Ejemplos con recias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Debido a las sequías que son muy recias en ocasiones y cubren con un manto amarillo la hierba de la provincia y la ciudad, desde la época de la colonización española se empezaron a utilizar los tinajones, que no son más que enormes recipientes en forma de globo y hechos de barro cocido para almacenar el agua de lluvia por tiempos prolongados.
Subía enero su cuesta invernal, desbordado en inclemencias, con los vientos desmelenados y las aguas roncas y turbias, borbollantes, fuera de sus cauces rotos Subía, espantoso y fiero, con una nube torva en la frente y las recias abarcas chocleando sobre los lodazales del camino.
Salvador le atendía en silencio, sin dejar de mesarse la barba febrilmente, y en esto se oyeron en el pasillo unas palabras recias y unos pasos sonoros.
Y comían los tripulantes al principio de la navegación carne salada de vaca, luego, huesos sin tuétano vestidos sólo de algunos nervios, los viernes y vigilias, habas guisadas con agua y sal, y en las fiestas recias, abadejo, que era plato de gran lujo.
Séneca, Aristóteles, Corneille, Bacon, Montaigne, Joubert, Massillón, San Agustín, Rousseau, Voltaire, Shakespeare, Juvenal, toda una legión, se agitaba, bullía, vibraba en aquel cerebro poderoso, hecho para los torneos y las epopeyas, para las recias batallas y las hondas lucubraciones.
Representaba cuatro o cinco años, estaba en pie, sin más traje que una camisilla muy almidonada, tenía tras la cabeza un sol de metal blanco, la mano derecha extendida con el índice y el dedo de corazón muy tiesos, como bendiciendo a las gentes, y en la izquierda sostenía un globo azul salpicado de estrellas: el pelo rubio, muy ensortijado, los ojos intensamente azules, sin vida ni expresión, semejaban enormes cuentas de vidrio, las pestañas recias y mal puestas, como cerdas, la boca una mancha abermellonada, y las carnes tan sonrosadas, tirando a rojizas, que parecían de muñeco para estudio anatómico, toda la figura, en fin, exenta de la divina gracia y dulce poesía que debiera tener.
Usaba en todo tiempo recias botas negras de alto cañón, que lucía mucho, por llevar constantemente doblados los perniles de los pantalones, y no recuerdo haberle visto nunca, en ninguna estación, sitio ni hora, sin un pañuelo de los llamados de hierbas, de vara y media en cuadro, echado sobre el hombro izquierdo a manera de alforjas, tal vez porque no había ni podía haber bolsillo en que cupiese tan hermosa pieza.
Protegían sus piernas recias polainas de cuero, abrochadas con hebillaje hasta el muslo, sobre la ingle derecha flotaba la red de bramante de un repleto morral, y en el hombro izquierdo descansaba una escopeta moderna, de dos cañones.
Viejísimas hiedras, contemporáneas, sin duda, del primer convento, visten por completo las recias tapias que forman el compás o atrio en que nosotros echamos pie a tierra, y desde donde contemplábamos la morada del César.
Arrancóle la pistola, que arrojó al seto, y después le echó al cuello las recias y toscas manos, y apretó, apretó, apretó.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba