Ejemplos con reciario

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En las ruinas de Pompeya se ha encontrado muestras de grafiti en las que se hace referencia a un tal Crescens o Cresces, un reciario a quien se califica de señor de las chicas y de doctor de las chicas de noche, de mañana y de todo lo demás.
Tenemos imágenes que muestran al reciario lanzando una estocada descendente, dirigida a las desprotegidas piernas del secutor, o contra el casco de su enemigo, intentando atravesar una de las aberturas para la visión.
En la mayoría de los combates, sin embargo, el reciario probablemente tendría que terminar luchando únicamente con su tridente y su daga, lo cual le colocaba en una cierta desventaja frente al secutor.
Las imágenes que nos han llegado de este tipo de gladiador raramente le muestran utilizando la red, si bien su nombre procede precisamente del uso de este tipo de artilugio, y Juvenal utiliza la red para identificar rápidamente al reciario en sus sátiras.
Existe cierta especulación en cuanto a la frecuencia con la que el reciario utilizaba su red.
Ante esa situación, el reciario podía zafarse cortando la cuerda que ataba la red a su muñeca con su daga, si bien eso suponía la pérdida de la red y que tuviese muy pocas posibilidades de recuperarla.
En cualquier caso, casi siempre el secutor estaba preparado para todas las tácticas del reciario en el uso de la red, y trataba de interceptar y agarrar ese arma, posiblemente a la vez que intentaba hacerle perder el equilibrio tirando de ésta.
Otro de los trucos del reciario podían consistir en utilizar la red como un látigo para atacar los ojos del secutor y cegarle, o lanzarlo a sus piernas para hacerle tropezar y caer.
A pesar de la gran diferencia entre el prácticamente desnudo luchador de la red y su adversario, fuertemente armado, las recreaciones históricas modernas muestran que el reciario no se encontraba en desventaja frente a su enemigo.
El reciario tradicionalmente se veía enfrentado a un secutor o, en algunas ocasiones más raras, a un murmillo.
Protegía la parte superior del brazo, la cabeza y la cara siempre que el reciario mantuviese su lado izquierdo de cara a su oponente.
Un reciario portaba una armadura mínima y, al contrario que otros tipos de gladiadores, no llevaba casco, grebas ni escudo.
Además, en una lápida encontrada en Rumanía aparece la imagen de un reciario con un arma de cuatro púas además de su tridente.
El arma final del reciario era una daga de hoja recta llamada pugio.
En los tiempos modernos, la cultura popular ha convertido al reciario en posiblemente el tipo más famoso de gladiador.
El secutor estaba especialmente entrenado para enfrantarse contra el reciario, un tipo de gladiador armado con un tridente y una red.
Se desconoce el destino del reciario del que habla Suetonio, pero el relato llama la atención en cuanto a que no se trataba de una competición habitual, ya que los gladiadores reales no se rendían fácilmente.
El reciario, según lo ya expuesto, debía emplear tácticas de velocidad y agilidad evasiva, indignas a los ojos de los espectadores, que consideraban más noble un intercambio directo de golpes.
Por si esto fuera poco, el estilo de lucha del reciario era otro punto en su contra.
Sin embargo, el reciario podía no llevar protección alguna en la cabeza, y pelear con la cara a la vista de todo el mundo.
Esto se agravaba en el caso del reciario porque la red en sí misma era considerada un símbolo femenino lo que, aunado a la ligereza de su armadura y su armamento, lo ubicaba en el nivel más bajo, desgraciado y afeminado de gladiador.
Otro tipo de gladiador, el laquearius, era muy similar al reciario, pero luchaba con un lazo corredero en lugar de una red.
El reciario y su armamento ligero suponían una forma afeminada ante las pesadas armas del secutor.
En cuanto a su simbología, además del conflicto del hombre contra la naturaleza, el reciario representaba el agua que se enfrentaba al fuego del secutor.
El arte y la literatura romanos no hacen mención alguna del reciario hasta comienzos del periodo imperial.
En el periodo imperial, los combates entre gladiadores con distinto equipamiento comenzaron a popularizarse y el combate entre el reciario y el secutor se convirtió en un conflicto análogo al del pescador con su pesca.
Además, diversos pasajes de las obras de Juvenal, Séneca y Suetonio sugieren la existencia de unos reciarios que luchaban portando una túnica, y que posiblemente eran un subtipo de luchador todavía de peor nivel que el reciario habitual.
Su falta de armadura y su necesidad de utilizar tácticas evasivas situaban al reciario en el nivel más bajo de una clase ya de por sí estigmatizada.
El reciario debía subsanar su carencia de protección con su velocidad y su agilidad, a fin de evitar con ello los ataques de su oponente y esperar su oportunidad.
El enfrentamiento más habitual del reciario era en combate contra un secutor, un gladiador equipado con armamento y armadura pesada.

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