Ejemplos con piastras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El presidente tendría un sueldo de treinta mil piastras por año, y el vicepresidente, de diez y seis mil.
Había que haber residido dos años antes de la elección, u ocho en caso de no haber nacido en Colombia, y en ésta, además, tener bienes raíces por valor de diez mil piastras.
Para ser diputado se necesitaba tener veinticinco años y propiedades por valor de dos mil piastras o quinientas piastras de renta, o ser profesor.
Para ser Senador se exigió tener treinta años, ser criollo por nacimiento, poseer propiedades inmuebles por valor de cuatro mil piastras o una renta anual de quinientas piastras, ejercer una profesión liberal, y en caso de ser extranjero, llevar doce años establecido en el país y poseer bienes inmuebles por valor de diez y seis mil piastras.
Podían votar los mayores de veintiún años que sepan leer y escribir y posean cien piastras.
Los miembros de estas Asambleas designarían los electores de los cantones, que deben tener más de veinticinco años, poseer en bienes raíces más de quinientas piastras o trescientas de renta.
Corrió al escritorio, lo abrió, halló en el cajón indicado la consabida cartera, y en ella la carta de crédito que era de valor de seis mil piastras, pero a cuenta de la cual Alberto había ya tornado y gastado la mitad, es decir, tres mil.
-Qué diantre, en Roma -dijo Morcef- gastasteis cincuenta mil piastras para haceros amueblar una habitación, pero presumo que no estáis dispuesto a repetir todos los días un gasto semejante.
Así, pues, en lugar de acusarle como vos, de un crimen capital, deberé excusarle, si no por haberme salvado la vida, lo cual es exagerar mucho las cosas, por haberme al menos ahorrado cuatro mil piastras, que son veinticuatro mil de nuestra moneda, suma en la que seguramente no me hubieran estimado en Francia, lo cual demuestra -añadió Alberto- que nadie es profeta en su tierra.
Al fin llegó a la aventura de la noche precedente, al apuro en que se había encontrado al ver que le faltaban para completar la suma seis a ochocientas piastras, en fin, a la idea que le ocurriera de dirigirse al conde, idea que había tenido a la vez un resultado tan novelesco y tan satisfactorio.
Ahora os añadiré que desearía, aunque me costara las cuatro mil piastras en que había fijado el rescate de vuestro amigo, que no hubiese acontecido semejante suceso.
Necesitaba, de consiguiente, siete a ochocientas piastras para que entre los dos pudiesen reunir la suma pedida.
La ganancia era enorme si el negocio salía bien, cuando menos tocarían cincuenta o sesenta piastras a cada marinero. El patrón de ''La Joven Amelia'' propuso para este objeto la isla de Montecristo, que, desierta, sin aduaneros ni soldados, parece colocada a propósito en medio del mar allá por los tiempos olímpicos por el mismo Mercurio, dios de los comerciantes y de los ladrones, oficios que nosotros hemos hecho diferentes, pero en la antigüedad, según parece, eran hermanos gemelos.
-Daré dos mil piastras a una persona que yo sé y que obtendrá que la ejecución de Pepino se dilate hasta dentro de un año, luego daré otras mil piastras a otra persona que también conozco y le haré evadir de la prisión.
Cucumetto creyó por un instante que el joven iba a tomarla en sus brazos y huir con ella, pero poco le importaba, había conseguido lo que deseaba, y en cuanto al dinero, trescientas piastras repartidas entre los compañeros hacían una suma tan pobre que le era indiferente el que se las diesen o no.
Carlini se acercó entonces muy gozoso a la joven, le dijo que estaba salvada, y la invitó a que escribiese a su padre una carta en la cual le contase todo lo que había pasado, y le anunciase que su rescate estaba fijado en trescientas piastras.
Examinó la culata primitiva, calculó la figura que había de tener, y al cabo de unos cuantos días hizo otra culata cargada de adornos tan maravillosos que, si hubiera querido venderla sin el cañón, hubiera seguramente ganado quince o veinte piastras, pero él no pensaba hacer tal uso de ella, porque una escopeta había sido durante su vida el pensamiento fijo del joven.
»El carácter de Teresa era entera y totalmente opuesto, viva, alegre, pero coqueta hasta el extremo, las dos piastras que daba a Luigi el mayordomo del conde de San Felice, y el precio de todos los juguetillos que vendía en Roma, se gastaban en pendientes de perlas, en collares, en alfileres, así es que gracias a la prodigalidad de su joven amigo, Teresa era la aldeana más hermosa y elegante de los alrededores de Roma.
Contó el cura esta anécdota al conde de San Felíce, que quiso ver al pastorcito, le hizo leer y escribir delante de él, mandó a su mayordomo que le hiciese comer con sus criados, y le dio dos piastras al mes.
-Y yo, querido maese Pastrini -dijo Franz-, yo que no soy vuestro vecino el millonario, os advierto que como es la cuarta vez que vengo a Roma, conozco el precio de los carruajes, tanto los domingos y días de fiesta como los que no lo son, os daremos doce piastras por hoy, mañana y pasado, y aún sacaréis muy buen producto.
-¡Bien!, voy a apresurarme a ejecutar las órdenes de sus excelencias -dijo maese Pastrini-, pero les prevengo que el carruaje les costará seis piastras al día.
Al día siguiente, compró una barca nueva, y diósela a Jacobo con cien piastras, a fin de que pudiese tripularla, con encargo de ir a Marsella a averiguar qué había sido de un anciano llamado Luis Dantés, que vivía en las alamedas de Meillan, y de una joven llamada Mercedes, que vivía en los Catalanes.
En suma, el viaje no había sido malo del todo y los camaradas, en particular Jacobo, lamentaban que Dantés no hubiera ido, con lo cual tendría su parte en las ganancias, que eran nada menos que cincuenta piastras.
Le daré veinticinco piastras para que me lleve a Liorna.
-Dentro de dos horas -dijo-, esas gentes se volverán a hacer a la vela, ricas con cincuenta piastras, para ir a ganar otras cincuenta exponiendo su vida.

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