Ejemplos con paisanaje

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aparicio era buscado para ser domesticado por la fuerza y replegarlo junto al paisanaje de las estancias.
Todo el paisanaje, facón en mano, rodea al recién llegado, pero Don Liborio, para quien el huésped es sagrado, sale en defensa de su invitado, y mientras la gente se va, llevándose sus temores, el anciano se queda en el rancho vigilando.
No obstante, su obra más difundida se centra en el costumbrismo de los rincones más típicos de Jaén, destacando su dibujo de las tascas y el paisanaje de las calles del centro.
En el término de esta cadena de relaciones y conocimientos halló Doña Leandra a una pobre señora que había visto la luz en Aldea del Rey, lugar del propio Campo de Calatrava, con lo que resultaba un paisanaje más familiar, casi con honores de parentesco.
Los leales les hicieron fuego por todas las calles que afluían a la plaza de Oriente, mientras los guardias de Palacio, para proteger la retirada de los suyos, avanzaron hasta los altos de la calle del Viento, desde donde favorablemente podían hacer mucho daño al paisanaje.
Querían los jefes que se retirase el paisanaje, pero el mar y el gentío no suelen obedecer al que les manda quitarse de en medio.
Los alborotadores se multiplicaban a cada momento, pues nuevas oleadas de gente engrosaban la masa principal, sin que un soldado se presentase a contener al paisanaje.
En tanto, la más tremenda lucha de aquel día se empeñaba en la plazuela de Antón Martín, primero, después, en la del Ángel, entre el bravo Gándara y el paisanaje dirigido por el temerario Gracián y otros tales, no menos arriscados y feroces.
Pues bien: supongamos ahora que yo hubiera tenido ingenio bastante para componer un libro de leyendas poéticas y edificantes, llenas de madres resabidas y sentimentales, de padres eruditos y elocuentes, y de hijos galanes, trovadores y sensibles como los pastores de la ''Galatea'', quiero imaginarme que, al pintar el concejo de mi tierra, hubiera arrojado de él al tío ''Merlín'', y puesto por tema de discusión, en vez del que allí se ventiló bajo la impresión de una suspicacia casi estúpida y de una malicia lamentable, tal cual égloga de Virgilio o artículo del ''Código Penal'', como para una asamblea de académicos escrupulosos o de sabios legisladores, supongamos que, en lugar de exhibir a la familia del tío ''Nardo'' vendiendo hasta las tejas para ''echar a América'' al niño ''Andrés'' con la esperanza de verle tornar un día rico e influyente, sin hacerse cargo de los infinitos ambiciosos montañeses que han perecido hambrientos y abandonados en aquellas regiones, hubiera pintado un indiano poderoso en cada casa, arrojando sin cesar talegas de onzas por la ventana y atando los perros con longaniza, supongamos también que, en vez del sencillo mayorazgo ''Seturas'', hubiera presentado un patriarca venerable explicando, bajo los bardales de una calleja, las maravillas de la botánica y de la astronomía, deteniéndose extáticos, ante la majestad de su palabra, los tardos bueyes, los fieles canes y los rizados borregos, supóngase asimismo que, en lugar de admitir como base del carácter del campesino montañés el puntillo y la suspicacia, causa de tantos males en este país, donde todos los días es una verdad el ''paso'' de ''Las Aceitunas'' del buen Lope de Rueda le hubiese poblado de hombres infalibles y longánimos, sin más tribunales que el de la penitencia, ni otras leyes que las del Decálogo, supongamos, además, que, en lugar de ''Cafetera'' y de la nuera del tío ''Bolina'', y de otros personajes ''ejusdem farinae'' que andan por el libro, hubiera presentado algo parecido a los marineritos que bailan en el teatro la ''tarantela napolitana'', y a las bateleras del ''demimonde'' en las regatas del Sena, supongamos, en fin, que yo hubiera sido capaz de crear un país y un paisanaje con todos los primores que caben en la naturaleza y en la humanidad, y de sacar a la plaza pública esa creación con el título de ''Escenas Montañesas'': ¿qué hubieran dicho entonces de ella esos mismos señores a quienes dedico estas líneas? De fijo: «Hombre, esto es muy bueno sin duda, pero tiene tanto de montañés como nosotros de turcos.
Infeliz que se atreva, el policía, a no denunciarlo, pues Gorro Blanco no admite amistades entre su gente y el paisanaje, considerando con razón que pronto se volverían complicidad.
A la sazón venía por la calle de San Bartolomé un grupo de talaveras que, viendo a su capitán en atrenzos, desenvainaron las bayonetas y se lanzaron sobre el paisanaje, hiriendo a roso y belloso.
En el extremo izquierdo de la línea, donde el paisanaje armado ayudaba a los militares como podía, Leoncio se separó del grupo buscando a su amigo Ibero, a quien vio correr y perderse entre unas encinas.
Segis me aseguró que en una vivienda obscura de la calle de la Aduana tenían Ladevese y Santamaría la oficina revolucionaria, en que tramaban un alzamiento combinado de paisanaje y tropa.
Partió Serrano a galope sin que le tocaran los disparos que en las calles afluentes a las del Arenal le hizo el paisanaje.
En esta situación tumultuosa, guiados por un entusiasmo nervioso y verbal, llegaron a Santo Domingo, donde ya el paisanaje hacía un bosquejo de barricada enfilando la calle de Preciados.
Él no dice nada, pero bien se le conoce que está más que harto de este paisanaje, y que el mejor día se nos atufa, lo echa todo a rodar, y adiós Libertad, adiós Trono, adiós Milicia.
En los caminos españoles no temo yo a los tacaños, sino a las partidas que a lo mejor pueden levantarse, producto espontáneo del suelo, a los ejércitos que se pronuncian por un quítame allá esas pajas, a las juntas patrióticas, al paisanaje que politiquea con formas de bandolerismo.
Tiburcio Gamoneda, que se había fogueado en diferentes puntos de Madrid, nos contó que si terribles fueron los combates de las plazas del Ángel y Antón Martín, donde Bartolomé Gracián con sus valientes le quitó los moños al fantasioso de Gándara, también se habían machacado las liendres paisanaje y tropa, allá en el tras de la Universidad, plazuela de los Mostenses y calle del Álamo.
Y después de hablar así del paisaje, echóse a estudiar el paisanaje, es decir, la masa popular, en la cual reside siempre, y en todas partes, el sello típico del país, el verdadero color de localidad: pero tanto y tanto resabio censurable encontró en él, tanta y tanta inconveniencia admitida y respetada por el uso, tanto y tanto defecto condenable ante el más rudimentario código de policía y buen gobierno, que, olvidado de que semejantes contrastes son moneda corriente aun en las capitales más importantes de España, exclamó con desaliento:.
El paisanaje se dispersó, filtrándose por los edificios.
Puede que haya llevado a la Reina unas palabritas del paisanaje.
¡qué bulla, qué entusiasmo!, y en medio del paisanaje un militar a caballo, con su ordenanza, también a caballo.
Combinados el incendio y los porrazos, cedió al fin la dura puerta de Gobernación y entró el paisanaje, encontrando a la Guardia Civil y soldados en correcta formación descansando sobre las armas.
Comprendí que la misión de estos pájaros en Madrid no era otra que levantar al paisanaje y encender la lucha de barricadas.
Esto no podía permitirse a un facha, a un Don Levosa, personaje de poco acá, y los de Tropa debían volverse todos contra él, negando el derecho del paisanaje a mandar a los españoles.
Todos los paisanos lo recibieron con muestras de la mayor alegría, pero él prescindió del paisanaje y se dirigió al presidente que estaba contando el dinero que le mandara ofrecer.
Cuentan entre otros un episodio de la vida de Moreira, en estas elecciones, que da una idea de la fortaleza de aquel espíritu y del dominio que llegó a ejercer sobre el paisanaje.
La voz de aquel suceso llevaba por los que habían estado en el velorio, se desparramó por todo el pueblo con tal rapidez, que todo el paisanaje conocía la cosa con «pelos y señales» comentando el hecho de una manera poco favorable para la justicia de paz, que se ha hecho odiosa a todo habitante de campo.
Cuando se tenía noticias de algún bandido de esos que suelen aparecer de cuando en cuando, Moreira iba sólo en su busca, y lo prendía, ya convenciéndolo que era inútil resistírsele, ya luchando con él para reducirlo a prisión, lo que le dio un gran prestigio entre el paisanaje, y le captó por completo el aprecio de los habitantes del pueblo.
A los bailes que Moreira improvisaba en casa de Vicenta, asistían además del paisanaje, el teniente alcalde del cuartel que habitaba y uno que otro comerciante amigo del paisano o de la familia.

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