... ¡Hada eres! Si amorosa
las manos tiendes al callado viento,
en él despiertas lánguido concierto
como la brisa en arpa melodiosa.

No mujer, bella Carmen... Eres diosa;
y de tu rostro el celestial portento
irradia el infinito sentimiento,
ser de tu ser, inspiración hermosa.

No mujer... ¡Eres ángel! Tu pureza
eclipsa la del sol: la sensitiva
no es como tú modesta y delicada.

Yo admiro arrebatado tu grandeza;
pero calla mi voz, no osando altiva
cantar a la que es ángel, diosa y hada.



Pedro Antonio de Alarcón

Desaliento

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

Llorar es tu destino... Mas no llores.
Alza la frente soberana al cielo,
y no afanada busques en el suelo
premio al amor, alivio a tus dolores.

Acaso yo... Mas ¡ay! a tus clamores
respondieran los gritos de mi duelo,
y, sin prestar a tu dolor consuelo,
marchitaría tus postreras flores.

¡Ay de los dos! Del mundo la inclemencia
rompió de nuestras almas el encanto...
Lloramos... Y la ajena indiferencia

mi risa provocó, secó tu llanto...
Hoy nos acerca un sentimiento amigo,
¡y en hielo en otro hielo no halla amigo!



Pedro Antonio de Alarcón

La hija del poeta

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

Como, en verano, inútil el rocío
truécase en nube que disipa el viento;
así del noble vate el sentimiento
espiraba sin eco en el vacío.

Y cual la nube en lluvia y ésta en río
trueca de abril el generoso aliento,
tal, realizado en celestial portento,
miró el cantor su vago desvarío.

Tú, gentil Isabel, tierna y piadosa,
tú del paterno amor, tú de su alma,
de sus dolores tú fuiste nacida:

y eres amor en que su fe reposa,
dulce tristeza que las suyas calma,
numen del arte, ensueño de su vida.



Pedro Calderón de la Barca

De Mirtillo

-- de Pedro Calderón de la Barca --

Sin cuidado el cabello, y tan incierta
al corazón la sangre redimida,
desmayada con aire de dormida,
y dormida con garbo de despierta.

Poco cierto el vivir, la beldad cierta,
el alma sin obrar en sí encogida,
para poder matar como con vida,
y para no sentirlo, como muerta.

La vi, y al ir a hablar, dije advertido:
si lo hermoso de ingrato es argumento,
desmayada, y esquiva tendrá oído.

Luego en vano es decirla lo que siento
que mal podrá sentirlo sin sentido,
si aun con él no tuviera sentimiento.



José María Hinojosa

dolor

-- de José María Hinojosa --

Cuerda de guitarra
que se rompe
al templarla.
La punta de la flecha
fue untada
de tristeza.
Gira la estrella
en el vacío,
y deja deslumbrada
la caverna.
Silencio de silencio.
Ni abriendo nuevos cauces
al momento,
quita sus letanías
del desierto desierto.
El sentimiento
se vuelve más espeso.



José Tomás de Cuellar

A Elvira

-- de José Tomás de Cuellar --

¿POR qué doblegas la frente
Con tan hondo sentimiento?
¿Por qué mustio, macilento,
Tiene tu rostro el pesar?
¿Por qué, Elvira, tus miradas
Son de duelo y amargura?
¿Por qué, Elvira, sin ventura,
No sabes más que llorar?

¿En dónde está tu sonrisa
Tan pura y tan hechicera?
¿Dónde van, ave parlera,
Las notas de tu canción?
Elvira, contén el llanto



José Tomás de Cuellar

A Lola

-- de José Tomás de Cuellar --

¿DICHOSA la edad florida
De las dulces ilusiones,
Dichosos los corazones
En cuyo centro se anida
El encanto de la vida,
El sentimiento profundo
Del placer y del amor!
Mas oye, Lola, en el vergel del mundo,
Mil espinas oculta cada flor.

Si en la encantada pradera
Donde los claveles crecen,
Y blandamente se mecen
Con la brisa lisonjera,



José Ángel Buesa

acuérdate de mí

-- de José Ángel Buesa --

Cuando vengan las sombras del olvido
a borrar de mi alma el sentimiento,
no dejes, por dios, borrar el nido
donde siempre durmió mi pensamiento.
Si sabes que mi amor jamás olvida
que no puedo vivir lejos de ti
dime que en el sendero de la vida
alguna vez te acordarás de mí.
Cuando al pasar inclines la cabeza
y yo no pueda recoger tu llanto,
en esa soledad de la tristeza
te acordarás de aquel que te amó tanto.
No podrás olvidar que te he adorado
con ciego y delirante frenesí
y en las confusas sombras del pasado,
luz de mis ojos, te acordarás de mí.
El tiempo corre con denso vuelo
ya se va adelantando entre los dos
no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo!
y no me digas para siempre adiós.



Juan Boscán

Cargado voy de mi doquier que ando

-- de Juan Boscán --

SONETO LXXXII

Cargado voy de mí doquier que ando,
y cuerpo y alma, todo me es pesado;
sin causa vivo, pues que estó apartado
de do el vivir su causa iba ganando.

Mi seso está sus obras desechando;
no me queda otra renta, ni otro estado,
sino pasar pensando en lo pasado,
y cayo bien en lo que voy pensando.

Tanto es el mal, que mi corazón siente
que sola la memoria de un momento
viene a ser para mí crudo accidente.

¿Cómo puede vivir mi pensamiento
si el pasado placer y el mal presente
tienen siempre ocupado el sentimiento?



Juan Boscán

Como el triste que a muerte está juzgado

-- de Juan Boscán --

SONETO CVIII

Como el triste que a muerte está juzgado,
y de esto es sabidor de cierta ciencia,
y la traga y la toma en paciencia,
poniéndose al morir determinado.

Tras esto dícenle que es perdonado,
y estando así se halla en su presencia
el fuerte secutor de la sentencia
con ánimo y cuchillo aparejado:

así yo, condenado a mi tormento,
de tenelle tragado no me duelo,
pero, después, si el falso pensamiento

me da seguridad de algún consuelo,
volviendo el mal, mi triste sentimiento
queda envuelto en su sangre por el suelo.



Juan Boscán

Gran tiempo fui de males tan dañado

-- de Juan Boscán --

Gran tiempo fui de males tan dañado,
por el dañado amor que en mí reinaba,
que a sanos y a dolientes espantaba
la vista de un doliente tan llagado.

Conveníame andar siempre apartado,
según de mí la gente se apartaba,
y aquello en que más yo me reposaba
era hartarme de ser desdichado.

Vime sano después en un momento,
y vueltos en placer los males míos;
miraban todos esta salud mía

con un maravillado sentimiento,
como al ciego miraron los judíos
espantados de velle como vía.



Juan Cruz Varela

A la muerte del Dr. D. Juan N. Sola

-- de Juan Cruz Varela --

¡Providencia adorable! ¿por qué dejas
en manos de la Parca fementida
a la más despreciable, hermosa vida
del pastor más amante a sus ovejas?

Insensible a su llanto ¿por qué alejas
al dulce padre, que a sus hijos cuida,
a una región en donde nunca oída
será la voz de sus sentidas quejas?

¡Oh providencia, árbitra infalible
del destino del hombre! tú lo hiciste.
Conformes recibimos el terrible

desapiadado golpe con que heriste
al pastor y al rebaño. Premio eterno
al pastor vigilante, al padre tierno.

II

Rebaño humilde, llora inconsolable
de tu amante pastor la eterna ausencia.
Su caridad, su celo, su paciencia
harán su pérdida siempre irreparable.

Su carácter suave, dulce, amable,
su apacible genial condescendencia,
su candidez con visos de inocencia,
le hicieron ejemplar inimitable.

¿Oh tú que viste dilatados días
su ejemplo, su virtud siempre en aumento,
empapa en llanto sus cenizas frías.

Víctima del dolor y el sentimiento,
clama al Eterno: Dios de bondad lleno
salva el rebaño, salva al pastor bueno.



Juan de Arguijo

Venus en la muerte de Adonis

-- de Juan de Arguijo --

Despues que en tierno llanto desordena
Cíterea la voz por el violento
Fin de su Adónis, y con triste acento
El bosque Idalio á su dolor resuena,

Y en flor sobre el acanto y azucena
Hermosa trueca el mísero y sangriento
Jóven, modera el grave sentimiento,
Y el ímpetu á sus lágrimas enfrena;

Y no hallando en su tristeza medio,
Vuelve al usado ornato, y reflorece
Del ya sereno rostro la luz pura;

Asi el pesar con la razon descrece
Desesperado el bien: que tal vez cura
A un grande mal la falta de remedio.



A una dama muerta

-- de Juan de Moncayo --

Muerta la vida y vivo el escarmiento,
luz sin luz, entre horrores eclipsada,
el más tirano triunfo de la nada
y del cielo el más justo sentimiento,

el sol, que al soplo frágil de un aliento
mostró toda su pompa deshojada,
beldad del mayo, en polvo desatada,
de la muerte el despojo más violento

es hoy tu efigie al orbe peregrina,
donde se ven destrozos de cristales
que anuncian de bellezas la rüina.

Voz muda que, en extremos desiguales,
a los rigores de la parca inclina
el milagro mayor de los mortales.



Juan de Tassis y Peralta

nadie escuche mi voz y triste acento

-- de Juan de Tassis y Peralta --

De suspiros y lágrimas mezclado,
si no es que tenga el pecho lastimado
de dolor semejante al que yo siento.
Que no pretendo ejemplo ni escarmiento
que rescate a los otros de mi estado,
sino mostrar creído y no aliviado
de un firme amor el justo sentimiento.
Juntóse con el cielo a perseguirme
la que tuvo mi vida en opiniones
y de mí mismo a mí como en destierro.
Quisieron persuadirme las razones
hasta que en el propósito más firme
fue disculpa del yerro el mismo hierro.



Juan de Tassis y Peralta

es tan glorioso y alto el pensamiento

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Que me mantiene en vida y causa muerte,
que no sé estilo o medio con que acierte
a declarar el mal y el bien que siento.
Dilo tú, amor, que sabes mi tormento,
y traza un nuevo modo que concierte
estos varios extremos de mi suerte
que alivian con su causa el sentimiento;
en cuya pena, si es glorioso efecto
el sacrificio de la fe más pura
que está ardiendo en las alas del respeto,
ose el amor, si teme la ventura,
que entre misterios de un amor secreto
amar es fuerza y esperar locura.



Garcilaso de la Vega

SONETO XXXI

-- de Garcilaso de la Vega --

Dentro de mi alma fue de mí engendrado
un dulce amor, y de mi sentimiento
tan aprobado fue su nacimiento
como de un solo hijo deseado;

mas luego de él nació quien ha estragado
del todo el amoroso pensamiento:
que en áspero rigor y en gran tormento
los primeros deleites ha tornado.

¡Oh crudo nieto, que das vida al padre,
y matas al abuelo! ¿por qué creces
tan disconforme a aquel de que has nacido?

¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces?
¡que la envidia, tu propia y fiera madre,
se espanta en ver el monstruo que ha parido!



Garcilaso de la Vega

Dentro en mi alma fue de mí engendrado

-- de Garcilaso de la Vega --

Dentro en mi alma fue de mí engendrado
un dulce Amor, y de mi sentimiento
tan aprobado fue su nacimiento
como de un solo hijo deseado;

mas luego de él nació quien ha estragado
del todo el amoroso pensamiento:
que en áspero rigor y en gran tormento
los primeros deleites ha trocado.

¡Oh crudo nieto, que das vida al padre,
y matas al abuelo!, ¿por qué creces
tan disconforme a aquel de que has nacido?

¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces?,
¡que la envidia, tu propia y fiera madre,
se espanta en ver el mostro que ha parido!



Gertrudis Gómez de Avellaneda

Significado de la palabra yo amé

-- de Gertrudis Gómez de Avellaneda --

Con yo amé dice cualquiera
Esta verdad desolante:
-Todo en el mundo es quimera,
No hay ventura verdadera
Ni sentimiento constante.-
Yo amé significa: -«Nada
Le basta al hombre jamás:
La pasión más delicada,
La promesa más sagrada,
Son humo y viento ¡y no más!»



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xxxix

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

¿a qué me lo decís? lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.
Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor responda;
que es una estatua inanimada..., Pero...
¡Es tan hermosa!



Gutierre de Cetina

tiéneme en duda amor, por más tormento

-- de Gutierre de Cetina --

Si será o no será lo que deseo;
del sí casi ningún camino veo,
del no dejo engañarme el pensamiento;
del sí le viene esfuerzo al sufrimiento,
del no mayor terneza en lo que creo;
con el sí me regalo y me recreo
cuando del no me asombra el sentimiento.
Mi cuidado, que más tal duda piensa,
dice que un cierto no, no me conviene,
y del incierto sí se desagrada.
Y el alma que entre el sí y el no suspensa
dudando vive, por mejor lo tiene
que el peligro de ser desengañada.



Gutierre de Cetina

amor, ¿de dónde nace un tan gran miedo

-- de Gutierre de Cetina --

¿soy causa yo de este temor que siento?
¿por qué no piensa el bien mi pensamiento
ni de recelar mal tirarlo puedo?
»¿qué es esto que me quita el vivir ledo,
como solía cuándo más contento?
si me quita el descanso el sentimiento,
¿quién me quita el esfuerzo y el denudo?
»estas congojas y estas bascas tales,
¿de qué proceden? ¿ son por ventura
en los otros amantes de esta suerte?»
«sí respondió el amor, tu desventura,
que ni pueden hallar medios tus males,
ni en tus males hallar medio la muerte».



Gutierre de Cetina

no puede un corazón apasionado

-- de Gutierre de Cetina --

Claro tener de amor conocimiento;
mas si la pasión cesa, el sentimiento
puede hablar bien del como avisado.
Yo sé decir quién es, que lo he probado;
toda su calidad entiendo y siento;
y si artero no soy del escarmiento,
no es poco bien quedar escarmentado.
Jamás vi amor honesto o provechoso,
ni puede ser del todo deleitable
naciendo de apetito codicioso.
Porque si la esperanza no es estable,
si el trabajo es más cierto que el reposo,
¿qué deleite dará que sea durable?



Gutierre de Cetina

como la obscura noche al claro día

-- de Gutierre de Cetina --

Sigue con inefable movimiento,
así sigue al contento el descontento
de amor y la tristeza al alegría;
sigue al breve gozar luenga porfía,
al dulce imaginar sigue el tormento,
y al alcanzado bien el sentimiento
del perdido favor que lo desvía.
De contrarios está su fuerza hecha;
sus tormentas he visto y sus bonanzas,
y nada puedo ver que me castigue.
Ya sé qué es lo que daña y aprovecha;
mas ¿cómo excusará tantas mudanzas
quien ciego tras un ciego a ciegas sigue?



Gutierre de Cetina

en medio de mi mal vino cubierto

-- de Gutierre de Cetina --

Un tan hermoso bien, tan dulce engaño,
que el alma enamorada de su daño
fue luego con el seso de concierto.
A tiempo vi el peligro descubierto,
que pudiera valerme del engaño
si consintiera amor que en bien tamaño
tuviera la razón discurso cierto.
Si pudiera apartar del pensamiento
un temor peligroso, obscuro y triste,
¿con quién trocara yo mi buena suerte?
mas no quiere el vencido sentimiento,
porque el alma que tal hábito viste,
no lo puede dejar salvo por muerte.



Gutierre de Cetina

qué pérdida, qué mal, qué sentimiento

-- de Gutierre de Cetina --

«marina de aragón yace aquí. Espera,
detén el paso y apresura el llanto».
«¿Y éste a quien el dolor aflige tanto
quién es?» «muerto su bien ya no es el que era».
«¡Ay, rabioso pesar!, ¡ay pena fiera!
¿es amor el que cubre obscuro manto?»
«sí, mas oye qué dice y nota cuánto
el cielo nos llevó, que no debiera»:
beldad, gracia, valor, virtud, cordura,
ingenio, honestidad, seso, arte y gloria,
linaje y todo el bien que da ventura,
se ha llevado la muerte y por memoria
su nombre mostrará esta piedra dura;
yo tendré cargo de llorar su historia.



Gutierre de Cetina

ay, vivo fuego, ay, fiero pensamiento

-- de Gutierre de Cetina --

Ay, rabioso dolor, pasos cansados,
ay, recelos de amor desesperados,
ay, triste, congojoso sentimiento!
¡ay, alto desear sin fundamento,
ay, vana empresa llena de cuidados,
ay, ríos, fuentes, selvas, bosques, prados,
ay, esquiva ocasión de mi tormento!
¡ay, verdes murtas, árboles hermosos,
ay, lugar que ya fue ledo y jocundo,
do gastaba mi tiempo en dulce canto!
espíritus alegres y amorosos,
si alguno vive acá en el bajo mundo,
muévaos hora a piedad mi triste llanto.



Gutierre de Cetina

remedio incierto que en el alma cría

-- de Gutierre de Cetina --

La ponzoña que da vida al tormento,
madrastra del cuitado sufrimiento,
de nuestros años robadora arpía;
obscura luz que por tinieblas guía,
falso esfuerzo del loco pensamiento,
dificultoso bien del sentimiento,
peligroso manjar de la porfía;
sierpe fiera con rostro de doncella,
fuego que blandamente nos consume,
jarabe dulce de alargar los males,
bien do el daño mayor se anida y sella.
¿Quién será tal que tus maldades sume?
¡oh mísera esperanza de mortales!



Gutierre de Cetina

cuando pienso me da dolor doblado

-- de Gutierre de Cetina --

Ningún pensar me da contentamiento;
si fuera de pensar deleite siento,
ni sé entenderme a mí ni a mi cuidado.
Entre mi mal el bien viene mezclado;
ni lo sé conocer ni tomar tiento:
que en gustando del bien el sentimiento,
o se convierte en mal o ya es pasado.
En medio del deleite llega luego
el recelo del mal, considerando
que es un tal bien un poco de agua al fuego.
Así el monstruo marino está llorando
mientra el cielo y el mar muestran sosiego,
de futura tormenta recelando.



Gutierre de Cetina

remorder de dolor el alma siento

-- de Gutierre de Cetina --

Mil veces un temor de cosa incierta;
un nuevo sobresalto en mí despierta
de venidero daño el sentimiento.
¡Oh desaventurado pensamiento,
tan pronto siempre a abrir al mal la puerta!
¿no basta que al entrar la halle abierta
sin que entre antes el miedo que el tormento?
si por desdicha duermo, a despertarme,
helado, sin color, llega el recelo,
pronosticando algún inconveniente;
y es tan familiar en visitarme,
que tengo, porque así lo ordena el cielo,
siempre el mal por venir ya por presente.



Gutierre de Cetina

amor, ¿qué es esto» «amor» «mayor mal siento

-- de Gutierre de Cetina --

Que amor». «¿Pues qué es ?» «no sé» «¿dónde te ofende?»
«en el alma». «¿Con qué fuego la enciende»
«¡fuego, sí!» «¿quién lo enciende?» «el pensamiento».
«¿Arde?» «abrasa que parte el sentimiento».
«¿Cómo de imaginar note defiende
la causa?» «no». «¿Por qué?» «porque desciende
muy alta». «¿A buscar qué?» «mi perdimiento».
«¿Luego no es fuego?» «no, que será rabia».
«¿Huyes del agua?» «no». «¿Cómo?» «llorando».
«¿Descanso es desear?» «no». «¿Es pestilencia?»
«¡plugiera a dios!» «¿por qué?» «que a quien me agravia
se pegara». «¿Es recelo?» «recelando
muero». «¡Ya sé lo que es!» «¿qué es, pues?» «ausencia».



Gutierre de Cetina

dos sonetos a la muerte de pedro mexía ii

-- de Gutierre de Cetina --

ii
«¿qué pérdida, qué mal, qué sentimiento,
qué voces, qué gemido es el que suena?
¿qué gente, de color, de angustia llena,
llora sobre este triste monumento?»
«aquellas, que con tanto desatiento
muestran señales tristes de su pena,
las musas son, y aquél que el llanto ordena
febo». «Y éste, ¿quién es?» «conocimiento».
«Y la que llora más, ¿quién es?» «españa».
«¿Y aquel que muestra haber perdido tanto?»
«carlo, cuya inmortal tela tejía».
«¿Quién la tejía, pues?» «¡ay, pena extraña!
lee el verso, que a mí me ahoga el llanto».
Aquí reposa el gran pero mexía.



Gutierre de Cetina

un temor me destruye el pensamiento

-- de Gutierre de Cetina --

Siendo sólo el pensar cuanto bien tengo;
mi mal no es grave, mas por ser más luengo,
miedo es el que me acaba el sufrimiento.
Cuando estás más caído el sentimiento,
cuando más desvalido a sus pies vengo,
pensando me sustento y me entretengo:
que no ocupo otra gloria en mi tormento.
¡Ay dios, qué nuevo mal, cuán sin remedio!,
que ni la voluntad siento partida,
ni está, salvo en morir, entera en cosa.
Señora, ¿qué haré? dad vos remedio.
Acábame el dolor luego la vida,
y no me llegue a prenda tan preciosa.



Gutierre de Cetina

aquel rumor que de improviso suena

-- de Gutierre de Cetina --

Como de la experiencia está entendido,
robando la color, turba el sentido,
al alma de recelo o gozo llena.
Pero nace tal bien de aquella pena
que queda el tal rumor más conocido,
siendo el entendimiento socorrido
de las potencias que de sí enajena.
Así la vez que os veo, el sentimiento
se turba, y los espíritus penados
así correr, así alterarse siento.
Mas siendo al alma a dar favor llegados,
cuanto son de más claro entendimiento
quedan vencidos más y enamorados.



Gutierre de Cetina

notorio es en el mundo aquel tormento

-- de Gutierre de Cetina --

Que en el infierno tántalo padece,
do el agua y el manjar le desfallece,
teniendo entre los dos perpetuo asiento.
Yo en el infierno acá que el sentimiento
a un alma triste, enamorada, ofrece,
de un fiero desear, que le parece,
infernalmente atormentar me siento.
Mas, ¡ay!, ¿qué digo yo? ¡quédesvarío!:
que su tormento es pena de pecado
y el mío injusto mal no merecido.
Y de tanto es más grave el daño mío,
que él desea el manjar que no ha probado
y yo el que solía gozar y he ya perdido.



Gutierre de Cetina

tiéneme ya el dolor tan lastimado

-- de Gutierre de Cetina --

Está ya tan dañado el sentimiento,
que ningún nuevo mal de nuevo siento
que no hiere en lugar de antes llagado.
Estoy ya del vivir tan enfadado
que habría dado fin a mi tormento,
mas sale de través tal pensamiento,
que me es fuerza tornarme a mi cuidado.
Dice la enamorada fantasía
que de tal ocasión tal pena viene,
que me esfuerce en la fuerza del deseo.
Mas, tan lejos de vos, señora mía,
tanto menos mi mal consuelo tiene
cuanta razón por vuestra parte veo.



Gutierre de Cetina

en el gozo mayor, en el contento

-- de Gutierre de Cetina --

De mayor calidad que se desea,
en el bien que no hay bien que igual le sea,
y en la gloria mayor de mi tormento,
me sale de través un pensamiento,
¡ay dios, qué gran error, qué cosa fea!,
y me hace creer que nos lo crea.
¡Ved cuál queda con esto el sentimiento!
me dice que es ficción, que es una sombra,
cierto disimular, falsa apariencia,
que no viene de amor tales afectos.
Y el alma que de tal visión se asombra,
tanto le amarga al gusto esta dolencia
que apenas siente el bien de estos efectos.



Gutierre de Cetina

gran señal es el ver que me arrepiento

-- de Gutierre de Cetina --

Para pensar que ya conozco el daño;
pues me quiero apartar de un mal tamaño,
señal es que lo entiendo y que lo siento.
Mas ¿quién me dará, amor, atrevimiento?
¿quién me dará un esfuerzo tan extraño
que aquel gesto sabroso del engaño
pueda desarraigar del sentimiento?
tanta luz de razón, razón me ha dado,
que conozco el error y el desvarío
del que pretende amando se amando;
mas tiene tanta fuerza el ardor mío
que aunque conozco bien que voy errado,
del camino que voy no me desvío.



Gutierre de Cetina

amor me trae en la mar de su tormento

-- de Gutierre de Cetina --

Al placer de la ondas de mudanzas,
mil fortunas tal vez, tal vez mudanzas
traen acá y allá mi sentimiento.
Sígueme alguna vez próspero viento,
meten velas entonces esperanzas,
mas salen de través desconfianzas
y acobardan al triste pensamiento.
Siéntome alguna vez alzar al cielo,
y otras mil abajar hasta el abismo;
ya me esfuerzo, ya temo, ya me atrevo.
Ora huyo, ora espero, ora recelo,
y en tanta variedad no sé yo mismo
qué quiero, aunque sé bien que querer debo.



Hernando de Acuña

Huir procuro del encarecimiento

-- de Hernando de Acuña --

Huir procuro del encarecimiento,
no quiero que en mis versos haya engaño,
sino que muestren mi dolor tamaño
cual le siente en efecto el sentimiento.

Que mostrándole tal cual yo le siento
será tan nuevo al mundo y tan extraño,
que la memoria sola de mi daño
a muchos pondrá aviso y escarmiento.

Así, leyendo o siéndoles contadas
mis pasiones, podrán luego apartarse
de seguir el error de mis pisadas.

Y a más seguro puerto enderezarse,
do puedan con sus naves despalmadas
en la tormenta de este mar salvarse.



Hernando de Acuña

Si los suspiros que ha esparcido el viento

-- de Hernando de Acuña --

Si los suspiros que ha esparcido el viento,
ausente de mi bien, con mil dolores,
y con ellos mis quejas y clamores
en bajo, triste y doloroso acento;

si la flaca esperanza cual la siento,
puesta en el medio de cien mil temores,
vinieren a noticia de pastores
do llegue el amoroso sentimiento,

sujeto les será mi triste llanto
por Galatea, y mi pasión tamaña
y, en ausencia, mi fe tan verdadera

pasar continuo y doloroso canto
por todos estos llanos y campaña
del famoso Danubio y su ribera.



Hernando de Acuña

Sin temer el camino voy contando

-- de Hernando de Acuña --

Sin temer el camino voy contando
los pasos por do a muerte voy derecho
y, con quien trabaja en su provecho,
me voy de paso en paso apresurando.

Vos, señora, y Amor vais estorbando
lo que procuro y, por mayor despecho,
mostráisme este descanso a poco trecho
y tenéisme suspenso, dilatando.

Pero si bien tamaño no merece
como acabar por vos la triste vida,
al menos esforzad el sufrimiento,

o consentí el remedio que se ofrece,
o moderad congoja tan crecida,
o mandad que no sienta el sentimiento.



Entre sueños

-- de Vicenta Castro Cambón --

EL sueño espero y el sueño viene;
toca las puertas de mis sentidos
y las entorna discretamente,
porque es el sueño discreto amigo.

Me halla tejiendo una flor y como
para acabarla tiempo le pido,
el sueño espera condescendiente
y yo, entre sueños, tejiendo sigo
una flor blanca cuyo perfume
no es para tu alma desconocido:
tomo los hilos de un sentimiento
que ya otras veces pintado has visto.

Como mañana de mi alma esperas
una flor fresca, con mi cariño
tejo “Entre sueños”, mientras el sueño
cierra las puertas de mis sentidos.



Vicente García de la Huerta

En la ausencia

-- de Vicente García de la Huerta --

Si es muerte, si es infierno, Lisi mía,
el punto que me roba a tu presencia,
del vulgo la mordaz impertinencia
o de mi hado infeliz la tiranía,

¡cuánta habrá sido, Lisi, mi agonía,
mi confusión, mi pena, mi dolencia,
considerada bien la eterna ausencia
de las eternas horas de este día!

¡Ay, dulce prenda mía, si el no verte
un breve tiempo tiene tanta parte
de sentimiento, que me da la muerte!

¡cuánta será mi pena al contemplarte
capaz, por mi desdicha, de perderte,
incapaz por mi mal, de recobrarte!



Vicente Huidobro

marca registrada

-- de Vicente Huidobro --

Las células amenazan el pensamiento
amenazan el jardín endiosado
la mano donde empieza el mundo
donde se escriben los acontecimientos
a través de la sangre de los sexos y los bosques
los días se levantan retratando a los hijos
y mueren en su esencia
sin vacilar de frase
en la fecha exacta
van y mueren por su suprema esencia
en sus nervios orgullosos
a flor de pensamiento
a flor de flor
a flor de sentimiento
a flor de tristeza
todo es tiempo final
como la selva que cree en los embrujos
y se atormenta de rayos
y grandes gotas hirvientes que caen como el cielo
todo es tiempo sin fin
como los arroyos en el sueño
y el calor demasiado rápido
de las lágrimas huyendo
a través de las edades
las células amenazan el pensamiento
donde correspondía un paisaje afiebrado
donde ya no hay frontera
ni mano que escriba la última palabra



Vicente Ruiz Llamas

En la playa

-- de Vicente Ruiz Llamas --

Contemplando sentado en la plata
el azul transparente del mar,
la veloz sucesión de las olas
con su triste y eterno bramar.

Así fluyen, me dije, en el alma,
y refluyen y vienen y van.
Alegría, tormento, ventura,
sentimiento, placer y pesar.



Antonio-Plaza-Llamas

a una actriz

-- de Antonio-Plaza-Llamas --

A una actriz
intérprete feliz del pensamiento.
Ángel que brillas en la gloria humana,
ciñéndole a tu frente soberana
la espléndida corona del talento.
Heroína del noble sentimiento,
no me admira el laurel que te engalana;
porque sé que en la tierra mexicana
el genio tiene su mejor asiento.
Sigue de gloria con tu sueño santo
y conquista renombre sin segundo
en la futura edad, que yo entretanto,
al aplaudirte con afán profundo,
diré orgulloso en atrevido canto:
nada envidias, ¡oh patria!, al viejo mundo.
Antonio plaza llamas



Antonio Ros de Olano

En el nacimiento del Ebro

-- de Antonio Ros de Olano --

Aquí do nacen del íbero río,
en breve cuna, claras las primeras
ondas que allá tan turbias y altaneras
mueren bebidas por el mar bravío:

¡Arpa del triste sentimiento mío!
Si desterrada como yo no fueras,
negaras a estas plácidas riberas
el grave acento en que mis penas fío.

¡Ay! que los dos lloramos adorando,
arpa, la gloria y la ambición frustradas,
y en tanto van las ondas caminando...

Mas míralas, que corren afanadas
al mar, que es tumba y fin de su fortuna,
cual lo es de mi ambición su pobre cuna.



Manuel Machado

Cantares

-- de Manuel Machado --

Vino, sentimiento, guitarra y poesía
hacen los cantares de la patria mía.
Cantares...
Quien dice cantares dice Andalucía.

A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra...
Cantares...
Algo que acaricia y algo que desgarra.

La prima que canta y el bordón que llora...
Y el tiempo callado se va hora tras hora.
Cantares...
Son dejos fatales de la raza mora.

No importa la vida, que ya está perdida,
y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...
Cantares...
Cantando la pena, la pena se olvida.

Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte,
ojos negros, negros, y negra la suerte...
Cantares...
En ellos el alma del alma se vierte.

Cantares. Cantares de la patria mía,
quien dice cantares dice Andalucía.
Cantares...
No tiene más notas la guitarra mía.



Manuel Machado

Dolientes madrigales

-- de Manuel Machado --

Por una de esas raras reflexiones
de la luz, que los físicos
explicarán llenando
de fórmulas un libro...,
Mirándome las manos
-como hacen los enfermos de continuo-,
veo la faceta de un diamante, en una
faceta del diamante de mi anillo,
reflejarse tu cara, mientas piensas
que divago o medito,
o sueño... He descubierto
por azar este medio tan sencillo
de verte y ver tu corazón, que es otro
diamante puro y limpio.
Cuando me muera, déjame
en el dedo este anillo.

Estoy muy mal... Sonrío
porque el desprecio del dolor me asiste,
porque aún miro lo bello en torno mío,
y... Por lo triste que es el estar triste.
Pero ya la fontana
del sentimiento mana
tan lenta y sileciosa, que su canto,
sonoro otrora como risa, es llanto.



Marcelino Menéndez y Pelayo

A ...

-- de Marcelino Menéndez y Pelayo --

¡Ojalá cada sol que te amanezca
Aún más hermosa y más feliz te mire!
¡Nunca tu frente oprima
El demonio tenaz del pensamiento,
Ni blando rostro, halagadora risa,
Hielen en ti la flor del sentimiento!
No llorarás por ti, serás dichosa;
Mas no a la compasión tu ánimo cierres,
Porque en llorar con el dolor ajeno
Hay alto y melancólico placer.



Marilina Rébora

incomprensión

-- de Marilina Rébora --

Incomprensión
no comprendes, amor, cuál es mi sentimiento;
en vano lo traduzco y en vano te lo explico.
A veces me parece que ha llegado el momento
de aclarártelo igual que obramos con un chico.
No comprendes, amor, que todo lo que siento
y en esto, ya lo sabes, ni dudo ni claudico
es amor, todo amor, el dulce pensamiento
que instante por instante, por siempre te dedico.
Y... ¿Comprendes ahora? te quiero simplemente,
como si mi destino ya lo hubiese dispuesto
que nuestros corazones palpitaran iguales.
Es toda mi alegría el reposar la frente
sobre tu hombro, amor mío, ya que sólo con esto,
feliz, siento el resguardo de peligros y males.



Marilina Rébora

vértigo

-- de Marilina Rébora --

Vértigo
¿y esta melancolía? ¿por qué tanto abandono
si no hay una razón o por lo menos nueva,
si no existen rencores ni nos muerde el encono?
¿de qué ese sentimiento que al ánimo subleva?
¿a qué causa atribuir tan ciego pesimismo?
¿qué motivo encontrar a esta tenaz congoja
si son nuestros estados un puro fatalismo?
¿qué es, por fin, lo que al alma tanto y tanto la enoja?
la ansiedad de vivir en vértigo, de prisa,
exacerba la mente a punto culminante,
ya que ante el tiempo escaso en todo se improvisa
y el destino de un ser se juega en un instante.
Y es eso lo que al cabo del día nos aplasta
para cuyo consuelo la oración sólo basta.



Marilina Rébora

designio

-- de Marilina Rébora --

Designio
que esta noche me duerma bajo un manto de olvido,
ajena al desamor, al encono y la saña,
considerando a aquel que nunca me ha querido,
sorda a la mezquindad y a la torcida maña.
Que el corazón regule cadencioso el latido
para que no lo alteren mentiras o patraña;
que el alma, dadivosa con los que no lo han sido,
se entregue por entero, aun a la gente extraña.
Que todo sentimiento impropio me abandone,
y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,
hasta la misma ofensa más infame perdone,
quedando desde entonces en beatífica paz,
y que un plácido sueño redimidor me anuncie
que la pasión humana no ha de vencerme más.



Juan Gelman

ahora

-- de Juan Gelman --

Ahora miguel ángel cruza la noche del país
va en un caballito de fuego
se le caen palabras que tiemblan como el sur
tira balazos de esperanza
¿es verdad que te hicieron pedazos en la tortura militar?
¿te caíste a pedacitos? ¿y qué
crece de cada pedacito tuyo? ¿acaso otro ángel miguel?
¿los demás? ¿un vagabundo? ¿una triste?
¿un viejo sentimiento inmortal? ¿santa teresa
la obrera que montaba un caballo de fuego para vivir cada vez?
¿cómo el olor de tu alma?
pedazos de la amadora escaparon a las uñas del tiempo
pregunto estas cosas para saber cómo me va
envuelto estás en pólvora y horrores
tus poemas cruzan la noche del país
tu ternura trabaja obrera delicada
andás por plazas y por calles con la memoria en la mano
llega la luz del alba torpemente
aquí ninguno da perdón
te deshacés miguel juntando cielo
pero me acuerdo de cuando vas a volver
pegado a tu destino como una roca
limpiándole la muerte a cada noche
montado en un caballito de fuego



Juan Ramón Jiménez

verde verderol

-- de Juan Ramón Jiménez --

Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
palacio de encanto,
el pinar tardío
arrulla con llanto
la huida del río.
Allí el nido umbrío
tiene el verderol.
Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
la última brisa
es suspiradora,
el sol rojo irisa
al pino que llora.
¡Vaga y lenta hora
nuestra, verderol!
verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
soledad y calma,
silencio y grandeza.
La choza del alma
se recoje y reza.
De pronto ¡belleza!
canta el verderol.
Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
su canto enajena
(¿se ha parado el viento?)
el campo se llena
de su sentimiento.
Malva es el lamento,
verde el verderol.
Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!



Esteban Manuel de Villegas

Cantilena de un pajarillo

-- de Esteban Manuel de Villegas --

Yo vi sobre un tomillo
Quejarse un pajarillo,
Viendo su nido amado,
De quien era caudillo,
De un labrador robado.
Vile tan congojado
Por tal atrevimiento
Dar mil quejas al viento,
Para que al cielo santo
Lleve su tierno llanto,
Lleve su triste acento.
Ya con triste armonía,
Esforzando el intento,
Mil quejas repetía;
Ya cansado callaba,
Y al nuevo sentimiento
Ya sonoro volvía.
Ya circular volaba,
Ya rastrero corría,
Ya pues de rama en rama
Al rústico seguía;
Y saltando en la grama,
Parece que decía:
«Dame, rústico fiero,
Mi dulce compañía»;
Y que le respondía
El rústico: «No quiero.»



Evaristo Carriego

De la tregua

-- de Evaristo Carriego --

Un instante no más. Vengo a cantarte
la canción del laurel ¡Alza la frente
que es la única digna del presente
que, en mi salutación, voy a dejarte!

Tendrá el orgullo de tu sentimiento,
hoy, otra vez, el soñador cansado
que se acerca a buscar aquí, a tu lado,
el generoso olvido de un momento.

Y en la tregua fugaz, mientras se asoma
tu sol a mi pesar indefinido,
consentirá el león, agradecido,
que peine su melena una paloma.

Una ausencia gentil de mi fiereza,
cortés claudicación admirativa,
te dejará anunciarme, imperativa,
la altivez inmortal de tu belleza.



Evaristo Carriego

El velorio

-- de Evaristo Carriego --

Como ya en el barrio corrió la noticia,
algunos vecinos llegan consternados,
diciendo en voz baja toda la injusticia
que amarga la suerte de los desdichados...

A principios de año, repentinamente
murió el mayorcito... ¡Si es para asustarse:
apenas lo entierran cuando fatalmente
la misma desgracia vuelve a presentarse!

En medio del cuadro de caras llorosas
que llena el ambiente de recogimiento,
el padre recibe las frases piadosas
con que lo acompañan en el sentimiento...

Los íntimos quieren llevárselo afuera,
pues presienten una decisión sombría
en su mirar fijo: de cualquier manera
con desesperarse nada sacaría...



Evaristo Carriego

La guitarra

-- de Evaristo Carriego --

Porque en las partituras de su garganta
ella orquesta la risa con el lamento,
porque encierra una musa que todo canta,
es la polifonista del sentimiento.

Por la prima aflautada vuelan las aves
de las notas chispeantes y juguetonas,
y, poblando el ambiente de voces graves,
braman las roncas iras en las bordonas.

Arco de mil envíos. Carcaj de amores,
hacen sus flechas raudas líricas presas,
así como, en la pauta de los rencores,
suele rugir el pueblo sus marsellesas.

Ella lauda en su solfa los caballeros
del valor o del arte, y aun hay un gajo
de laurel para todos los cancioneros
de la fértil Provenza del barrio bajo.



Fernando de Herrera

Aquí do me persiguen mis cuidados

-- de Fernando de Herrera --

Aquí do me persiguen mis cuidados,
solo, sin mi Luz bella y ofendido,
en noche de dolor siempre escondido,
lamento mis deseos engañados.

Vuelvo a ver mis contentos ya pasados
para mayor afán; que el bien perdido
más duele al que se ve en confuso olvido,
y contra sí sus males con jurados.

Cuanto intento alentar mi acerba pena,
y cuanto fundo en esperanza y tengo,
todo gasta y destruye mi tormento.

Vos, que rota de amor la impía cadena,
respiráis del trabajo que sostengo,
dadme esfuerzo en tan grave sentimiento.



Fernando de Herrera

Como en la cumbre ecelsa de Mimante

-- de Fernando de Herrera --

Como en la cumbre ecelsa de Mimante,
do en eterna prisión arde y procura
alzar la frente airada y guerra oscura
mover de nuevo al cielo el gran gigante,

se nota de las nubes, que delante
vuelan y encima en hórrida figura,
la calidad de tempestad futura,
que amenaza con áspero semblante,

así de mis suspiros y tristeza,
del grave llanto y grande sentimiento
se muestra el mal, que encierra el duro pecho.

Por eso no os ofenda mi flaqueza,
bella estrella de amor, que mi tormento
no cabe bien en vaso tan estrecho.



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