Ejemplos con secadero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La localidad se inició como una colonia de alemanes, checos, eslovacos, ucranianos y polacos que se dedicaron al cultivo de tabaco y yerba mate, para el cual cuenta con un secadero ya desde comienzos del siglo XX.
De la fábrica de principios del siglo XX se conservan las dependencias, secadero, taller, almacenes, balsas y hornos.
A veces se hace circular aire, de un extremo a otro, por el interior del secadero, y otras veces es el material el que circula por el interior del secadero sin inducir corrientes de aire.
Los vanos del piso superior cuentan con lamas de madera para el secadero.
Esta estancia es cubierta por el forjado de una pequeña bajocubierta que alcanza al secadero natural.
El secadero artificial es el límite este del edificio y es un espacio cerrado con dos conductos lineales longitudinales en el suelo, uno de fabrica y otro de madera que mediante numerosas toberas, reguladas mediante cierres manuales de madera, controlan el flujo de aire caliente.
La distribución del espacio es, en todo caso, similar a la de esta casa: planta baja destinada a los quehaceres domésticos, planta noble o de vivienda y planta alta, utilizada comúnmente como granero, secadero, etc.
La planta segunda cuenta con dos zonas diferenciadas, por una parte las dos primeras crujías paralelas a la fachada oeste son un secadero natural con tres orientaciones y los vanos de fachada con sus lamas de madera y cierres en los antepechos permiten y regulan el paso del aire, y por otra parte un secadero artificial ubicado en la tercera crujía pero sin tener contacto con las fachadas.
Al salir de las aguas, la recibía su marido capa en mano y, como yo a Obdulia, la llevaba derechamente al secadero de la caseta.
Por fin, ¿dónde creerás que le encontré? En un secadero de ropa que hay por aquella parte, no sé cómo se llama, orilla de la calle de la Ventosa.
La noche de referencia, los dedos de la lluvia toqueteaban sin cesar por un lado y otro de aquella frágil construcción, pero ni esto, ni el mayar de gatos trovadores, ni los golpes que daba un palo roto y colgante en el secadero, molestaban a Lucila.
Vencido el último escalón encontrose la mujer en un secadero de pieles, que antes de ser visto se denunciaba por el olor nauseabundo.
Pasó la viajera, conteniendo el aliento, por los bordes del tenderete, y llegó a una como azotea, secadero abandonado y en ruinas, conservando los pies derechos que habían sostenido su techumbre.
Era el secadero de ropa de las Injurias, propiamente imitado.
Pasó la viajera, conteniendo el aliento, por los bordes del tenderete, y llegó a una como azotea, secadero abandonado y en ruinas, conservando los pies derechos que habían sostenido su techumbre.

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