Ejemplos con secaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con el tiempo éstas se secaban y cubrían con nuevos sedimentos cuyo peso prensaba las capas inferiores, haciéndolas solidificar en rocas con el paso de millones de años.
En verano las zonas menos profundas se secaban, y la yerba fresca alimentaba a los rumiantes, ciervos, gacelas, gamos, corzos y caballos que servían de alimento a los grandes felinos que habitaban la zona, especialmente el león.
También se incluyó los más delicados vinos y los mejores licores que manaban de cien fuentes que nunca se secaban.
En los recodos de las peñas donde se amontonaban las algas y se secaban al sol, me gustaba también estar sentado, ese olor fuerte de mar me turbaba un poco la cabeza, y me producía una impresión excitante como la del aroma de un vino generoso.
Las camisetas de los marineros se secaban a proa.
En los días de la gran escasez, la señora Sumta no bajaba nada a casa de Siseta, y los chicos se secaban los ojos mirando a la escalera por ver si descendía por ella algún maná.
¡Ay!, no me podías decir nadamanifestó la joven dándose un lengüetazo en los labios, que se le secaban más todavía, nada que me fuera más antipático, más.
Tan sólo al fin, cuando más vehemente estaba, viose que amarilleaba más el globo de sus ojos y que sus violados labios se secaban un poco.
Pero a pesar de todo, las lágrimas no se secaban en los ojos del encargado, que más perplejo que nunca, no sabía nada de Daul'makán, pues el eunuco se guardaba de hablarle de él.
Era como si tratándose de un árbol, empezara a echar flores, y más flores, gastando en esto toda la savia, y se quedara delgado, delgado, y cada vez más florido, después se secaban las raíces, el tronco, las ramas y los ramos, y las flores cada vez más hermosas, venían al suelo con la leña seca, y en el suelo.
Cuando el gran patriarca de Constantinia hacía sus defecaciones, los sacerdotes las recogían cuidadosamente en toallas de seda y las secaban al sol.
fragoso, se secaban al sol, bajo el zumbido de los moscones, cueros de.
Acababa de hervir el vestuario en la olla inútil para otra cosa, y mientras las pilchas se secaban tendidas en las jarillas y en los piquillines, él se distraía echando y recogiendo un aparejo, en cuyos anzuelos se imaginaba ver salir de repente sabrosas y codiciadas truchas.
-Y tú, abrazándome frenética, inundándome el rostro de lágrimas, que tan pronto caían sobre mi piel como se secaban, ¿no me dijiste al oído.
Mientras se secaban, se fue a la pulpería a ver si le querían fiar o regalar algunas cañas y un poco de alambre fino, y dio la casualidad que oyó que el pulpero necesitaba mil mazos de junco para techar un gran galpón.
marineros se secaban a proa.
Pero los árboles nuevos se secaban, se morían, o no se plantaban siquiera, y sólo aparecían en las cuentas municipales.
Y entreabrió la puerta del aposento de su esposa, y la vió echada en su lecho rodeada de sus mujeres, que le secaban los ojos y la consolaban.
Y, sigún me contó a mí mi pairino, el señor Toño el Clavija, al que ustés conocerán porque es más conocío que la ruá y tiée un puesto de berza pela por medio con el de Antoñico el Cerrojazo, que tamién se las trae, poique ese Cerrojazo fue el que mató a Toñico el Cardenales en la calle de la Armona, que ustés oirían contar la faena poique la cosa dio mucho ruío y con razón, poique el Cardenales la pintaba de retaco sin seguro y además le había dao mucho cartel el haberle quitao como le quitó a un tal don Curro la jembra que tenía, que, según cuentan, era un monumento de bonita, con ca ojo como un tazón y con una mata de pelo más larga que una maroma, y con una boca que de rechica que era tenían que darle en píldoras los alimentos, y con un pecho más grande que un automóvil, y con una caera mas reonda que tina tinaja, y con dos pinreles que no abultaban ni lo que dos abalorios, y con un mo de reír que cuando se reía se le secaban las lágrimas a la Santísima Virgen de las Angustias y, en fin, una gachí de las de chipé, de las que yo quisiera a la verita mía pa mi consuelo cuando me llegara mi hora.
::¡Andabas, ¡oh amada mía! entre tus esclavas, bañada en toda tu belleza! ¡Al pasar tú, las rosas se secaban de envidia en sus tallos, al compararse con tus mejillas!.
Diríase que, según transcurrían las largas horas de aquella tarde de junio, la alegría iba en aumento aunque disminuyese el ruido, porque los músicos, rendidos de soplar en los cornetines y las flautas y de pegarle al bombo porrazos, se secaban la frente con anchos pañuelos de algodón de colorines, y menudeaban tragos de resolio, a medida del deseo del resecado gaznate.
Gemían unas, suspiraban otras, y se secaban los ojos muy a menudo con la orilla del delantal, o con el dorso de la mano, mientras hormigueaban entre ellas los muchachos con el escozor de la curiosidad.

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