Ejemplos con virtudes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La paciencia, y otra porción de virtudes, son necesarias para salvarse, no sabría decir cuál más y cuál menos.
Pero si la Juana se ha orientado por el camino de perfección, y comienza a ejercitarse en la paciencia y otras virtudes, débese, ante todo, a una circunstancia en apariencia insignificante y en rigor importantísima, la cual ustedes han procurado, que no yo.
Estas tres virtudes teologales le bastan al cristiano para triunfar sobre los caducos principados de la tierra.
San Pablo no exigía virtudes heroicas, antes bien, virtudes moderadas.
Pero tampoco le salía la cuenta, porque se levantaba una figura ruin y mal trajeada, que, con voz de grillo mal emitida, soltaba un aluvión de párrafos enmarañados que nadie se tomaba la molestia de desenredar, o un finchado presuntuoso, que entre período y período de su discurso ponía una eternidad de paseos en corto, estirones de chaleco, montaduras de lente y mares de agua con azúcar, ya un perezoso desaplomado Adán, que parecía las pocas y desmadejadas frases que decía a fuerza de restregarse contra el banco y de tirar de sus bragas hacia arriba, o un mozo encanijado y presumido, que sin ciencia, sin virtudes, sin voz y sin palabra, quería convencer como los sabios y convertir como los justos, ya un osado boquirrubio, cuyo único afán era medir sus fuerzas con las de los del Parlamento, que se guardaban muy bien de replicarle, ya un viejo atrabiliario, cuyos furores causaban risa y cuyos chistes hacían llorar de compasión, ya una especie de cuáquero mugriento, demagogo impenitente, que vociferaba sobre justicia y amor al prójimo, no en nombre de Dios, a quien negaba, blasfemo, sino de una razón que parecía faltarle a él, ya que no a los que en santa calma le escuchaban.
Algunas pensiones familiares francesas justifican, en efecto, su título, mediante ciertas virtudes y todos los defectos de la vida familiar, y conservan la mesa única, la mesa redonda, que en la casa de huéspedes española es de rigor.
Las tres valen igualmente, y el que haya cultivado mejor las letras y las virtudes, ese será el dueño de tan magníficas alhajas.
EL QUIJOTE, su parto grandioso, es el látigo que castiga la risa, es el néctar que encierra las virtudes de la amarga medicina, es la mano halagüeña que guía enérgica a las pasiones humanas.
Podía haberme separado de mis hijos, haberlos abandonado, como hacen otros por conservar su fama de santos, pero yo soy hombre, me enorgullezco de ello: un hombre con sus defectos y sus virtudes, ni una más ni una menos que la generalidad de los humanos.
Su lenguaje era algo irrespetuoso y libre, como de mujer que ha visto mucho y no cree en las majestades humanas ni en las virtudes inexpugnables.
El trabajo es la mayor de las virtudes, según he leído en los periódicos.
En ese sobrante está su riqueza, y para lograrlo ha inventado una moral monstruosa y antihumana, que, por medio de la religión y aun de la filosofía, ensalza la fatiga, diciendo que el trabajo es la más hermosa de las virtudes y la inactividad la fuente de todos los vicios.
A esto hay que preguntar: si la ociosidad es un vicio en los pobres, ¿por qué aparece entre los ricos como un signo de distinción y hasta de elevación de espíritu? Si el trabajo es la mayor de las virtudes, ¿por qué se afanan los capitalistas en amontonar riquezas para librarse ellos y librar a sus descendientes de la práctica de tal virtud? ¿Por qué esa sociedad que ensalza el trabajo con los más poéticos conceptos relega al trabajador a la última fila? ¿Por qué acoge con más entusiasmo a cualquier soldado que estuvo en la batalla tal o cual, que al viejo obrero que ha pasado sesenta años practicando el trabajo, sin que nadie se fije en él ni le agradezca tanta virtuosidad?.
¡Aquel hombre era un santo! Lo mismo decían los que estaban en la antesala, gente menuda, con blusa unos y chaqués raídos otros, todos hombres de fe, que llevaban sus ahorros al santuario de la honradez, y mientras aguardaban el turno cuchicheaban, haciéndose lenguas de sus virtudes.
Experimentado, conocedor de la maldad humana y de las flaquezas del prójimo, poseía una cualidad rarísima en los que como él salieron victoriosos de los combates de la vida: no juzgaba de las gentes por las apariencias, a cada cual daba lo suyo, no creía en patentes virtudes, ni andaba a caza de vicios escondidos, y con pasmoso acierto descubría en los individuos defectos encubiertos y ocultas virtudes.
Al marido fiel y bondadoso apenas lo nombraba, como si su matrimonio hubiese sido de algunos días, y en cambio, de aquel calavera que tanto la hizo sufrir habíase forjado después de muerto una figura ideal, y ya que no de sus virtudes, hablaba a todos de su talento, pintándolo como un sabio ilustre, cuya ciencia no había podido apreciar el mundo.
Todos se acuerdan de ellos, alaban sus virtudes, y se dicen amigos del uno y discípulos del otro.
En esa alma dolorida viven el amor con todas sus virtudes, y el desinterés, y la abnegación.
Nunca le alabaron en Villaverde por liberal y desprendido, elogio que fácilmente se consigue en mi querida ciudad natal, donde la generosidad y el desprendimiento no son virtudes muy al uso, antes solían tacharle de egoísta y codicioso.
La abnegación y la caridad, las grandes virtudes del cristiano, fuente de alegría en todas partes, en Villaverde, aunque espontáneas, tienen algo que en ocasiones causa disgusto y repugnancia.
Son los villaverdinos un tesoro de virtudes.
Conociendo perfectamente su valer moral, admiraba en ella las virtudes que él no tenía y que según su criterio, tampoco le hacían mucha falta.
Ambas familias se visitaban a menudo, tratándose con la mayor cordialidad, y aun se llegó a decir que Juan Pablo no miraba con malos ojos a la mayor de las hijas del boticario, llamada Aurora, y de cuyas virtudes, talento y aptitud para el trabajo se hacía toda lenguas doña Lupe.
¡Qué bonita, , era la vida sin cuidados, al lado de personas que la quieren a una y a quien una quiere! Fijose en las casas del barrio de las Virtudes, pues las habitaciones de los pobres le inspiraban siempre cariñoso interés.
Porque me río yo de las virtudes que sólo están en el pico de la lengua.
Era una señora, una verdadera señora, pues a pesar de su origen humildísimo, las virtudes de su tío carnal el Sr.
Cuando estuve aquí la otra vez, en todas partes oía ponderar su bondad, su caridad, sus virtudes.
Sus virtudes y sus glorias llenan toda la historia patria y aun sobra algo Vamos, veo que lo que usted tiene es sueño: buenas noches Pues, sí, no cambiaría la gloria de ser hijo de esta noble tierra por todo el oro del mundo.

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