Ejemplos con peripecia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cherry se refirió a esta peripecia más adelante como el ' el peor viaje del mundo ', y dio este título a su libro.
Narra la peripecia de dos hermanos alemanes que huyendo de sus problemas personales realizarán una viaje a un monasterio Zen para encontrar finalmente algo que nunca esperaban.
La peripecia es un hecho o circunstancia que está presente en diversas obras narrativas, dramáticas o en cualquier otra obra textual que cite los hechos de algún personaje o historia en concreto que se presenta como una situación adversa y repentina la cual se presentó accidentalmente y sin previo aviso lo cual provoca un cambio en la situación actual que se vive en lo relatado en el texto.
Es, por tanto, una comprensión del hombre más allá de toda posible experiencia con ánimo de obtener una orientación para la peripecia del existir humano.
Se sabe por algunos cronistas como Cieza de León, que un negro fue quien le salvó la vida a Diego de Almagro en la peripecia de Pueblo Quemado, donde fueron duramente atacados por los aborígenes.
Siempre pragmático, ante la disyuntiva de marchar al frente o seguir con su banda, Pérez opta por lo segundo y emprende su peripecia personal para entretener a las tropas de Franco durante la contienda.
Segisama, un libro a modo de album ilustrado en el que narra la peripecia de las Guerras Cántabras desde un punto de vista que mezcla la historia real con la literatura.
En la división entre fábulas simples, episódicas y complejas, se dice que las primeras son aquellas en que el cambio de fortuna se da sin peripecia ni agnición, las segundas son aquellas en que ni siquiera se da la verosimilitud o necesidad en la sucesión de las acciones y las terceras designan a las que presentan al cambio de suerte acompañado de peripecia y agnición.
Anagnórisis y peripecia son términos fundamentales para entender los grados que el estagirita establece sobre el valor de una clase de tragedia respecto de otra, en virtud de su capacidad para desencadenar la catarsis.
A este cambio de suerte en sentido contrario se le llama, la mayoría de las veces, peripecia.
Además de relatar la peripecia de Menocchio, Ginzburg desarrolla en El queso y los gusanos, una hipótesis sobre la cultura popular en la Edad Media a partir del caso del molinero italiano.
En agradecimiento a Zeus por el buen fin de su peripecia, Frixo sacrificó el carnero en su honor, ofreciendo el preciado vellocino al rey Eetes, que lo consagró a Ares.
Fuera de la República Dominicana escribió La póstuma peripecia de Goya, una edición anotada de La Regla Cristiana Breve de fray Juan de Zumárraga, un libro sobre Díaz Mirón, y su poética, varios folletos y numerosas traducciones francesas.
Pepe Monagas, otra vez en papeles, cuenta para Canarias Deportiva una peripecia suya en la fonda El Tarugo.
Después de la cena departió con los de la montería contando la peripecia y cómo había matado al venado, enseguida se fue a dormir.
Además Suguru es un amante de las revistas ecchi, al igual que sus dos mejores amigos, en donde pasaran grandes peripecia por su afición.
El sentimiento de orientalidad surgió sin duda de esta doliente coyuntura como consecuencia de la tristísima peripecia que les tocaba vivir.
Sin embargo, la peripecia de este buque, bautizado como El buque negro por la historiografía inglesa, es un ejemplo de cómo la manipulación propagandística desvirtúa la historia.
Eduardo Gros, protagonista y narrador omniscio de esta historia, nos cuenta en primera persona uno de los capítulos más duros de su peripecia existencial.
Furioso el hombre, que cerró las puertas del camerín, y sacó una navaja, otros que puñal, de este tamaño, con perdón, y amenazó a la Reina con dejarla en el sitio si no firmaba, y no contento con tan tremendísima peripecia, echole mano a la ropa, la obligó a sentarse en el trono, y allí, amenazada la niña con el puñal apuntado a su tierno pecho, no tuvo más remedio que suministrar la firma.
-Sí, sí, buena peripecia nos dé Dios ¡porra! Ha sido.
una fase, una peripecia de la acción, que no ha terminado todavía.
¿A que no me acierta usted la peripecia que le traigo?.
Lo que le decía a usted, estaba vistiéndome para salir a oírla, cuando entró Joaquinito a darme la gran peripecia.
Como que no esperaba la peripecia.
La fisonomía de la señora se iluminó, pues sabía que su amigo llamaba peripecia a toda cobranza inesperada.
Sin embargo esto, ¿creerán mis lectores que algo ocupaba mi espíritu más de lleno que la última peripecia? Pues sí: yo tenía en mi mano la carta cerrada, y la curiosidad por leerla no era curiosidad, era una sed moral más terrible que la sed física que poco antes me había atormentado.
Esta peripecia, relativamente alegre, en el sombrío drama que se desenvolvía, y a todo andar, en aquellos envejecidos ámbitos, me levantó mucho el espíritu.
Después de la escena interesante en que ocurre la peripecia o súbita mutación de fortuna y el reconocimiento inesperado de madre e hijo, que desempeñan mejor los actores que el autor, la buena señora va a buscar a su marido para decirle que se separe de Warner, porque no quiere que su hijo le conozca, y es que ya sabe cómo las gasta, teme que se le seduzca y que le haga pasar al capitán otro rato igual al de marras, y tiene razón: para un militar que viene cansado del camino no sería el mejor recibimiento.

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