Ejemplos con rendija

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta hipótesis se confirmó tres años después para los electrones, con la observación de los resultados del experimento de la doble rendija de Young en la difracción de electrones en dos investigaciones independientes.
Una distinción de otros peces es la falta de cobertura de agallas, que se sustituye por una pequeña rendija o agujero.
Sin embargo, si por medio de una rendija o de un obstáculo puntiagudo, se separa uno o unos pocos de los nuevos emisores de ondas, predominará la nueva dirección de propagación frente a la original.
Es encerrado en una habitación, con sólo una rendija de luz.
Entre los dos paneles de en medio se encuentra un martinete de hierro negro con forma de cabeza de león, debajo de éste hay una rendija para el correo con la inscripción Primer Lord del Tesoro.
A comienzo del siglo XIX, con el experimento de la doble rendija, Young y Fresnel certificaron científicamente las teorías de Huygens.
El experimento demostró que la luz, cuando atraviesa una rendija, muestra un patrón característico de interferencias similar al de las ondas producidas en el agua.
Las funciones de onda pueden difractar e interferir con otras o consigo mismas, además de otros fenómenos ondulatorios predecibles descritos en el experimento de la doble rendija.
Tienen el cuerpo cilíndrico típicamente anguiliforme, con una piel sin escamas, con una apertura branquial, en forma de rendija, que llega hasta el vientre.
Luego nada: una sombra densa, una noche profunda e interminable, sin el más leve destello de visión Le despertó un rayo de sol que, pasando por una rendija de la ventana, venía a dar en sus ojos.
Separábanse primeramente formando una rendija imperceptible, que se agrandaba con el curso de los siglos.
Atravesó la sala y miró por la rendija.
El estudiantillo desenvuelto se acercaba de cuando en cuando al cortinón, detrás del cual estaba apercibido el fonógrafo, abría una rendija, inmiscuía la nariz, y se volvía a decir: Se va llenando el salón , ya está lleno , el filósofo sube al estrado , monsieur Cleo de Merode va a comenzar su conferencia.
Paseó los dedos por la puerta, palpando las molduras, deslizándolos por las superficies barnizadas, como si buscase a tientas una rendija, un agujero, algo que le permitiese llegar hasta el hombre que estaba al otro lado.
Ella era la aurora que asoma sus dedos de rosa por la inmensa rendija entre el cielo y el mar, la hora tibia del mediodía que adormece las aguas bajo un manto de oros inquietos, la bifurcada lengua de espuma que lame las dos caras de la proa rumorosa, el viento cargado de aromas que hincha la vela como un suspiro de virgen, el beso piadoso que hace adormecerse al ahogado, sin cólera y sin resistencia, antes de bajar al abismo.
Unas puertas que tienen de grueso casi tanto como de alto, unos dados de acero que giran ligerísimos sobre sus goznes y se abren y cierran lo mismo que las culatas de los cañones : una vuelta de muñeca y todo queda justo, acoplado, sin la menor rendija.
Entonces sacó el estoque, y metiéndolo por la rendija de la puerta logró levantar el pestillo y entró.
Tanto prodigó Doña Cristeta los toques lisonjeros en la pintura, que a Doña Leandra se le despertó curiosidad de conocer al bello y virtuoso joven, presunto dueño de Isabel II, y manifestó a su amiga deseos de verle, aunque fuese por la rendija de una puerta, a lo que respondió la camarista que a la sazón estaba el infantito fuera de Madrid, en militar servicio, pero ya se le había mandado venir, para que él y su novia se tratasen y viesen a menudo, aproximación necesaria de dos almas que debían arder juntas en la llama del amor conyugal.
Este parecía, en efecto, abrigar intenciones perversas, porque el tío Frasquito percibía claramente del otro lado del tabique ruidos extraños que le desasosegaban, poniéndole nervioso, la puertecilla, sin embargo, no tenía rendija alguna traidora que diera paso a una mirada, y esto lo tranquilizó algún tanto.
¡Si tratas de darle una migaja más por la rendija, cuenta conmigo!.
Comenzó don Juan a dar paseos por el cuarto, y cada vez que llegaba hasta la puerta de la escalera, aguzaba el oído, esforzándose en distinguir y diferenciar los pasos de las gentes que subían Los peldaños crujen ¡no es ella!, debe de ser una mujer muy gorda, luego un chico que baja de estampía, después la pausada y ruidosa ascensión del De pronto sonó un campanillazo, tornó de puntillas hasta la puerta, descorrió con gran tiento el ventanillo, y por una rendija imperceptible, conteniendo la respiración, miró.
Le diré a usted, yo salí del gabinete haciendo como que me largaba a la cocina, y me planté detrás de la puerta, y por una rendija miré Se quedó más blanca que el papel, luego se sentó de espaldas, pero me pareció que , no me lo explico.
Y tornó a acercarse a la rendija de la puerta, y comenzó a rezar fervorosamente a la primorosa Efigie, como arengándola a realizar un milagro indudable.
Reinó desde entónces en la casa un profundo silencio, interrumpido únicamente por los cautelosos pasos del vigilante Cura, que se acercaba de vez en cuando a la rendija de la puerta a observar a Manuel, y por los cuchicheos de las mujeres, acuarteladas en la cocina.
Estos y otros esclarecidos personajes de ambos sexos llenaron el bodegón, sonó la guitarra, tocada por el puntillero de la Plaza de Madrid, Blas Cuchara, y Rendija echó al viento con poderosa voz la primera tirana.
Siguió la y verdulera del Rastro Damiana Mochuelo, y después la y Monifacia Colchón, comercianta en hígado, tripa y sangre de vaca, y después Gorio Rendija, ropavejero de la calle del Oso, seguido de la castañera denominada , establecida en el Mesón de Paredes.
Figúrense ustedes un ser enteramente parecido a una persona, algo más encorvado hacia el suelo que el género humano, merced sin duda al hábito de vivir inclinado sobre el bufete, mitad sillón, mitad hombre, entrecejo arrugado, la voz más hueca y campanuda que la de las personas, las manos mijt y mijt, como dicen los chuferos valencianos, de tinta y tabaco, grave autoridad en el decir, mesurado compás de frases, vista insultantemente curiosa y que acecha a su interlocutor por una rendija que le dejan libre los párpados fruncidos y casi cerrados, que es manera de mirar sumamente importante y como de quien tiene graves cuidados, los anteojos encaramados a la frente, calva, hija de la fuerza del talento, y gran balumba de papeles revueltos y libros confundidos, que bastaran a dar una muestra de lo coordinadas que podía tener en la cabeza sus ideas, una caja de rapé y una petaca: los demás vicios no se veían.
Una cara que yo no había visto desde que llegamos, cuya aparición por allí debía preocuparme, se mostró por una rendija del toldo y con disimulo me hizo una seña significativa.
Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse.

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