Ejemplos con tibieza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lionel Jospin era en aquel momento Primer Ministro, el gobierno de Jospin era criticado por la oposición por su tibieza con el crimen.
Inició su campaña publicando varios artículos periodísticos, en los que criticó a Madero y a su régimen por su pacto con las fuerzas vencidas y la tibieza de sus actos.
El inquieto Rogelio, inmerso en una honda agonía que le situaba alternativamente entre la tibieza y la provocación, y consciente del clima de exaltación social reinante, fue acogido por los cristianos cordobeses.
Poco a poco el silencio cedió a los hechos y la acción al asentimiento pues, para algunos, resultaba necesario recordar a muchos creyentes, ambiguos y temerosos, que la apatía constituía un síntoma de tibieza e incoherencia.
Menos ferviente fue la amistad que sostuvo con Moratín, si bien parece que se inició a edad muy temprana en Madrid, de hecho, hubo incluso una ruptura que luego se solucionó sin más, con motivo de la tibieza que utilizó Moratín en la defensa de su candidatura a la cátedra de Retórica y Poética de San Isidro.
Stalin atacó a Zelenski por su tibieza en la hostilidad contra Kámenev y Zinóviev en la subsecuente lucha por el poder después de la muerte de Lenin.
En bosques lluviosos de tierras bajas, es raro, solo aparece cerca de arroyos, en valles cerca de la costa donde haya terreno abierto y suficiente tibieza y luz.
Platero ,- trotar ,- con miedo ,- entrar en el arroyo ,- pisar ,- hacer pedazos ,- trotar ,- cuesta arriba ,- sentir ,- la tibieza ,- el pueblo ,- acercarse.
Temíamos, finalmente, que el carácter en gran manera prosaico de las escenas políticas, que son la mayor parte del libro, hubiese influído en detrimento de su valor estético, y esto lo temía yo más que nadie, viendo correr con tibieza y desaliento la pluma del autor por las descripciones de un club o de una redacción de periódico, como si le aquejase la nostalgia de sus montes y de sus marinas.
Eran prendas interiores de ella, pétalos desprendidos de su hermosura, pantalones y camisas que guardaban la tibieza y el perfume de su carne.
Entoncespreguntó Desnoyers, ¿para qué tantas entrevistas diplomáticas? ¿Por qué interviene el gobierno alemán, aunque sea con tibieza, en el conflicto entre Austria y Servia? ¿No sería mejor declarar la guerra francamente?.
Caían sobre la escuadrilla frecuentes turbonadas, pero estas lluvias de pegajosa tibieza sólo servían para hacer tolerable el calor durante unas horas.
Tendía sus manos al sol, volvía el rostro para sentir el calor en ambos lados, y al fin se despojó del impermeable y lo abandonó en la baranda, prefiriendo a la tibieza de su envoltura los rayos directos del astro.
El ruidoso motín, con sus incipientes barricadas, fue derivando hacia la tibieza y por fin hacia la paz, convencidos los republicanos de que la cosa no tenía remedio.
Durante el tiempo en que, según usted, estuvo el Príncipe en Zurich por motivos políticos, le escribían de Rusia, de Inglaterra, de todas partes, cartas en que lo llamaban, le reprochaban que descuidara la causa, lo acusaban de tibieza y casi de infamia.
Sus compañeros de Rusia se quejaban a una voz de su silencio, de su tibieza, le reprochaban que no mantuviese ciertas promesas con las que ellos contaban, y casi le acusaban de traición.
La joven de dorados cabellos mudaba los platos, la jamona, que era de buen ver, como un ocaso de dorada tibieza, descuartizaba unos pollos que pronto habíamos de comer.
¿De veras está decidido a cantar misa? ¿No teme que de aquí al momento de las órdenes mayores puedan venirle arrepentimientos, o siquiera tibieza de la vocación?.
El Mogreb es vencido por la tibieza de nuestra fe.
Recelaba hallar frialdad, tibieza al menos, en su hija.
¿Era esto castidad ingénita, frío cálculo, tibieza de sangre o señal de orgullo?.
Menos Josefina, que no podía explicarse todo el alcance de la conversación, todos tomaron parte en ella: mostrando su opinión unos acaloradamente, con tibieza otros, como quien ignora la de los dueños de la casa y no quiere desagradar, este hablando en nombre de la moral ultrajada, y aquél tratando de darse por ingenioso, mientras alguno comía en silencio, riéndose para sus adentros en general de la virtud, y en particular de los virtuosos.
-Aquí nuestro buen Ramos -repuso el canónigo-, me dice que sus amigos están descontentos con él por su tibieza, pero que en cuanto le vean determinado se pondrán todos la canana al cinto.
Sin embargo, tenía fama de buen chico, y en cuanto a opiniones políticas, no podía echársele en cara la tibieza, porque era frenético republicano.
Díjole cómo había fingido el cuento del cautiverio de Cornelio, por ver lo que ella sentía, advirtióle la tibieza y la malicia con que de Cornelio había hablado, todo lo cual fue víctima para el afligido corazón de Ricardo, el cual dijo a Mahamut:-Acuérdome, amigo Mahamut, de un cuento que me contó mi padre, que ya sabes cuán curioso fue, y oíste cuánta honra le hizo el Emperador Carlos Quinto, a quien siempre sirvió en honrosos cargos de la guerra.
Mahamut se volvió a las tiendas a contar a Ricardo lo que con Leonisa le habia pasado, y hallándole, se lo contó todo punto por punto, y cuando llegó al del sentimiento que Leonisa habia hecho cuando le dijo que era muerto, casi se le vinieron las lágrimas a los ojos: díjole cómo habia fingido el cuento del cautiverio de Cornelio por ver lo que ella sentia: advirtióle la tibieza y malicia con que Cornelio habia hablado: todo lo cual fué píctima para el afligido corazon de Ricardo, el cual dijo a Mahamut:.
trasladar al lienzo la frescura de los renuevos, la tibieza del sol.
tibieza de la ubre, trepo por entre la bruma gris penetrada de luz,.
La noble juventud se hace sorda, y corriendo afanosa tras de deleites frívolos, por encima de un hombro desdeñoso, envía una mirada de tibieza sobre las lágrimas de la patria.
satisfechos, hacían la rueda, cortejaban a las pavas y dormían sueños largos, en la tibieza del cobijadero que les abrigaba de noche.

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