Ejemplos con ávido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Voltaire es un ávido fan de Star Trek y frecuentemente asiste a convenciones de ciencia ficción.
Scipione era un ávido coleccionista de arte, y al conocer a Caravaggio quedó impresionado con sus pinturas.
Él también llegó ha ser un ávido cazador.
Sila pertenecía a una ilustre familia pero era de una rama casi echada a perder por la indolencia de sus antepasados, excepcional conocedor lo mismo de las letras griegas que de las latinas, espíritu ambicioso, ávido de placeres pero más ávido aún de gloria, se daba a la disipación en los momentos de ocio pero nunca los deleites le hicieron desatender sus deberes si exceptuamos que pudo comportarse más decorosamente en su vida conyugal.
Ávido trabajador del revival nacional, Berchtold se invoulcró en el establecimiento del Museo Nacional de Praga.
También ha sido un ávido jugador de béisbol durante la secundaria.
Según la Fábula de los Tres Hermanos, recogida en el libro Los Cuentos de Beedle el bardo, era el más ávido de poder de los tres, y tras burlar a la muerte usando la magia, aprovechó el ofrecimiento de ésta de concederles un deseo a cada uno, pidiendo la varita más poderosa de todas.
Como muchos otros colegas historietistas, fue un ávido golfista.
conciertos aquellos a los que asistía un público ávido de escuchar la buena música, bien cuidada en todos sus matices y articulaciones, premiándonos con grandes ovaciones.
Según los escritores Plutarco y Suetonio, Vinio estaba ávido de dinero y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa a cambio de un soborno.
Buena atención, excelente observador, ávido lector, tomaba sus cursos prácticos en el campo con maestros , no tan solo Cockayne, sino botánicos visitantes como Lotsy, de Holanda, Hill, de Kew, Du Rietz, de Uppsala, y Sledge, de Leeds.
Su gran fuerza significa que también es ávido para transportar carros de mercancías pesadas y para operaciones de rescate, pero él prefiere los trenes de pasajeros.
Oakley es un ávido surfer y snowboarder quien frecuenta los centros de esquí del sur de California durante los meses de invierno.
El Capitán Ajab, el fanático puritano del norte, camina ciego hacia el desastre, tomando de la mano del niño salvaje Pip, el inocente hijo del sol por cuya voz se escuchan las verdades que el mundo pragmático, industrial, del progreso ajeno a la creación humana del tiempo pero ávido de destruir los espacios naturales o humanos, ignora.
Alan es un ávido fanático de hockey y jugador.
Imam Ibn Qayyim al-Jawziyyah era un estudioso ávido de nuevos conocimientos, pero su característica más llamativa, según sus discípulos, era su piedad religiosa.
Ávido de conocimiento lograba aprender con rapidez ejecuciones de cuatro venezolano, y otros instrumentos y en general coger la esencia contenida en ciertos ritmos latinoamericanos.
Los humanos adoran a Irial, la diosa de la luz, produciendo la metáfora del resplandor interior que provoca la inquietud del corazón humano, siempre ávido de alcanzar nuevas metas, sin llegar a contentarse nunca.
En estos días llegaron a la cámara do el Consejo de los señores e caballeros e procuradores estaba ayuntado, los judíos de la corte del rey que eran allí venidos de los más honrados del Regno a las rentas que se habían entonce de facer, e dixéronles que avían ávido cartas del aljama de la cibdad de Sevilla, como un Arcediano de Ecija en la Iglesia de Sevilla, que decían don Ferrand Martínez predicaba por plaza contra los Judíos, e que todo el pueblo estaba movido para ser contra ellos.
El Hada de los dientes es Francis Dolarhyde, un ávido lector del periódico en el que trabaja Lounds, el National Tattler, quien se disgusta por lo que Lounds escribe acerca de él, por lo que lo asesina brutalmente.
Fue invitado a cuanto programa de TV estuviera falto de rating y ávido de una presentación bizarra.
Es un ávido fan de los cómics de Rico McPato y un autoconfesado fumador.
Hijo de una familia campesina de la provincia de Småland, fue un ávido lector desde joven.
Embriagad al repetidor de las irreverencias de la medianía que veis pasar por vuestro lado, tentadle a hacer de héroe, convertid su apacibilidad burocrática en vocación de redentor, y tendréis entonces la hostilidad rencorosa e implacable contra todo lo hermoso, contra todo lo digno, contra todo lo delicado del espíritu humano, que repugna todavía más que el bárbaro derramamiento de la sangre en la tiranía jacobina, que ante su tribunal convierte en culpas la sabiduría de Lavoisier, el genio de Chénier, la dignidad de Malesherbes, que, entre los gritos habituales en la Convención, hace oir las palabras:y que refiriendo el ideal de la sencillez democrática al primitivo de Rousseau, podría elegir el símbolo de la discordia que establece entre la democracia y la cultura en la viñeta con que aquel sofista genial hizo acompañar la primera edición de su famosa diatriba contra las artes y las ciencias en nombre de la moralidad de las costumbres, un sátiro imprudente que, pretendiendo abrazar, ávido de luz, la antorcha que lleva en su mano Prometeo, oye al titán-filántropo que su fuego es mortal a quien le toca.
Pero este devorador ovíparo, de amplia reproducción, continuaba el peligro mundial, hasta que intervenía otro monstruo tan ávido en sus apetitos como pobre en sus procreaciones, cortando de golpe la fecundidad siempre renaciente del Océano.
Pilar prefería el manantial intermitente que le proporcionaba las emociones de que era tan ávido su endeble organismo.
Todas estas y otras majaderías por el estilo leía Currita con ávido deleite, mirando con desdén, desde la altura de su triunfo, a Metternich y a Pitt, a Cavour y a Bismarck.
La hez de la sociedad es a lo menos un refugio para el ávido de placeres.
Barbacana era más grave, más autoritario, más obstinado e implacable en la venganza personal, más certero en asestar el golpe, más ávido e hipócrita, encubriendo mejor sus alevosas trazas para desmantecar al desventurado colono, era además hombre que prefería servirse de medios legales y manejar el código, diciendo que no hay tan seguro modo de acabar con un enemigo como empapelarlo: si no guarnecían tantas cruces los caminos por culpa de Barbacana, las cárceles hediondas del distrito antaño, y hogaño las murallas de Ceuta y Melilla, podían revelar hasta dónde se extendía su influencia.

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