Ejemplos con vociferando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Von Brauchitsch se entrevista con Hitler y le propone la suspensión del ataque a Moscú hasta la primavera, Hitler le escucha a medias, palidece y le interrumpe secamente vociferando: -¡Quiero Moscú, no me impediréis tener Moscú!.
Bartholomew parte en derrota y quizá disgustado, los entrenadores y fanáticos de ambos equipos empiezan a gritar Jon-a-than! vociferando y gritando cada vez más alto e intensamente mientras que Jonathan circula alrededor de la pista.
Otros lo estaban celebrando riéndose a carcajadas y vociferando Pillémoslos uno por uno, Esto es lo que tienes por tu pecado.
Irrumpe en la casa, vociferando ebrio, y besa toscamente a su esposa.
El día del suplicio del hijo, se comenta que Juan de la Torre salió a la calle vestidos de rojo y vociferando que su hijo era merecedor de tal castigo por haber sido traidor a su rey.
Pero en ese momento aparece Marge, con la piel verde y el cabello negro, volando en su escoba y vociferando que era una bruja.
Y entró Narcisa como un huracán, vociferando:.
Cuatrocientos cincuenta años llevamos en el cogote el agua del bautismoseguía vociferando el capitán Valls, y somos aún los malditos, los réprobos, como antes de la conversión.
Un tercero venía dando zancajos y vociferando así:.
Varios grupos de muchachos corrían vociferando por las riberas del Nervión.
A rastras la traían, vociferando.
Me contó luego un amigo que salí vociferando, suponiéndome montado en , la camella del Profeta, y que proferí no sé qué atrocidades indecentes contra el Sultán, contra el y contra la respetable Junta de Principales.
La gente menuda, los del tendido de sol, pasaban en grupos, con la enorme bota al hombro y un garrote de Liria en la mano, oliendo a vino y vociferando, como si comenzasen a sentir la borrachera de insolación que les aguardaba en la plaza.
De esta suerte prosiguió vociferando y alejándose poco a poco, mientras Andrés levantaba del suelo a la víctima y la sacudía con la mano el polvo.
Frasquita, espantada de tales improperios y aturdida por la estúpida pasividad de su esposo, dudó un momento entre arañar al infiel o agarrarse con la desvergonzada manceba, por fin, temerosa de que ésta la maltratase, se arrancó contra el estanquero, y a pellizcos y tirones de pelos, le levantó del suelo, vociferando:.
Sofocada y furiosa, vociferando, moliéndolo a su sabor a pescozones y cachetes, arrancándole el rizado pelo y pateándolo, estaba el ama, más enorme, más brutal que nunca.
Y llorando decía: ¡Acaban de asesinar a mi amo en la casa del kadí! Después, siempre chillando, corrió a mi casa seguida de la multitud, y avisó a mis criados, que en seguida se armaron de garrotes y corrieron hacia la casa del kadí, vociferando y alentándose mutuamente.
La Marquesa continuaba vociferando, y hablaba por señas, pero don Víctor ya no la entendía y don Fermín ni la oía siquiera.
En la chalupa se produjo al punto una gran confusión: todos juraban y maldecían vociferando como locos, pero el patrón, que aferrado a la bayona no había abandonado su puesto en la popa, lanzó con potente voz una orden:.
Y lo mejor fue que, obedeciendo una orden súbita de Patricio, se levantó la gente como pudo, abandonó la sala, y unida a los bebedores de abajo, ¡que también estaban buenos! echóse en tropel a la calle, aquí tropezando el débil, cayendo allí el muy cargado, y los más firmes pisando con mucha dificultad, pero todos gruñendo o vociferando, en estridente y desacorde algarabía.
Traídas a este punto, con deserción de tantas familias, las cosas de los Sabinos, no por eso dejaron los demagogos de conmover y alborotar, vociferando no faltar más, sino que Clauso, lo que presente no había podido conseguir, que era el que no se vengasen de las ofensas recibidas de los Romanos, lo alcanzase entonces después de ser un tránsfuga y enemigo.
Atendió la mujer con movimiento instintivo a la defensa de aquellas joyas humildes, pero él apartó las manos de ella, vociferando con rugido: «Deja que te los quite, o te arranco las orejas».
Los paisanos volvían del Parque vociferando porque no se les daban cartuchos, los soldados clamaban por que alguien les mandara, chillaban todos, y la voz del General se perdía en el espantoso tumulto.
En el salón quedó vociferando el grupo más inquieto y levantisco.
En los romeriles campos sólo vagaban entonces turbas de chiquillos, jugando a las chapas o disparando cohetes, siempre vociferando, siempre riendo con salvaje risotear.
Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos estaban mezclados y revueltos unos con otros, desgreñados los cerdudos cabellos, rotas las sucias camisas, sueltos los grasientos pilquenes, medio vestidos los unos, desnudos los otros, sin pudor las hembras, sin vergüenza los machos, echando blanca babaza éstos, vomitando aquéllas, sucias y pintadas las caras, chispeantes de lubricidad los ojos de los que aún no habían perdido el conocimiento, lánguida la mirada de los que el mareo iba postrando ya, hediendo, gruñendo, vociferando, maldiciendo, riendo, llorando, acostados unos sobre otros, despachurrados, encogidos, estirados, parecían un grupo de reptiles asquerosos.
Caiomuta se echó al coleto un trago, como un chorro, de una limeta de aguardiente que llevaba en la mano derecha, y picando el caballo y vociferando insultos contra Baigorrita, a quien tachaba de ladrón, y diciéndoles a los otros que le siguieran, se lanzó a toda brida, por unos arenales donde parecía imposible que el caballo corriera.
El hombre echó a correr vociferando como un loco, alborotóse la calle de Bodegones, el almacén se llenó de curiosos para quienes Ramoncito era antiguo conocido, descubrióse el pastel, y por vía de anticipo mientras llegaban los alguaciles, la emprendieron los catalanes a mojicones con el obispo de pega.
Una parte se agolpó sobre la cabeza y el cadáver palpitante del muchacho degollado por el lazo, manifestando horror en su atónito semblante, y la otra parte compuesta de jinetes que no vieron la catástrofe se escurrió en distintas direcciones en pos del toro, vociferando y gritando:.
El cura, no obstante, seguía vociferando caritativos insultos.

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