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Se han encontrado 18 poemas con la palabra clave

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Luis Cañizal de la Fuente

tocan el clave con el carrick puesto

-- de Luis Cañizal de la Fuente --

Y parados en pie. Tocan el clave
como el que elige con sonrisa y manos entre
la vasta gama de la pesebrera.
Lo que escogen es prisma de anisados,
lascivo desperezo
de humo azul en pijama,
niebla constituida
y olor de lumbre abril.
Mientras tanto, ya el clave
rompe a trotar haciendo trenzas de agua,
remolinos minúsculos,
cantos ensimismados, como si no fueran
los hombres de estremoz los que consiguen
que se ponga talar hasta las barbas,
a semejanza de ellos
y de ciertos envueltos de tabaco
para insistir revolcándose en los graves.
Salen transfigurados del café:
campaneando como cruz alzada
y embarrancados en la culpa, al tiempo
que redimidos de ella. No sé si me explico.
Todo por obra y gracia
de unas hidroterapias al clave bien tostado.
Salen al implacable frío de las placetonas
anegadas de niebla,
y no saben si han muerto en una de ésas
y andan vagando por el trascastillo
como por el alfoz helado de la muerte.
Todo por obra y gracia
de un café al autoclave tomado en estremoz
un lunes de pasión.
Segunda feira,
onze de abril de mil e novecentos
e setenta e seis.

Poema tocan el clave con el carrick puesto de Luis Cañizal de la Fuente con fondo de libro

Jorge Debravo

hijos

-- de Jorge Debravo --

Por la hija que ríe estoy doliente,
por el hijo que llora estoy en pena,
porque los dos me han puesto la colmena
del alma toda abierta y toda ardiente.

Porque los dos han hecho que ese diente
con que la vida muerde y envenena,
me clave más veneno entre la vena
y me vuelva el espanto incandescente.

Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
un mendrugo de paz que no se alcanza.
Porque tendré que darles la campana
de la muerte, del odio y la venganza.
Y nutrirles la voz con sangre humana.

Poema hijos de Jorge Debravo con fondo de libro

Oliverio Girondo

rada anímica

-- de Oliverio Girondo --

Rada anímica
abra casa
de gris lava cefálica
y confluencias de cúmulos recuerdos y luzlatido cósmico
casa de alas de noche de rompiente de enlunados espasmos
e hipertensos tantanes de impresencia
casa cábala
cala
abracadabra
médium lívida en trance bajo el yeso de sus cuartos dehuéspedes difuntos trasvestidos de soplo
metapsíquica casa multigrávida de neovoces y ubicuosecosecos de circuitos ahogados
clave demonodea que conoce la muerte y sus compases
sus tambores afásicos de gasa
sus finales compuertas
y su asfalto

Poema rada anímica de Oliverio Girondo con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xxiv cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Amor, amor, las nubes a la torre del cielo
subieron como triunfantes lavanderas,
y todo ardió en azul, todo fue estrella:
el mar, la nave, el día se desterraron juntos.
Ven a ver los cerezos del agua constelada
y la clave redonda del rápido universo,
ven a tocar el fuego del azul instantáneo,
ven antes de que sus pétalos se consuman.
No hay aquí sino luz, cantidades, racimos,
espacio abierto por las virtudes del viento
hasta entregar los últimos secretos de la espuma.
Y entre tantos azules celestes, sumergidos,
se pierden nuestros ojos adivinando apenas
los poderes del aire, las llaves submarinas.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xlv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

En la clave del arco ruinoso
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra de un cincel rudo campeaba
el gótico blasón.
Penacho de su yelmo de granito,
la yedra que colgaba en derredor
daba sombra al escudo en que una mano
tenía un corazón.
A contemplarle en la desierta plaza
nos paramos los dos:
y, “ése, me dijo, es el cabal emblema
de mi constante amor”.
¡Ay!, y es verdad lo que me dijo entonces:
verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., En cualquier parte....
Pero en el pecho, no.



Vicente Aleixandre

verdad siempre

-- de Vicente Aleixandre --

Verdad siempre
a manuel altolaguirre
sí, sí, es verdad, es la única verdad;
ojos entreabiertos, luz nacida,
pensamiento o sollozo, clave o alma,
este velar, este aprender la dicha,
este saber que el día no es espina,
sino verdad, oh suavidad. Te quiero.
Escúchame. Cuando el silencio no existía,
cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,
entonces, cuando el día.
Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.
Bajo clamor o senos, bajo azúcar,
entre dolor o sólo la saliva,
allí entre la mentira sí esperada,
noche, noche, lo ardiente o el desierto.



Mario Benedetti

futuro cada vez más jíbaro

-- de Mario Benedetti --

A medida que la distancia
entre el presente y el final se acortan
y el futuro se aclara y se enaniza
y se está un poco harto
de husmear en los residuos del pasado
uno valora y hasta mitifica
la fusión con el cuerpo del amor
y una que otra mirada que atravesó la niebla
aquellos que se aman o se amaron
saben que allí estaba la clave
la negación del acabóse
y por supuesto la vacuna
contra el maldito desamparo
en el futuro cada vez más jíbaro
no figuran feriados ni esperanzas
menos aún llegan explicaciones
de por qué cómo dónde cuándo
el borde lejos ya está cerca
el borde cerca es un despeñadero
hay que aprender a sentir vértigo
como si fuese sed o hambre



Mario Benedetti

recién nacido

-- de Mario Benedetti --

Ignorante del mundo y de sí mismo
deja el recién nacido su caverna
lejos y cerca de la piel materna
inaugura el candor de su egoísmo
mira en su entorno y es un espejismo
la apenas asumida vida externa
no es todavía despiadada o tierna
pero ya muestra señas del abismo
aprenderá sin duda ese paisaje
que poco a poco en niebla se convierte
y empezará a enterarse del mensaje
donde estará la clave de su suerte
ya ha reservado sitio para el viaje
sutil e inexorable hacia la muerte



Mario Benedetti

enigmas

-- de Mario Benedetti --

Todos tenemos un enigma
y como es lógico ignoramos
cuál es su clave su sigilo
rozamos los alrededores
coleccionamos los despojos
nos extraviamos en los ecos
y lo perdemos en el sueño
justo cuando iba a descifrarse
y vos también tenés el tuyo
un enigmita tan sencillo
que los postigos no lo ocultan
ni lo descartan los presagios
está en tus ojos y los cierras
está en tus manos y las quitas
está en tus pechos y los cubres
está en mi enigma y lo abandonas



Julio Herrera Reissig

panteo

-- de Julio Herrera Reissig --

Sobre el césped mullido que prodiga su alfombra,
job, el mago de acento bronco y de ciencia grave,
vincula a las eternas maravillas su clave,
interroga a los astros y en voz alta les nombra...

Él discurre sus signos... Él exulta y se asombra
al sentir en la frente como el beso de un ave,
pues los astros le inspiran con su aliento suave,
y en perplejas quietudes se hipnotiza de sombra.

Todo lo insufla. Todo lo desvanece: el hondo
silencio azul, el bosque, la inmensidad sin fondo...
Transubstanciado él siente como que no es el mismo,

y se abraza a la tierra con arrobo profundo...
Cuando un grito, de pronto, estremece el abismo:
¡y es que job ha escuchado el latido del mundo!



Francisco Villaespesa

tarantela

-- de Francisco Villaespesa --

Nocturno azul y plata... Sobre el clave
se esfuma el oro de la tarantela;
y el alma, en nuestra voz, se aterciopela
para hacer su caricia más suave.
El aire a besos y a ternura sabe,
y en el luar que en el jardín riela,
las pupilas del ángel que nos vela
de luz enjoyan el silencio grave.
La música se va... Tan sólo queda
un perfume fugaz a carne y seda...
¿Quién tus encantos desnudó a la brisa?...
Ante tu albor ni a respirar me atrevo,
y gota a gota, hasta embriagarme, bebo
todo el amor del mundo en tu sonrisa!



José Martí

¿qué importa que tu puñal

-- de José Martí --

xxxv
¿qué importa que tu puñal
se me clave en el riñón?
¡tengo mis versos, que son
más fuertes que tu puñal!
¿qué importa que este dolor
seque el mar, y nuble el cielo?
el verso, dulce consuelo,
nace alado del dolor.



José Martí

tonos de orquesta...

-- de José Martí --

Tonos de orquesta y música sentida
tiene mi voz, ¿qué céfiro ha pasado
que el salterio sangriento y empolvado
con soplo salvador vuelve a la vida?
te lo diré: la arena de colores
del páramo sediento
tiembla, sube revuelta, y cae en flores
nuevas y extrañas cuando pasa el viento.
En las teclas gastadas y frías
del clave en el desván arrimado
con sus manos de luz toca armonías
sublimes un querube enamorado.



Blanca Andreu

así morirán mis manos oliendo a espliego falso

-- de Blanca Andreu --

Así morirán mis manos oliendo a espliego falso
y morirá mi cuello hecho de musgo,
así morirá mi colonia de piano y de tinta.
Así la luz rayada,
la forma de mi forma,
mis calcetines de hilo,
así mi pelo que antes fue barba bárbara de babilonios
decapitados por semíramis.
Por último mis senos gramticalmente elípticos
o las anchas caderas que tanto me hicieron llorar.
Por último mis labios que demasiado feroces se volvieron,
el griego hígado,
el corazón medieval,
la mente sin cabalgadura.
Así morirá mi cuerpo de arco cuya clave es ninguna,
es la música haciendo de tiempo,
verde música sacra con el verde del oro.



Carlos Pellicer

recinto. fin del nombre amado

-- de Carlos Pellicer --

xv
un soneto de amor que nunca diga
de quién y cómo y cuándo, y agua dé a
quien viene por noticia y en sí lea
clave caudal que sin la voz consiga.
Que en cada verso pierda y gane y siga
ritmo a la cifra en luz que el agua arquea,
y suba el espendor que así desea
música lengua y tacto a flor de espiga.
Ya la línea sandalia del terceto
abre camino al alma del objeto
que adoro y cuyo nombre dicen todos.
Nadie sabe el valor de su grandeza,
pero al decirlo de inconscientes modos
me transfiguran, pues me dan belleza.



Ramón María del Valle Inclán

rosa métrica

-- de Ramón María del Valle Inclán --

¡número celeste! ¡geometría dorada!
¡verso pitagórico! ¡clave de cristal!
¡canto de divina boca en llamarada!
¡verso del ardiente pentáculo astral!

las pomas dcl seno diana cinegética
timbra con tu ardiente alusión carnal,
divina promesa que enciende la estética
del fauno, rugiente de furia nupcial.

Con feliz congoja, con mítico insulto
panida, arrebatas mi sangre en tumulto,
áurea solfa del dorado facistol.

Rosa alejandrina, tu sentido oculto
promueve los ritmos heroicos del culto
apolíneo. ¡Rosa métrica del sol!



Rubén Darío

A Amado Nervo (Rubén Darío)

-- de Rubén Darío --

La tortuga de oro camina por la alfombra
y traza por la alfombra un misterioso estigma;
sobre su carapacho hay grabado un enigma
y círculo enigmático se dibuja en su sombra.

Esos signos nos dicen al Dios que no se nombra
y ponen en nosotros su autoritario estigma:
ese círculo encierra la clave del enigma
que a Minotauro mata y a la Medusa asombra.

Ramo de sueños, mazo de ideas florecidas
en explosión de cantos y en floración de vidas,
sois mi pecho suave, mi pensamiento parco.

Y cuando hayan pasado las sedas de la fiesta,
decidme los sutiles efluvios de la orquesta
y lo que está suspenso entre el violín y el arco.



Rubén Darío

Sonatina

-- de Rubén Darío --

A princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro;
Y en un vaso olvidada se desmaya una flor.



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