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Se han encontrado 45 poemas con la palabra besa

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Gustavo Adolfo Bécquer

rima ix

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.

Poema rima ix de Gustavo Adolfo Bécquer con fondo de libro

Luis Cernuda

como leve sonido:

-- de Luis Cernuda --

Hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;
como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;
como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;
como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo;
como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.

Poema como leve sonido: de Luis Cernuda con fondo de libro

Idea Vilariño

el olvido

-- de Idea Vilariño --

Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.

Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...

Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.

Poema el olvido de Idea Vilariño con fondo de libro

Francisco Villaespesa

drama eterno

-- de Francisco Villaespesa --

¡la tragedia es vulgar por lo sencilla!
una breve disputa acalorada:
la sangre que se agolpa a la mejilla
y que de pronto nubla la mirada.
Un grito: un arma que en el aire brilla;
y una mujer que rueda ensangrentada,
partido el corazón por la cuchilla,
por una tremebunda puñalada.
Yo miré al criminal enloquecido
de rodillas, besando el rostro ciego
donde la muerte su pavor retrata...
Siempre así es el amor, será y ha sido:
mata de celos y de un golpe, y luego
besa y besa, llorando lo que mata.



Adelardo López de Ayala

Mi pensamiento

-- de Adelardo López de Ayala --

Bendigo el pensamiento, que no cesa
de abrasarse en tus ojos seductores,
y alado, como el dios de los amores,
siempre a tu oído mi pasión te expresa;

que te sigue constante, y se embelesa
en vagar por las hojas de tus flores,
y te abraza, a pesar de tus rigores,
y cuanto más te enojas, más te besa.

Pájaro que del vuelo sostenido
gime cansado, reposar ansía
entre las pajas del oculto nido...

¡Oh Madre del Amor! En este día
confúndanse en un trémulo gemido
mi pensamiento y la adorada mía.



Alfonsina Storni

El sueño 2

-- de Alfonsina Storni --

Máscara tibia de otra más helada
sobre tu cara cae y si te borra
naces para un paisaje de neblina
en que tus muertos crecen, la flor corre.

Allí el mito despliega sus arañas;
y enflora la sospecha; y se deshace
la cólera de ayer y el iris luce;
y alguien que ya no es más besa tu boca;

Que un no ser, que es un más ser, doblado,
prendido estás aquí y estás ausente
por praderas de magias y de olvido.

¿Qué alentador sagaz, tras el reposo,
creó este renacer de la mañana
que es juventud del día volvedora?



Alfonsina Storni

El sueño 2 (Storni)

-- de Alfonsina Storni --

Máscara tibia de otra más helada
sobre tu cara cae y si te borra
naces para un paisaje de neblina
en que tus muertos crecen, la flor corre.

Allí el mito despliega sus arañas;
y enflora la sospecha; y se deshace
la cólera de ayer y el iris luce;
y alguien que ya no es más besa tu boca;

Que un no ser, que es un más ser, doblado,
prendido estás aquí y estás ausente
por praderas de magias y de olvido.

¿Qué alentador sagaz, tras el reposo,
creó este renacer de la mañana
que es juventud del día volvedora?



Alfonsina Storni

Soy

-- de Alfonsina Storni --

Soy suave y triste si idolatro, puedo
Bajar el cielo hasta mi mano cuando
El alma de otro al alma mía enredo.
Plumón alguno no hallarás más blando.

Ninguna como yo las manos besa,
Ni se acurruca tanto en un ensueño,
Ni cupo en otro cuerpo, así pequeño,
Un alma humana de mayor terneza.

Muero sobre los ojos, si los siento
Como pájaros vivos, un momento,
Aletear bajo mis dedos blancos.

Sé la frase que encanta y que comprende
Y sé callar cuando la luna asciende
Enorme y roja sobre los barrancos.



Amado Nervo

¡está bien!

-- de Amado Nervo --

Porque contemplo aún albas radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
en que tiembla el lucero de belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
gracias, ¡está bien!
porque en las tardes, con sutil desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!
porque en las noches una voz me nombra
(¡voz de quien yo me sél), y hay un edén
escondido en los pliegues de mi sombra:
gracias, ¡está bien!
porque hasta el mal en mí don es del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer vuelo:
gracias, ¡está bien!



Luis Lloréns Torres

dora panchita

-- de Luis Lloréns Torres --

A doña panchita el sol
la hizo de carne trigueña.
El sol la hizo buena moza.
El sol la hizo buena hembra.

Le puso negro el cabello;
negras las pupilas negras;
le puso dulces los labios;
le puso dulce la lengua.

Dicen que dicen que doña panchita
novia es del sol tropical que la besa.
Dicen que dicen que doña panchita
siente que hierve la sangre en sus venas.

Dicen que dicen que doña panchita
ha de pecar bajo el sol que la quema.
Dicen que dicen que si ella pecara
culpa seria del sol de su tierra.

Las flores perfuman.
Los pájaros vuelan.
Y doña panchita
es hija de eva.



Luis Rosales

autobiografía

-- de Luis Rosales --

Autobiografía
como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.



Ignacio María de Acosta

Nace fragante

-- de Ignacio María de Acosta --

Nace fragante, delicada, hermosa,
rica en colores, tímida y galana,
entre perlas que riega la mañana
en verde tallo la encendida rosa.

El aura la acaricia voluptuosa;
en agradarla el colibrí se afana;
y la rosa gentil de la sabana
es el hechizo y la adorada diosa.

Pero si envuelto en polvoroso aliento
con torpe labio y bárbara inclemencia
besa la flor el huracán violento,

entonces mustia, sin color ni esencia
muere infeliz, cual muere en un momento
al contacto del vicio la inocencia.



Jorge Riechmann

25

-- de Jorge Riechmann --

De repente el olor de las mimosas
como una antorcha que respira o como
una ola inmemorial que besa
la desnudez expectante de la playa.
No es más que la puerta
que se abre, pero pone en movimiento
un aire donde cuaja
toda la dulzura de este precario otoño.



Jorge Riechmann

17

-- de Jorge Riechmann --

Para silvia
la esperanza ya ausente de un rostro libre:
el cielo ensangrentado se agacha y lo besa.
La larga caravana de los carros
atestados con enseres inmemoriales, urgentes
apunta hacia una estepa donde se ignoran los nombres.
La derrota tiene latidos quebradizos.
El pasado es ya una casa donde la nieve
va cubriendo las colchas y la mesa.
Un rostro libre, ya bruñido de éxodo.
Yo no lamento
haberle sostenido la mirada
diecisiete años antes de mi nacimiento.



Delmira Agustini

Explosión

-- de Delmira Agustini --

¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy, partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
como una vieja mancha del dolor

en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!



Dulce María Loynaz

espejismo

-- de Dulce María Loynaz --

Tú eres un espejismo en mi vía.
Tú eres una mentira de agua
y sombra en el desierto. Te miran
mis ojos y no creen en ti.
No estás en mi horizonte, no brillas
aunque brilles con una luz de agua...
¡No amarras aunque amarres la vida!...
No llegas aunque llegues, no besas
aunque beses... Reflejo, mentira
de agua tus ojos. Ciudad
de plata que me miente el prisma,
tus ojos... El verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego que nadie
escribió sobre el muro... ¡Yo misma
proyectada en la noche por mi
ensueño, eso tú eres!... No brillas
aunque brilles... No besa tu beso...
¡Quien te amó sólo amaba cenizas!...



Pablo Neruda

las vidas

-- de Pablo Neruda --

Las vidas
ay qué incómoda a veces
te siento
conmigo, vencedor entre los hombres!
porque no sabes
que conmigo vencieron
miles de rostros que no puedes ver,
miles de pies y pechos que marcharon conmigo,
que no soy,
que no existo,
que sólo soy la frente de los que van conmigo,
que soy más fuerte
porque llevo en mí
no mi pequeña vida
sino todas las vidas,
y ando seguro hacia delante
porque tengo mil ojos,
golpeo con peso de piedra
porque tengo mil manos
y mi voz se oye en las orillas
de todas las tierras
porque es la voz de todos
los que no hablaron,
de los que no cantaron
y cantan hoy con esta boca
que a ti te besa.



Pedro Soto de Rojas

Estando en la cumbre de Guadarrama

-- de Pedro Soto de Rojas --

Anciano risco, a quien la joven nieve
abraza y besa con callados labios.
Necias corrientes y remansos sabios,
¡cuán sabio el que a partirse no se atreve!

Robles, ruinas ya, do el cierzo aleve
manifiesta sus ásperos resabios.
Todos imagen sois de mis agravios,
hasta el cielo me imita cuando llueve.

Como la nieve, con el risco estuve;
divídenme los tiempos como al agua;
y roble soy, a quien ausencia ofende;

mis ojos son una copiosa nube:
si te parezco tanto, ¿cómo enciende,
oh Guadarrama, Amor en mí su fragua?



Rafael Barrett

Decadente

-- de Rafael Barrett --

¡Oh vírgenes desnudas!
¡Oh cabelleras de color de otoño!
¡Oh rocío inocente
Que luce en la sonrisa de los ojos,
Ojos silvestres, ágiles y nuevos,
Los más dulces de todos!
¡Oh pies desnudos, caricia de la tierra,
Pies que besa el arroyo
Temblando! ¡Oh senos en capullo, dond,
El sol hace bailar sus manchas de oro
Debajo de las hojas! ¡Oh muchachas!
Jugad. Os reconozco,
Tropel de mis lejanas primaveras...
Dejadme contemplaros. Ya no corro
Con mi pasado a cuestas tras vosotras,
Y a la sombra que baja me abandono.
Huisteis, maliciosas, con las alas
De mi propia ilusión, dejando plomo
En mis plantas cansadas, y en mi vida
Amargura sin fondo...
¡Oh vírgenes desnudas!
¡Oh cabelleras de color de otoño!



Rafael María Baralt

A Cristóbal Colón

-- de Rafael María Baralt --

¿Quién La fiereza insulta de mis olas?
¿Quién del rumbo apartado y de la orilla,
entre cielos y abismos hunde la quilla
de tristes naves, náufragas y solas?

Las banderas triunfantes que enarbolas,
en la mojada arena con mancilla
miedo al mundo serán, no maravilla
y el casco de tus naves española.

Rugiendo el mar clamó; pero sonora
¡Colón! dijo una voz, y al fuerte acento
inclina la cerviz, besa la prora.

Cruje el timón, la lona se hincha al viento
y, Dios guiando, el nauta sin segundo
a los pies de Isabel arroja un mundo.



José María Hinojosa

campo sementera

-- de José María Hinojosa --

A manuel altolaguirre
el gañán
ve encender
la candela del cielo,
al amanecer.
Llega a la besana
y empieza a devanar
el ovillo de la tierra.
De vez en cuando canta.
Yunto. Yunto.
Al abrir el surco,
la tierra se besa
y se queda quieta.
Yunto. Yunto.
El gañán sigue devanando
su madeja,
pero nunca se acaba.
De vez en cuando canta.
Yunto. Yunto.
¡Pero nunca se acaba!



José Ángel Buesa

la sed insaciable

-- de José Ángel Buesa --

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.
Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esa angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lxxii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Primera voz
las ondas tienen vaga armonía,
las violetas suave olor,
brumas de plata la noche fría,
luz y oro el día;
yo algo mejor:
¡yo tengo amor!
segunda voz
aura de aplausos, nube rabiosa,
ola de envidia que besa el pie.
Isla de sueños donde reposa
el alma ansiosa.
¡Dulce embriaguez
la gloria es!
tercera voz
ascua encendida es el tesoro,
sombra que huye la vanidad,
todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro
sólo es verdad:
¡la libertad!
así los barqueros pasaban cantando
la eterna canción,
y al golpe del remo saltaba la espuma
y heríala el sol.
¿Te embarcas? , gritaban, y yo sonriendo
les dije al pasar:
ha tiempo lo hice, por cierto que aun tengo
la ropa en la playa tendida a secar.



Salvador Díaz Mirón

Música de Schubert

-- de Salvador Díaz Mirón --

Crin que al aire te vuela, rizada y bruna,
parece a mis ahogos humo en fogata;
y del arpa desprendes la serenata
divinamente triste, como la luna.

Y del celo ardoroso despides una
fragancia de resina; y él te dilata
ojo que resplandece con luz de plata,
como en la sombra el vidrio de la laguna.

Mas tu marido llega, con su fortuna,
nos dice dos lisonjas, va por su bata,
y al dormido chicuelo besa en la cuna.

Y mientras que te tiñes en escarlata,
crin que al aire te vuela, rizada y bruna,
parece a mis ahogos humo en fogata.



Salvador Rueda

coplas 40

-- de Salvador Rueda --

De tu voz amada,
me parece una ola de llanto
que besa las playas.



Salvador Rueda

coplas 27

-- de Salvador Rueda --

Están tus negras pestañas,
y cuando la luz las besa
no he visto sombras más largas.



Vicente Aleixandre

mendiga en el atrio románico (compostela)

-- de Vicente Aleixandre --

Una vieja
llama y pide:
ruega.
Nadie escucha.
Sólo el agua
suena.
Agua impura
que se escurre
ciega.
Agua muda
o agua ronca.
Besa
lo que duerme
o lo que sigue:
tierra.
Una sombra,
una pisada.
Piedra.
Piedra o siglos,
siglos lentos.
¡Ea!



Vicente Aleixandre

los besos

-- de Vicente Aleixandre --

No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.
Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
en tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?
entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.
¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan. Revuelan, mientras ciega tú brillas.
No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.



Antonio Machado

Algunos lienzos del recuerdo tienen

-- de Antonio Machado --

Algunos lienzos del recuerdo tienen
luz de jardín y soledad de campo;
la placidez del sueño
en el paisaje familiar soñado.
Otros guardan las fiestas
de días aun lejanos;
figuras sutiles
que pone un titerero en su retablo...
.....................................
Ante el balcón florido
está la cita de un amor amargo.
Brilla la tarde en el resol bermejo...
La hiedra efunde de los muros blancos...
A la revuelta de una calle en sombra,
un fantasma irrisorio besa un nardo.



Antonio Machado

¡Verdes jardinillos!

-- de Antonio Machado --

¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!...
Las hojas de un verde
mustio, casi negras,
de la acacia, el viento
de septiembre besa,
y se lleva algunas
amarillas, secas,
jugando, entre el polvo
blanco de la tierra.
Linda doncellita,
que el cántaro llenas
de agua transparente,
tú, al verme, no llevas
a los negros bucles
de tu cabellera,
distraídamente,
la mano morena,
ni, luego, en el limpio
cristal te contemplas...
Tú miras al aire
de la tarde bella,
mientras de agua clara
el cántaro llenas.



Manuel Reina

El sauce y la flor

-- de Manuel Reina --

Al lado de la fosa
de la preciosa joven ha brotado
una encendida rosa;
y junto a la hermosura está enterrado
su amante enamorado.
Sobre esta tumba un sauce corpulento
su triste frente inclina,
y a veces, agitado por el viento,
besa la flor divina.



Mario Benedetti

semántica práctica

-- de Mario Benedetti --

Sabemos que el alma como principio de la vida
es una caduca concepción religiosa e idealista
pero que en cambio tiene vigencia en su acepción segunda
o sea hueco del cañón de las armas de fuego
hay que reconocer empero que el lenguaje popular no está rigurosamente al día
y que cuando el mismo estudiante que leyó en konstantinov que la idea del alma es fantástica e ingenua
besa los labios ingenuos y fantásticos de la compañerita que no conoce la acepción segunda
y a pesar de ello le dice te quiero con toda el alma



Mario Benedetti

el aguafiestas falta sin aviso

-- de Mario Benedetti --

El aguafiestas no ha venido esta tarde
josé lezama lima
tal vez se le olvidó tu santo y seña
después de todo no es tan importante
no va a flamear el cielo por su ausencia
ayúdate secúndate solázate
búscate en la quimera de los otros
inventa tus estrellas y repártelas
besa los nombres en sus dos mejillas
deja que el corazón te elija el mundo
abrázate del miedo y no lo sueltes
vuélvete sombra pero no te envicies
sálvate de turbiones y de nieblas
ponte el otoño con su sol de gala
libérate en las manos que te avisan
descúbrete en los ojos que te nombran
ya no vendrá deslígate distánciate
de su resuello de sus sortilegios
de sus malas noticias de su rabia
no dejes que te ensalme de amargura
defiende como loba tu alegría
el tiempo no diseña el pasatiempo
el canto no reclama el desencanto
el viento no vindica el aspaviento
la fiesta no perdona al aguafiestas



Rosalía de Castro

Cuido que una planta bella

-- de Rosalía de Castro --

Cuido que una planta bella
Que ama y busca la sombra,
Como la busca el alma
Huérfana, triste, enamorada y sola,
Y allí donde jamás la luz del día
Llega sino a través de las umbrosas
Ramas de un mirto y los cristales turbios
De una ventana angosta,
Ella vive tan fresca y perfumada,
Y se torna más bella y más frondosa,
Y languidece y se marchita y muere
Cuando un rayo de sol besa sus hojas.



Para el pájaro el aire, para el musgo la roca,
Los mares para el alga, mayo para las rosas;
Que todo ser o planta va buscando
Su natural atmósfera,
Y sucumbe bien pronto si es que a ella
Oculta mano sin piedad la roba.



Miguel Unamuno

Al Tormes

-- de Miguel Unamuno --

Desde Gredos, espalda de Castilla,
rodando, Tormes, sobre tu dehesa
pasas brezando el sueño de Teresa
junto á Alba la ducal dormida villa.

De la Flecha gozándote en la orilla
un punto te detienes en la presa
que el soto de Fray Luis cantando besa
y con tu canto animas al que trilla.



Juan Ramón Jiménez

voces de mi copla ii la fusión

-- de Juan Ramón Jiménez --

ii - la fusión
al amanecer,
el mundo me besa
en tu boca, mujer.
Juan ramón jiménez



Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 29

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

Un caballo muy gordo pasçía en la defesa,
veníe el león de caza, pero con él non pesa,
el león tan goloso al caballo sopesa,
'vasallo', dixo, 'mío, la mano tú me besa.'
Al león gargantero respondió el caballo,
dis': 'tú eres mi señor, e yo tu vasallo,
en te besar la mano yo en eso me fallo,
mas ir a ti non puedo, que tengo un grand contrallo.
Ayer do me ferrava un ferrero maldito,
echome en este pie un clavo tan fito,
enclavome; ven, señor, con tu diente bendito
sácamelo, et fas de mí como de tuyo quito.'
Abaxose el león por le dar algún confuerto,
el caballo ferrado contra sí fiso tuerto,
las coçes el caballo lançó fuerte en çierto,
diole entre los ojos, echole frío muerto.
El caballo con el miedo fuyó aguas vivas,
avía mucho comido de yerbas muy esquivas,
iva mucho cansado, tomáronlo adivas:
ansí mueren los locos golosos do tú ivas.
El comedor sin mesura, et la grand venternía,
otrosí mucho vino con mucha beberría,
más mata que cuchillo, ypocrás lo desía;
tú dises que quien bien come, bien fase garçonía.
Lt;lt;lt;
índice de la obra
gt;gt;gt;



Juana de Ibarbourou

el pozo

-- de Juana de Ibarbourou --

Asiento de musgo florido
sobre el viejo brocal derruido.
Sitio que elegimos para hablar de amor,
bajo el enorme paraíso en flor.

¡Ay, pobre del agua que del fondo mira,
tal vez envidiosa, quizás dolorida!
¡tan triste la pobre, tan muda, tan quieta
bajo esta nerviosa ramazón violeta!

-vámonos. No quiero que el agua nos vea
cuando me acaricies. Tal vez eso sea
darle una tortura. ¿Quién la ama a ella?
-tonta! ¡si de noche la besa una estrella!



Julio Flórez

Fue en tiempo de borrascas...

-- de Julio Flórez --

Poem

Fuë en tiempo de borrascas, en una selva oscura bajo una vieja acacia, somnífera y hojosa; tus grandes ojos verdes sufrían la tortura quemante de los besos de mi boca golosa: Tus ojos, impregnados de miedo y de ternura, tus ojos, esmeraldas que me robó la fosa!

Se ennegrecía el cielo; ¡cómo olvidar las horas que pasaron entonces, cuando en mis brazos presa, al morderte los labios —no másque me devoras!— decías, y agregabas: —me has hecho sangre!besa más pasito!— y sangraban como picadas moras tus labios, ¡ay!...Rubíes que me robó la huesa.

Después, lloraste muchoLa borrasca rugía; de pronto vibró un trueno y —¿oyes cómo retumba la voz de Dios? —dijiste, y agregaste: —¡alma mía! es que el cielo indignado sobre mí se derrumba! ¡Perdón! ¡Perdón! —yo en tanto tus lágrimas bebía, tus lágrimas, diamantes que me robó la tumba!



Julio Flórez

¡Oh muerte!

-- de Julio Flórez --

Poem

¡Amad la muerte, amadla!... Ella procura el supremo descanso, ella nos guía en el camino del silencio, es fría pero buena ella mata l‘amargura!

Ella es la maga de la sombra es pura y eterna y todos la llamáis impía! Por qué? ¿Porque nos besa en l‘agonía y un tálamo nos da en la sepultura?

La Muerte es la ceniza de la llama; es el «no ser» de lo que vibra, muda ante el placer o el infortunio, ama:

El sueño, matador de los dolores; la calma, que del daño nos escuda, y la tierra q‘es madre de las flores.



Julio Herrera Reissig

Invierno

-- de Julio Herrera Reissig --

El invierno embalsama, con sugestión de faustos
emolientes, las cosas... Ebria por el ventisco,
la luna sesga en postuma decrepitud su disco
de azogue, que hipnotiza los predios inexhaustos.

La casa se reposa... Se oye el balar arisco,
como una pesadilla de clamores infaustos,
en duelo de quién sabe qué antiguos holocaustos
que lloran en el alma cristiana del aprisco.

Riendo ante la bella Neith que su prez modula,
el viejo una gloriosa lágrima disimula...
Por fin, la besa y luego que solemne la escruta,

úngela de tabaco, y su dicha completa
picándola en su barba las mejillas de fruta,
que aterciopela un vello brumoso de violeta...



Francisco Villaespesa

las lágrimas sonoras de una copla

-- de Francisco Villaespesa --

Las lágrimas sonoras de una copla
con el perfume de la noche entran
por mi balcón, y todo cuanto duerme
en mi callado corazón despierta.
«¡Amor, amor, amor! sangre de celos»,
gime la triste copla callejera:
blanca paloma herida que sangrando
a refugiarse a mis recuerdos llega.
¿Ya no recuerdas aquel rostro pálido,
las pupilas tan grandes y tan negras
que te hicieron odiar al amor mismo
y maldecir la vida y la belleza,
y amar el crimen y gustar la sangre
que tibia mana de la herida fresca?
duerme ya, corazón... Se va la música
aullando de pasión por la calleja.
Y en la paz de la noche sólo late
el tiempo en el reloj que, lento, cuenta
las venturas perdidas para siempre
y los dolores que sufrir te quedan.
«¡Amor, amor, amor». ¡Que nadie bese
lo que ni en sueños mi esperanza besa!
¡antes que en brazos de otro amor, prefiero
entre mis brazos contemplarte muerta!



Francisco Villaespesa

sara es viciosa...

-- de Francisco Villaespesa --

Sara es viciosa. Su pupila oscura
de incitantes promesas es venero...
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
Su placer es violento. Besa, muerde
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
¡Oh, jilguero embriagado de alegría,
nadie te vio llorar!... ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
y tu mirada se perdió en el cielo,
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!...



José Martí

mis versos van revueltos...

-- de José Martí --

Mis versos van revueltos y encendidos
como mi corazón: bien es que corra
manso el arroyo que en fácil llano
entre céspedes frescos se desliza:
¡ay! ; pero el agua que del monte viene
arrebatada; que por hondas breñas
baja, que la destrozan; que en sedientos
pedregales tropieza, y entre rudos
troncos salta en quebrados borbotones,
¿cómo, despedazada, podrá luego
cual lebrel de salón, jugar sumisa
en el jardín podado con las flores,
o en pecera de oro ondear alegre
para querer de damas olorosas?
inundará el palacio perfumado,
como profanación: se entrará fiera
por los joyantes gabinetes, donde
los bardos, lindos como abates, hilan
tiernas quintillas y rimas dulces
con aguja de plata en blanca seda.
Y sobre sus divanes espantadas
las señoras, los pies de media suave
recogerán, en tanto el agua rota,
falsa, como todo lo que expira,
besa humilde el chapín abandonado,
y en bruscos saltos destemplada muere!



Ramón López Velarde

El son del corazón

-- de Ramón López Velarde --

Una música íntima no cesa,
porque transida en un abrazo de oro
la Caridad con el Amor se besa.

¿Oyes el diapasón del corazón?
Oye en su nota múltiple el estrépito
de los que fueron y de los que son.

Mis hermanos de todas las centurias
reconocen en mí su pausa igual,
sus mismas quejas y sus propias furias.

Soy la fronda parlante en que se mece
el pecho germinal del bardo druida
con la selva por diosa y por querida.

Soy la alberca lumínica en que nada,
como perla debajo de una lente,
debajo de las linfas, Sherezada.

Y soy el suspirante cristianismo
al hojear las bienaventuranzas
de la virgen que fue mi catecismo.

Y la nueva delicia, que acomoda
sus hipnotismos de color de tango
al figurín y al precio de la moda.

La redondez de la Creación atrueno
cortejando a las hembras y a las cosas
con el clamor pagano y nazareno.

¡Oh Psiquis, oh mi alma: suena a son
moderno, a son de selva, a son de orgía
y a son mariano, el son del corazón!



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