Ejemplos con subamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Subamos a nuestras habitaciones.
Subamos al jardín de invierno a tomar el café.
Subamos: contemplaré Toledo por última vez.
En cuanto salgamos de esta apretura y subamos un repechito corto, lo veremos.
Subamos ¡Ay, qué corazón, maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba.
-Yo no he traído papeleta para las tribunas reservadas, pero subamos a la pública y desde allí veremos si están.
-Subamos, y diciendo la verdad nos salvaremos los dos.
-Apartémonos aquí junto al charco para ver de derrotar a estos austriacos y rusiacos, que vienen mandados por el tío Parranclof, emperador del Zurrón y rey de los guarros, y subamos a la loma de la Panza para quitarles la artillería y hacerles meter en el castillo.
-Gabriel, ¿no te entusiasmas?¿Qué haces ahí tan friote? Ven, subamos al palacio.
-¡Benditas llamas: rociad, rociad con fuego, lavad sin cesar esta gran mancha, llevando hasta el cielo el calor de la tierra! ¡Brunet, subamos a lo alto de aquella pared que se desmorona y arrojémonos en este horno, muramos quemados para odiar más fuerte!.
¡Ven, vamos, subamos, arrojémonos a ese infierno, y hagamos auto de fe con nosotros mismos! ¿Ves esa llama que toca el cielo? Yo quiero subir con ella, quiero quemarme.
Sin duda alguna, Sancho, que ya debemos de llegar a la segunda región del aire, adonde se engendra el granizo, las nieves, los truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera región, y si es que desta manera vamos subiendo, presto daremos en la región del fuego, y no sé yo cómo templar esta clavija para que no subamos donde nos abrasemos.
Subamos y apartémonos de aquí, que yo pondré silencio en mis rebuznos, pero no en dejar de decir que los caballeros andantes huyen, y dejan a sus buenos escuderos molidos como alheña, o como cibera, en poder de sus enemigos.
- Subamos e Lucrecia con nosotros.
Subamos, señor, al açotea alta, porque desde allí goze de la deleytosa vista de los nauíos: por ventura afloxará algo mi congoxa.
Pues que assí es, despacha, subamos a ver qué faze.
Subamos, si mandas, arriba.
Nadie puede pedirnos que subamos más.
- ¡Sursum corda! Subamos llenos de religiosa unción las gradas del inconmensurable templo que tenemos ante la vista.
-Sí, sí, subamos -respondió d'Avrigny-, es en el cuarto de Valentina.
-Bien, subamos al cuarto de Valentina -dijo-, daré mis instrucciones a todo el mundo, y cuidad vos mismo, señor de Villefort, de que nadie se aparte de ellas.
¿Te parece que subamos?.
Y el califa repuso: ¡Oh, Giafar! subamos otra vez al árbol, y observémosle desde la rama.
Pero el joven me dijo: ¿No prefieres que subamos a la sala alta? Y yo le contesté que sí, y entonces mandó a los criados que asaran un carnero y lo subieran a la sala alta, a la cual nos encaminamos.
Cuando subamos al piso, diré que no he podido convencerle a usted, pero entre tanto, le entrego aquí, de mano a mano, su caudal.
-Subamos -dijo Fernando-, que aquí no estamos bien.
-Sea como usted quiera, amiguito, y, si le parece, subamos y honrará mi casa.
Por de pronto, subamos y hablemos, si es que acierto, pues te aseguro que desde que te marchaste, siete meses ha, no he cambiado hasta anoche diez palabras con el género humano, en el supuesto de que no pertenece a él ni mi epicena servidumbre.
-Suplico que no nos detengamos en el camino -dijo Joe-, subamos, subamos, señor, hágame caso.

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