Ejemplos con oscurecía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estas cerdas procedentes de animales que vivían en parajes muy fríos se caracterizaban por tener un cuerpo muy recio, de gran nervio, de color blanco que se oscurecía ligeramente en su flor.
Vieron como un torrente de humo y gases se alzaba desde el cráter, oscurecía el cielo y revolvía el mar.
El cielo se nublaba lentamente, y se oscurecía la capilla.
El polvillo del carbón oscurecía la tierra, marcando las huellas de los carros, y a unos trescientos metros de donde paraban los trenes, indicando la entrada en agujas, empezaban a brillar los farolillos rojos y las señales de la vía.
El día iba descendiendo, y la iglesia se oscurecía por grados, pero una de las madres, tirando de unas cuerdas, descorrió la cortina negra de la alta ventana del coro, y entonces entró la luz crepuscular, dando a todo su verdadera forma.
Por lo que hace a Pericles, los sucesos mismos hicieron muy luego conocer a los Atenienses su falta y echarle menos, pues aun con los que mientras vivía llevaban mal su poder por parecerles que los oscurecía, luego que faltó y experimentaron a otros oradores y demagogos, confesaban a una que ni en el fasto podía darse genio mas dulce, ni en la afabilidad más majestuoso, y se echó de ver que aquella autoridad, un poco incómoda, a la que antes daban los nombres de monarquía y tiranía, había venido a ser la salvaguardia del gobierno: tanta fue la corrupción y perversidad que se advirtió después en los negocios, la cual él había debilitado y apocado, no dejándola comparecer, y menos que se hiciera insufrible por su insolencia.
Su vida dispendiosa y descuidada había contribuido sin duda a precipitar la ruina de aquella casa, antes rica y envidiada, y aquel dolor impreso de continuo en la fisonomía del atareado comerciante, aquel sello de tristeza que la oscurecía, no eran el efecto natural de una salud quebrantada por el trabajo, sino la huella de una gran pesadumbre, hija quizá del temor de que algún día tuviera ella que conocer la causa.
Después, cuando el rey volvió en sí, le contó toda la historia, y le dijo: ¡El que ha matado a tu hija es uno de los negros del rey Omar Al-Nemán, ese rey lleno de lubricidad que ha hecho lo que ha hecho con tu hija! Y el rey Hardobios, al oír estas palabras, vió que todo el mundo se oscurecía, y resolvió tomar una venganza terrible.
Pero enseguida vió que el cielo se oscurecía por encima de él con una nube de grandes aves de rapiña, como buitres y gavilanes, que empezaron a dar vueltas en grandes círculos, acercándose cada vez más.
Leyóse el contrato en medio del silencio más profundo, pero concluida la lectura empezó de nuevo el murmullo, doble de lo que antes era: aquellas inmensas sumas, aquellos millones, que venían a completar los regalos de la esposa y las joyas exhibidas en una sala destinada a aquel objeto, habían doblado la hermosura de Eugenia a los ojos de los jóvenes, y el sol se oscurecía entonces ante ella.
Era la hora del regreso, el cielo se oscurecía, la multitud se apiñaba, rodaban miles de coches de diferentes formas, y se veían ya algunos faroles encendidos.
Mientras más descendía, más se oscurecía todo a su alrededor y más brillaba su hijita, su pequeño ángel, en su corazón.
En este punto vimos que señá Chanfa oscurecía la habitación ocupando con su corpacho toda la ventana, por la cual largó un plato con media docena de sardinas y un gran pedazo de pan de picas, con más un tenedor de peltre.
No demos demasiado valor a los males que hicimos, no recordemos demasiado los momentos en que la noción de nuestro destino se oscurecía.
Apagado el entusiasmo que la presencia de mi mujer despertaba en mí, se me oscurecía la confianza, y un desconsuelo intensísimo se me posaba en el corazón.
La habitación se oscurecía lentamente, llenándose de tristeza fúnebre, en la cual no tenía poca parte el rezo cadencioso del diminuto clérigo.
Todo lo oscurecía aquella luz, semejante a la que debe existir en el Limbo, convidando al sosiego y a un medio sueño parecido al estupor.
Desplomábase con lenta caída el día sobre la tarde, la tarde sobre la noche, y la casa se oscurecía gradualmente.
Pensaba en la suerte de su niña, y aquella boda oscurecía más aún el misterio de su destino.

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