Ejemplos con tiernos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Perico y su hermana, no muy tiernos y afectuosos entre sí, se entendían a maravilla en el terreno de las picardigüelas, y a veces la hermana completaba la frase picante, detenida en labios del hermano por unas miajas de la reserva que inspira la mujer aún al hombre menos capaz de tenerla.
El maíz listado sacudía su brial de seda verde y blanca a rayas, con melodioso susurro, y allá en las lindes de la pradera bañada por el sol, unos arbolillos tiernos inclinaban su joven copa.
Tenían para ella aquellas incógnitas frases latinas un sentido claro: no entendía las palabras, pero harto se le alcanzaba que eran lamentos, amenazas, quejas, y a trechos suspiros de amor muy tiernos y encendidos.
¿Quién que ha nacido cristiano y que ha oído renovar cada año, en su infancia, la poética leyenda del nacimiento de Jesús, no siente en semejante noche avivarse los más tiernos recuerdos de los primeros días de la vida?.
El Seminario tenía para él más tiernos recuerdos que la casa de sus padres.
Ponía los ojos tiernos a todos los hombres, ella, tan áspera e imperiosa con las mujeres, sonreía a cuantos solteros vivían en las Claverías.
Mientras más se acercaba el suspirado día, más tiernos estaban los novios, sus coloquios íntimos eran interminables: juntos salían a caballo, doña Luz en el suyo, y D.
Después cogía en la boca un buche de agua y algunos granos de algarroba, y metiéndose el pico en la boca les daba de comer Era la paloma madre de los tiernos pichoncitos Luego les daba su calor natural les arrullaba, les hacía les cantaba canciones de nodriza ¡Pobre Fortunata, pobre ! ¿Te he dicho que la llamaban la ? ¿No? pues te lo digo ahora.
Y por todas partes flores, arbustos tiernos, en las estaciones acacias gigantescas que extienden sus ramas sobre la vía, los hombres con zaragüelles y pañuelo liado a la cabeza, resabio morisco, las mujeres frescas y graciosas, vestidas de indiana y peinadas con rosquillas de pelo sobre las sienes.
Pero para la liebre, vestida con su abrigado manto de suave y tupido pelo, era noche de festín, noche de pacer los tiernos retoños de los pinos, la fresca hierba impregnada de rocío, las aromáticas plantas de la selva, y noche también de amor, noche de seguir a la tímida doncella de luengas orejas y breve rabo, sorprenderla, conmoverla y arrastrarla a las sombrías profundidades del pinar.
Los tiernos mendrugos, y el haber visto salir a mi poeta del monasterio dicho, me pusieron en sospecha de que tenia las musas vergonzantes, como otros muchos las tienen.
Si lo haces por dilatarme la prometida merced, desde más lejos pudieras entretenerla, porque tanto más fatiga el bien deseado cuanto la esperanza está más cerca de poseello, pero, porque no digas que no respondo a tus preguntas, digo que conozco a tu esposo Anselmo, y nos conocemos los dos desde nuestros más tiernos años, y no quiero decir lo que tú tan bien sabes de nuestra amistad, por no me hacer testigo del agravio que el amor hace que le haga, poderosa disculpa de mayores yerros.

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