Ejemplos con profuso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este escudo muy bien trabajado y conservado dispone de un profuso aparato decorativo de gran relieve.
Por otro lado, es muy destacable tanto por número como por cantidad, la amplísima colección de pintura española del siglo XIX, recientemente objeto de un profuso catálogo razonado.
Profuso escritor, cuenta en su haber con multitud de artículos, escritos, guiones de cines y libros.
La casa se completa con un profuso jardín.
Por último, se dictaminó que los maderos y despojos para el pozo, se obtuvieran del Monte Robledal de Aibar, un paraje cercano y profuso en vegetación.
Estas pinturas eran más festivas y con un lenguaje pictórico mucho más profuso que el del siglo anterior.
Las arquivoltas de la portada se encuentran decoradas por motivos vegetales y animales de modo muy profuso, creando la sensación de claroscuros gracias a las hoquedades a que da a lugar dicha decoración.
Los ventanales de la planta noble están decorados con líneas a modo de frontón y de modo muy profuso a modo rococó.
Los ventanales de la planta noble están decorados con líneas a modo de fronton y de modo muy profuso.
También ha desarrollado su labor de modo profuso en el campo de la obra gráfica.
En el lugar de cautiverio su llanto era tan profuso que de sus ojos salían riachuelos que al juntarse sobre su colérico y agitado pecho formaron un río que bajó como fuente inagotable, rugiente y tormentosa como clamando venganza.
En esos años se hizo notorio el profuso ingreso de divisas y los altos estándares de vida que adquirió la población, llegándose a la acepción de la Venezuela Saudita.
La inspiración en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.
Igualmente, una enfermedad grave o un accidente que ocasione un profuso derrame de sangre, también son consideradas como posibles causas para que ella pueda retornar a su previo estado como una niña normal.
sus pliegues en profuso y ameno desarrollo,.
Y corriendo los días, llegó el de los contratos según los cuales don Serapio entregaba su hija con el dote profuso que recibió de la naturaleza, y la aceptaba don Romualdo muy gustoso, como lo demostraba dotándola en un miserable par de milloncejos y algunas otras frioleras que no enumero, porque no digan ustedes que me meto en lo que no me importa.
Tuvo que dar la vuelta a media plaza, hasta encontrarlo, profuso en dorados, decorado con lunas altas y pinturas chillonas, que el humo del tabaco empezaba a amortiguar.
La religión misma con sus procesiones y con sus magníficos Te Deums, con sus novenas y las otras exhibiciones majestuosas de los prestigios del lujo y del aparato material, de que el catolicismo es tan profuso, servía en Lima de un perpetuo espectáculo en el que se hermanaba maravillosamente lo devoto con todos los demás incidentes de intriga y de pasión que se anudan y se desatan en los centros de aquel arte y de aquellas pompas que hablan a los sentidos.
La una era Quica, y presumí que la otra, cuyo rostro ocultaba el profuso velo de su manto, sería Carmen.
No era ella, que digamos, muy bonita, con su cara chata de india, apenas pulida, sus pómulos salientes y su pelo como cerda, tan tupido y profuso que casi no le dejaba frente, pero tampoco era él un Adonis, y por lo que era de entender de campo y de cuidado de la hacienda, no había gaucho que se las ganara a Gregoria.
Todo esto va decorado con el profuso reparto de honores, distinciones y títulos nobiliarios.
Vendía cada año por junto los frutos de su cosecha, y después se surtía de la plaza a la menuda de las cosas necesarias para la casa y para el sustento: no dejaba por tanto, lugar a que se regalasen sus hijos ya crecidos: ni era dispensador profuso con las mujeres de la familia, antes le censuraban este método de la compra diaria, reducido rigurosamente a no gastar más que lo preciso, sin que en una casa tan grande y de tanto tráfago se desperdiciara nada, llevándose, así lo relativo al gasto como a la renta, con mucha cuenta y medida.
Porque parece asimismo que éste domesticó un águila, a la que paraba con ciertas palabras y la hacía venir volando sobre su cabeza, y en Olimpia mostró un muslo de oro, en ocasión de concurrir a aquellos juegos, con otros muchos artificios y acciones prodigiosas que de él se refieren, y con motivo de las cuales Timon el fliasio dijo: De entre los hombres quita a ese ambicioso de Pitágoras, diestro en embelecos, y en palabras profuso altisonantes.
Ya el canto está borracho de luna, embriagado de estrellas, romántico, misterioso, profuso.
En su extenso recinto se alzan en profuso desorden, cúpulas, pilastras, columnas cuyo elegante corte se dibuja en el azul del cielo.
Platero, granas de ocaso sus ojos negros, se va, manso, a un charquero de aguas de carmín, de rosa, de violeta, hunde suavemente su boca en los espejos, que parece que se hacen líquidos al tocarlos él, y hay por su enorme garganta como un pasar profuso de umbrías aguas de sangre.
Era el comedor lo que se llama «un ascua de oro», expresiva metáfora en que cabe cuanto el lector pueda imaginarse en profusión de luces sobre lámparas y candelabros de ricos y variados metales, vajillas estupendas, cristalería de inverosímil nitidez y ligereza, vasos de porcelanas valiosísimas cargados de raras flores, en fin, lo mejor entre lo más caro del profuso acopio de que se dio cuenta en otro lugar de este relato, y lo adquirido después a peso de oro, destacándose sobre fondos obscuros, salpicados de brillantes toques metálicos, e interrumpidos en cada puerta por los desmayados paños de las pesadas y ricas colgaduras.
La tarde estaba hermosa, como tarde primaveral, el camino seco y ya festoneado de margaritas, esa microscópica flor, ornamento profuso de las praderas montañesas, la primera que brota en cuanto el invierno recoge su triste manto de escarchas y el sol aparece secando las pozas y encauzando los regatos vagabundos.
El bastón del administrador había zumbado fuertemente en el aire, cayendo pesado, recio sobre la frente del adversario, que bañó la sangre en profuso chorro.

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