Ejemplos con secaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por tanto, normalmente se secaba y se utilizaba en el invierno como combustible.
Al final de la recolección se secaba el fruto que quedaba.
La vecindad del fogón secaba cada vez más su huesosa flacura.
Esta era la necesidad más apremiante, y era otra, bastante urgente, la de abrir algunos canales de riego, por los cuales se distribuyera convenientemente el caudal del arroyo en invierno, a fin de que empapase toda la campiña por igual, de modo que en verano conservara alguna frescura, ya que en tan calorosa estación todo canal era inútil, puesto que se secaba el regato hasta su origen, y no corrían por su cauce otras cosas que las nubes de polvo que levantaba el viento, las lagartijas y las cucarachas.
De alguna de estas excursiones volvía con una flor en la solapa, conservándola varios días, hasta que se secaba.
Batistet, en tanto, con una prudencia precoz, cogía la escopeta y a la luz del candil la secaba, limpiando sus cañones, esforzándose en borrar de ella toda señal de uso reciente, por lo que pudiera ocurrir.
Mientras me secaba la frente, resoplando de calor, oí que del jardín llegaba una voz de mujer, que cantaba con aire lastimero estas palabras:.
Con el pañuelo se secaba el llanto, pero se restregaba el pañuelo con violencia por las mejillas y por los labios, como si quisiese arrancarse la piel y los besos que en ella había estampado el príncipe indio, convertido ya en chamarilero israelita.
«Y capaz de hacerlo como lo decía debía de ser, porque tenía mucho talento y muchas cosas que explicar, pero ella, ella era la que caía de lo alto a lo mejor, la que volvía a aquel enojo, a la aridez que le secaba el alma en aquel instante».
Se le secaba la boca y pasaba la lengua por los labios.
Paseábase por la sala sombrío y pensativo, y levantando de vez en cuando la mirada sobre el platero, que estaba fumando delante del hogar, y que a medida que se secaba de un lado se volvía del otro.
-Pos, señó -dijo con voz insegura Antoñuelo, al par que se secaba el sudor que cubríale la frente-, yo no sé si usté sabrá que tiée usté una hija.
La señora Micaela, junto a ella, secaba el sudor de su rostro, bebiéndose las lágrimas que corrían copiosas por sus rugosas mejillas.
Ésta era la necesidad más apremiante, y era otra, bastante urgente, la de abrir algunos canales de riego, por los cuales se distribuyera convenientemente el caudal del arroyo en invierno, a fin de que empapase toda la campiña por igual, de modo que en verano conservara alguna frescura, ya que en tan calorosa estación todo canal era inútil, puesto que se secaba el regato hasta su origen, y no corrían por su cauce otras cosas que las nubes de polvo que levantaba el viento, las lagartijas y las cucarachas.
Y volviendo a salir, enderezó otra vez la tablita, siempre con la muesca por abajo, y volvió a llover, la puso después con la muesca para arriba, y no solamente dejó de llover, sino que empezó a soplar un viento que todo lo secaba, mientras el sol se ponía ardiente, la colocó por fin en la palma de la mano, y el día se hizo apacible, primaveral.
La criada sollozaba en un rincón, el sacerdote rezaba y se le oía suspirar, el médico se secaba las lágrimas, el cadáver lloraba también.
Salióme al encuentro el Cura, y me dijo, mientras se secaba los ojos con un pañuelo de yerbas:.
Las ternuras que le prodigó, sincero, rendido, con alma, sosegaron a la enamorada moza, que se secaba las lágrimas diciendo: «Bueno, mi Min, te creo, sí, te creo.
Al llegar a este punto de su historia, hizo Ansúrez como que se secaba una lágrima, y Lucila miró para la otra parte de las ruinas, mas no advertí que llorase.
Pero si no me hacía la lujuria tirarme de espaldas o de vientre sobre cardos y abrojos, otra comezón me apuraba y era la de la ganancia que no conseguía, el prurito del medro codicioso, apegado a mi espíritu como sarna heredada o cogida en la penuria miserable de los míos, en aquel hogar tan pobre en su hidalguía, tan acongojado con los apuros de cada cena, de cada par de zapatos, de cada teja que se rompía, de cada árbol que se secaba.
¡Nunca más! El aire vivo, rápidamente cortado por la carrera de los caballos, secaba en el rostro del futuro monarca las postreras gotas del llanto del amor, y en su cerebro, ligero y casi vacío, sin ideas, como suele estarlo cuando los pulmones respiran activa y copiosamente, sólo campeaba una percepción fuerte, poderosa, absoluta: «No puedo retroceder, no puedo cejar.
Como el sol reverbera sobre el rocío, así, por toda la extensión de la clase, las sonrisas abrillantaban las lágrimas, cuando no las secaba el ardor de las mejillas.
Si, por ejemplo, se secaba un árbol de los pocos y malos que había y tenía él muy contados, exclamaba al relatar el suceso:.
La edad, que traía a don Juan un desarrollo majestuoso y pletórico de los tejidos y de las formas, secaba y reducía al ex abogado y ex bullanguero.
toalla puesta sobre un rodillo, y después de lavarse las manos se las secaba con aquélla, cosa que hacía.

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