Ejemplos con pensamiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y, gracias a Dios, él tiene una cuadra tibia y blanda como una cuna, amable como mi pensamiento.
Por la frente dramática de Apolonio cruza un negro pensamiento.
con una sonrisilla y un retintín que acabaron de emborrachar a don Simón, retintín y sonrisa que en aquel personaje y en aquella ocasión venían a significar un pensamiento que podía traducirse en estas palabras:¡Qué hermoso !.
He procurado olvidarme de que el autor era montañés, y entrañable y fidelísimo amigo mío desde que tengo uso de razón, y amigo de los de mi casa antes que yo naciera, y haciendo un esfuerzo, que me ha costado mucho, y que no pienso volver a repetir, he detenido mi impaciencia, que me llevaba a leer con el pensamiento antes que con los ojos las páginas de un libro, que más que libro parece fragmento de la realidad viva, y he tenido el valor de estarle aplicando por días y días eso que llaman.
El pensamiento artístico de , la idea primera es tan honda, que casi parece un enigma.
Y si esta energía no se desenvuelve en el vacío de la contemplación, ni se apaga estéril en el campo de las ideas y del pensamiento puro, región helada y poco accesible a la mayoría de los humanos, sino que lucha a brazo partido con las fuerzas tiránicas de la naturaleza física o con otras voluntades personales tan imperiosas y tan férreas como la del héroe mismo, la emoción llega a lo trágico, y en medio del conflicto se disfruta el espectáculo más digno de la consideración humana, el que más eleva y ennoblece el espíritu, el de un poder racional y consciente en el pleno uso y ejercicio de su soberanía, que se reconoce y afirma más a sí propia cuando más braman en torno suyo las tempestades y más amenazan vencerla y sumergirla.
ha parecido, no ya a la masa de los lectores, sino a los críticos más agudos y perspicaces, la más novela entre las novelas de Pereda, la mejor compuesta y aderezada, la más grave y madura en el pensamiento, la más apasionada en los momentos de pasión.
Así, el ejemplo del hoy tan olvidado Jouy en , fué despertador para que Mesonero Romanos comenzara su , a pesar de lo cual su obra es muy española en pensamiento y aun en estilo, sin que falten cuadros, como el de , donde la inspiración está directamente bebida en nuestros clásicos del siglo, XVI.
La totalidad y fusión de todos ellos, predominando cada manera según la razón del pensamiento: Cervantes, el primer pensador español.
, todos ellos, cada uno de por sí, denotan inteligencia limitada y escasez de pensamiento.
De haber leído desde la infancia variedad de autores clásicos, ¿cómo habría llegado a hablar y escribir Belarmino? Max Muller repite incontables veces, y lo prueba otras tantas, que pensamiento y lenguaje son idénticos.
Chico, no he venido a que me echases las cartas y me adivinases el pensamiento.
Pues bien, cada una de esas palabras tiene en los diferentes filósofos un significado distinto y tal vez opuesto, y todo porque estos filósofos querían, lo mismo que usted, satisfacer las necesidades de su pensamiento.
Y a todo esto, Belarmino sin entrar en situación, ausente en remotos limbos del pensamiento.
Estaba con la cabeza baja y el pensamiento en lejanía.
La Iglesia es intransigente en materia de ideas y tolerante en materia de acciones: sólo el pensamiento peca.
Como si por un raro don de receptividad inmediata, frecuente en los duólogos íntimos e intensos, don Guillén hubiera trasegado en su cabeza mi pensamiento, dijo:.
Belarmino, ahora, no se desleía en aquellas especulaciones filosóficas, o lo que él entendía por tales, que últimamente, en los dos o tres recientes años, le habían acaparado la actividad del pensamiento y los afanes del pecho, sin dejar lugar ni vado para ninguna otra ocupación o sentimiento, a no ser el amor por su hijita.
Confío que nunca me motejarás, ni con el pensamiento, por haberte empujado por ese camino.
Nunca se lo motejé, ni con el pensamiento.
¿He desnudado mi pensamiento? Su alma se halla todavía en el período infantil, o de idiotez, si ustedes quieren.
Pero, hundido en aquella penumbrosa covacha, oficina en donde se destilaban y clarificaban los enigmas del pensamiento y de la existencia, de continuo a horcajadas sobre su torno de montar, que era Clavileño y era Pegaso, Belarmino se eximía de la gravitación y esclavitud de la materia, volaba libremente por los espacios fantásticos, se cernía en las esferas uranias, contemplaba el diccionarioes decir, el mundodesde perspectivas tan remotas, que acaso se mareaba y se le ponía la carne de gallina.
Como quiera que el Estudiantón había, afortunadamente, comenzado por oír explicar a Belarmino la sinonimia de camello y dromedario, no le cabía duda que cada una de las voces usadas por el zapatero encerraba una representación fija, que las voces se sucedían las unas a las otras con ilación gramatical y lógica, y, en definitiva, que esta ilación formal contenía un fondo de pensamiento original.
Adoptaba la propia actitud de indiferencia filosófica hacia las opiniones ajenas, mientras él conservase la vida y el pensamiento, como hacia los dolores corporales, en habiéndose muerto.
Desde luego, para satisfacer las necesidades de mi pensamiento.
Marchaban por el camino casi desierto, en la penumbra del anochecer, y la misma soledad parecía alejar de su pensamiento todo propósito impuro.
Al pobre Batiste, tan severo y amenazador, lo que más le dolía de todas sus desgracias era el desconsuelo de la pobre muchacha, falta de apetito, amarillenta, ojerosa, haciendo esfuerzos por mostrarse indiferente, sin dormir apenas, lo que no impedía que todas las mañanas marchase puntualmente a la fábrica, con una vaguedad en las pupilas reveladora de que su pensamiento rodaba lejos, de que estaba soñando por dentro a todas horas.
Y el pobre Batiste, con el pensamiento ocupado por tantas desgracias, barajando en su imaginación el niño enfermo, el caballo muerto, el hijo descalabrado y la hija con su reconcentrado pesar, llegó a los arrabales de la ciudad y pasó el puente de Serranos.
Pero ¿no había muerto? Su embotado pensamiento formulaba esta pregunta, y tras muchos esfuerzos se contestaba a sí mismo que había muerto.
Estas angustias del tío por satisfacer su deuda sin poder conseguirlo acabaron por despertar en él cierto instinto de rebelión, haciendo surgir de su rudo pensamiento vagas y confusas ideas de justicia.

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